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"Tenéis que tener mucho cuidado con el taller al que lleváis vuestro coche", así comienza un revisor de vehículos, una explicación en la que muestra una furgoneta, concretamente una Peugeot Boxer. El automóvil no ha podido pasar la Inspección Técnica de Vehículos (ITV), a consecuencia de un fallo motor que aparece señalizado en el cuadro principal, en color naranja.

Concretamente, tiene un error de cortocircuito en el caudalímetro. Este es el encargado de medir la cantidad de aire que entra al motor, lo que reduce el uso de combustible y las emisiones contaminantes.

Su precio con mano de obra puede llegar a costar hasta 500 euros. El problema, en el caso propuesto, reside en que han cambiado directamente la pieza sin comprobar si la avería provenía de algún otro lugar o sensor de la misma.

Imagen del piloto que indica fallo motor. Getty Images

Para solucionarlo y que la corriente llegue de manera correcta, el revisor hizo él mismo un empalme con los cables, con lo que se consigue que desaparezca el piloto del cuadro. "Ese apaño que le he hecho es suficiente para borrar la luz", aclara.

Aunque para hacerlo es necesario conectar la máquina de diagnosis con la que elimina los datos del sistema, borrando los códigos de error e incluyendo el kilometraje del vehículo. "Así poder pasar la ITV y devolver los 200 y pico euros que ha costado el caudalímetro", declara de este modo en su publicación.

Tras comprobar que la luz ha desaparecido, lo que hace el entendido es circular durante varios kilómetros con el vehículo para comprobar que no vuelva a aparecer.

Un síntoma que puede indicar que el coche tiene este fallo si salta el sensor, es que no cuente con la fuerza habitual, junto con las vibraciones e incluso si se observa humo negro por el tubo de escape.

El entendido finaliza argumentando sobre la fiabilidad de los talleres mecánicos. "Quiero dejar totalmente claro que conozco una gran cantidad de talleres muy profesionales, pero siempre queda alguno por ahí que te lo hace de aquella manera".