El Grupo Renault ha decidido cambiar la forma de contabilizar su participación en Nissan. Desde finales de junio, los resultados de la multinacional nipona ya no influyen en los del grupo automovilístico francés, un cambio que ha afectado a las cuentas del primer semestre.
Todo ello en un momento en el que Nissan pasa por una situación delicada por recortes de hasta 20.000 puestos de trabajo y el cierre de siete fábricas a nivel mundial.
Por su parte, el Grupo Renault vive uno de sus mejores momentos tras lograr una rentabilidad del 7,6% en 2024, gracias al plan Renaulution impulsado por el ahora nuevo consejero delegado de Kering, Luca de Meo.
El cambio contempla que la participación del Grupo Renault en Nissan, del 35,71%, deja de contabilizarse por el método de participación. Del total de participación del consorcio galo en Nissan, el 17,05% es directa y el resto es a través de un fideicomiso.
Ahora mismo, se contabiliza como un activo financiero basado en el valor bursátil de Nissan.
Este nuevo tratamiento contable acarrea ya unas pérdidas de 9.500 millones de euros en el primer semestre del año para el Grupo Renault. Este guarismo se explica por la diferencia entre el valor contable de la participación y su valor de mercado.
Ahora bien, este cargo no afectará a las previsiones del Grupo Renault para el ejercicio 2025 ni a los dividendos.
Recorridos distintos
La realidad de ambas compañías transcurre por caminos bien distintos. Mientras que el Grupo Renault logró en 2024 un beneficio de 891 millones de euros, un 61,5% menos en la comparativa interanual, Nissan cerró el ejercicio fiscal 2024 con unos números rojos de 4.082 millones de euros.
La nueva forma de contabilizar la participación en Nissan tampoco tendrá impacto en las colaboraciones entre ambas firmas automovilísticas.
Cabe recordar que Renault ha sido de las pocas automovilísticas que no han presentado una revisión de sus previsiones financieras en un entorno marcado por el incremento de aranceles de la Administración Trump y por la competencia china.
También es preciso reseñar que el consorcio automovilístico francés no tiene actividad en territorio estadounidense.
La multinacional nipona, por su parte, no ha podido recuperarse tras la crisis generada por Carlos Ghosn, quien estimó unas previsiones de producción elevadas que han chocado con la realidad.
Por este motivo, unido a una competencia atroz en materia de movilidad eléctrica, la compañía se ha visto obligada a repensar el negocio. Una situación que le corresponde al mexicano Iván Espinosa.
Cambio de timón
Tanto el Grupo Renault como Nissan se encuentran en un proceso de transformación en materia de dirección.
Si bien Luca de Meo ha abandonado la industria automovilística para unirse al sector del lujo como nuevo consejero delegado de Kering, Iván Espinosa ha tomado los mandos de una empresa que afronta un momento delicado.
Las medidas que acometerá Nissan son dolorosas, dado que suprimirá 20.000 puestos de trabajo, incluido en Japón, su mercado local. A ello se suma el cierre de siete plantas.
Renault, por su parte, se halla inmersa en la tarea de sustituir a Luca de Meo. Algo que no es sencillo, dado el buen resultado generado por Luca de Meo en un quinquenio.
El directivo italiano logró sacar al grupo de los números rojos y lo ha dejado en su mejor momento, con una rentabilidad del 7,6%.
