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Pocos trucos resultan tan eficaces a la hora de pasar la ITV como realizar una revisión previa completa en un taller de confianza. Ya no es solo una recomendación: es la clave oculta para evitar sorpresas el día de la inspección y garantizar que el coche cumpla con los requisitos legales sin contratiempos.

En España, la ITV evalúa un buen número de componentes técnicos y de seguridad —iluminación, frenos, neumáticos, emisiones, niveles de líquidos, entre otros— más allá de la mera revisión visual. La mayoría de rechazos (hasta un 27,5 %) están provocados por fallos en alumbrado, neumáticos, suspensión o emisiones. Una inspección previa permite identificar y corregir estos defectos con antelación, ahorrando tiempo, dinero y evitando una segunda visita al centro ITV.

Un taller de confianza especializado en Pre-ITV revisa los mismos puntos clave que serán evaluados durante la inspección oficial. Entre los más relevantes, se encuentran:

Sistema de iluminación y señalización. Se comprueba que todos los faros, intermitentes, luces de freno y matrícula funcionen correctamente y no presenten daños ni fallos eléctricos.

Neumáticos. Se verifica que la profundidad del dibujo supere el mínimo legal de 1,6 mm, que no haya cortes, deformaciones o desgaste irregular, y que la presión sea la adecuada.

Frenos. Se analiza el estado de discos, pastillas y nivel del líquido de frenos, así como posibles ruidos, desequilibrios o vibraciones anómalas durante el frenado.

Líquidos del motor. El técnico revisa los niveles de aceite, refrigerante, líquido de frenos y del limpiaparabrisas, asegurándose también de que no existan fugas visibles.

Emisiones y escape. Se examina el sistema de escape para detectar posibles fisuras o pérdidas, y se comprueba que el vehículo no supere los límites de emisiones contaminantes establecidos.

Elementos de seguridad y carrocería. Incluye una revisión de cinturones, retrovisores, parabrisas, lunas, placas de matrícula, sistema de dirección, suspensión, chasis y mecanismos de cierre.

Esta revisión detallada permite corregir fallos comunes antes de acudir a la ITV, reduciendo significativamente las probabilidades de recibir un informe desfavorable y, por tanto, evitando una segunda cita.

Lo ideal es programar la revisión previa de dos a tres semanas antes de la cita de la ITV. De este modo, si se detecta algún fallo, el taller puede solucionarlo sin urgencias. Además, elegir un taller de confianza aporta tranquilidad, asesoramiento y transparencia sobre el estado real del vehículo.

Ahorro de dinero y tiempo

Aunque implica un gasto adicional, esta revisión preventa suele costar entre 50 y 100 €, mucho menos que repetir la ITV o afrontar reparaciones urgentes. El coste puede incluso ser inferior al de sustituir una bombilla o parchear un foco, fallos que pueden provocar una deficiencia grave.