Hace solo unos días, entraba en vigor el verano. Una estación que suele traer consigo las altas temperaturas y, para variar también este año, posibles problemas a los motores de gasolina.

El organismo que advierte de este nuevo problema es, ni más ni menos, que ACEA (la Asociación Europea de Constructores de Automóviles). Esto quiere decir, por tanto, que estamos ante una fuente completamente fiable en la automoción y de la que deberíamos prestar atención.

Pues bien, según ACEA, como el confinamiento ha traído consigo la disminución del consumo de combustible, esto se ha traducido en los tanques de las gasolineras y las reservas de las compañías petrolíferas estén ‘repletos’ de combustible almacenado.

Un combustible (hablamos de la gasolina) que, además, estaba pensado para que se ‘consumiera’ en invierno y no en el verano donde las temperaturas son más altas.

Y aquí es donde viene el problema. Según señala ACEA “el uso de la gasolina de grado invernal a medida que aumentan las temperaturas puede llevar a los clientes a ver algunos problemas operativos con sus vehículos”.

Unos problemas, de los que según este organismo “no se pueden considerar como responsables a los fabricantes de vehículos”.

Diferentes gasolinas: de invierno y de verano

Para entenderlo de forma fácil, podemos señalar que existen dos tipos de gasolina: una de invierno y otra de verano. La de invierno es una gasolina con una determinada presión de vapor necesaria para el arranque en frío del motor. En invierno esta presión del vapor se sitúa, entre los 45 y los 60 kPa de presión de vapor, en firmas comerciales como Repsol.

Y luego está la de verano, donde la presión del vapor se sitúa entre los 50 kPa y los 80 kPa de máximo, en Repsol. Es decir, cuando empieza el calor no se debería repostar un vehículo con gasolina de invierno que estuviera por encima de los 60 kPa de presión de vapor.

Al diésel no le afectarían estos problemas que sí ocurren en la gasolina.

Excedente de gasolina de invierno

La cuestión es que con la limitación de la movilidad, se ha creado un excedente de gasolina de invierno, con mayor presión de vapor, que se debería haber consumido con las temperaturas bajas, es decir en las semanas anteriores.

En este sentido, los proveedores de combustibles tenían como fecha clave el 1 de mayo. Hasta ese día, pueden por normativa servir gasolina invernal. Sin embargo, a partir de entonces, la gasolina tiene que tener menor presión de vapor.

Para intentar reducir este stock de gasolina, desde ACEA señalan que algunos estados miembros de la Unión Europea pidieron que se prolongara más allá del 1 de mayo la venta del combustible de invierno.

Y en este sentido, por ejemplo, desde Estados Unidos se aumentó el plazo para el uso de la gasolina de invierno hasta “el 20 de mayo de 2020”, según ha anunciado la EPA, Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos.

Existen gasolinas de verano y de invierno.

Problemas de los motores

Sin embargo, para evitar problemas posteriores al vender gasolina de invierno en verano desde ACEA han querido dejar claro su preocupación ante:

• El repostaje de un vehículo con gasolina de invierno en un país o zona donde las temperaturas son cálidas puede provocar problemas como el bloqueo del vapor, el estancamiento del motor o la imposibilidad de que el motor arranque, además de generar problemas generales en el vehículo.

• La utilización de gasolina de mayor volatilidad en lugares con temperaturas más cálidas puede conducir a un aumento de las emisiones.

• Los sistemas de control de emisiones realizarán más operaciones y purgarán más. Y si el sistema operativo se satura, los sistemas de diagnóstico del vehículo pueden indicar fallos o mal funcionamiento con testigos en el cuadro de instrumentos.

La movilidad ha dejado las calles vacías.

No se les puede pedir responsabilidades a los fabricantes

El motivo de esta comunicación por parte de ACEA es para eximir de responsabilidades a los fabricantes.

Según ACEA “la industria del automóvil no puede aceptar responsabilidad por el incumplimiento del vehículo durante ese período (y más allá con gasolina de grado de invierno todavía en tanques de combustible del vehículo) o casos en los que se considera que el combustible” es la razón de estos posibles problemas.

En este sentido, desde ACEA señalan que Europa, por medio de la Comisión Europea, “tomará una opinión al respecto en coordinación con los Estados miembros que ya están considerando medidas”.

“Si se otorgan tales extensiones en el tiempo, señala ACEA, las autoridades crearán un sitio web que informe al consumidor de la necesidad de vender gasolina de invierno más allá del tiempo normal y del posible impacto que puede tener en los usuarios y los vehículos”.

No se puede usar el diésel de los aviones

Es otra de las grandes cuestiones que se plantearon en su momento. Con la llegada del coronavirus, el transporte aéreo también ha descendido enormemente lo que ha hecho que también aumenten las reservas de gasóleo de aviación.

Y desde algunos sectores se ha preguntado si sería posible utilizar ese combustible de los aviones para mezclarlo con el diésel tradicional y así que se puede utilizar en el transporte por carretera.

Y desde ACEA señalan que su posición es «completamente contraria» a la de mezclar combustible de aviación con diésel de transporte por carretera. Según este organismo el combustible de aviación tiene un mayor contenido de azufre que el diésel de carretera, por lo que un mal uso podría afectar al motor de los coches.

«El uso de un diésel mezclado con combustible para aviones no estaría cubierto por las garantías del vehículo, por lo que las consecuencias serían pagadas por los proveedores y conductores con posibles arreglos de cientos de euros», ha sentenciado ACEA.

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