Los radares detectores de velocidad se han convertido en una parte más del paisaje automovilístico español. Estos sistemas, con más de 50 años de historia en nuestro país, son cada vez más sofisticados y avanzados, determinando con extraordinaria precisión la velocidad de los vehículos. 

El radar más temido por los conductores españoles no es aquel capaz de detectar excesos de velocidad en más de un carril de forma simultánea, ni tampoco aquel montado en un coche camuflado que se esconde en la esquina más recóndita, sino uno que surca el cielo con rapidez. Sí, hablamos de los radares Pegasus que montan una flota de ocho helicópteros de control de la DGT. 

Los "Pegasus", como se conocen coloquialmente, son una pequeña parte de los más de 1.000 radares repartidos por toda la red de carreteras nacional, pero su efectividad es tan alta que se sitúan como la clase de radar más eficaz a la hora de detectar infracciones de tráfico. 

Los radares Pegasus están compuestos por dos cámaras que trabajan de forma simultánea. La primera, panorámica, es la encargada de seguir el movimiento del vehículo y determinar su velocidad mientras que la segunda, un gran teleobjetivo, se utiliza para conocer la matrícula o, dependiendo de la infracción que se esté cometiendo, determinar si en el interior del vehículo el conductor circula sin cinturón o utilizando el teléfono móvil. 

Controlado por un agente especializado, el helicóptero, que puede operar desde alturas que alcanzan el kilómetro, sobrevuela las zonas más transitadas para localizar a infractores. Cuando se localiza a un vehículo que circula con exceso de velocidad, el sistema efectúa tres mediciones, una cada tres segundos, para determinar la velocidad media, que será la que se utilice como referencia para la sanción. 

Con un rango de detección que abarca desde los 80 hasta los 360 km/h, es muy difícil que un infractor escape de las "garras" de Pegasus, que se ha convertido en una de las herramientas más eficaces a la hora de sancionar a conductores que no respetan las normas de circulación.

Tal es así, que los radares Pegasus han sancionado, desde su puesta en funcionamiento en el año 2013, a uno de cada cuatro conductores analizados hasta el punto de superar, a día de hoy, las 20.000 denuncias por infracciones, un ratio de efectividad extremadamente alto. 

El coste de los sistemas instalados en los helicópteros supera los 150.000 euros, a lo que hay que sumar los aproximadamente 1.500€ que cuesta cada hora de vuelo con los helicópteros que los equipan. Pese a las críticas, la DGT mantiene que este método de control es más eficaz que los radares tradicionales, por lo que parece que los radares Pegasus serán cada vez más comunes.