Toca pasar por la gasolinera para rellenar el depósito de nuestro vehículo. Este acto, que ya hemos asumido totalmente, y que muchas veces hacemos sin pensar -o al menos sin pensar más allá de lo que nos vamos a gastar en combustible- conlleva además escoger el tipo de combustible que queremos que nuestro vehículo consuma. 

Como todos sabemos, a día de hoy podemos escoger diferentes "calidades" en torno al combustible de nuestros vehículos. La práctica totalidad de las petroleras de nuestro país ofrecen los dos combustibles en su "versión estándar" y, a mayores, los denominados como "combustibles premium", que disfrutan, a priori, de unas mejores cualidades a cambio de un precio algo superior. 

Pero, ¿tanta diferencia hay como anuncian las petroleras? ¿de dónde viene ese combustible "optimizado"? ¿merece la pena pagar algo más por un combustible mejor? ¿por qué algunos motores necesitan de un combustible mejor, y otros propulsores no "sienten" la diferencia?

Para empezar, conviene puntualizar que, al menos en nuestro país, todos los combustibles llegan del mismo sitio. Sí, todos los hidrocarburos que encontramos en cualquier estación de servicio de nuestro territorio procede del mismo sitio, de CLH, Compañía Logística de Hidrocarburos, que se encarga de reunir todo el combustible que llega de las refinerías. 

Una vez en CLH, los diferentes distribuidores -Repsol, Campsa, Cepsa, Shell, etc- son los encargados de añadir los aditivos de desarrollo propio con el fin de mejorar las cualidades del combustible, dando lugar a los diferentes productos de las diferentes marcas que encontramos en las gasolineras. Por tanto, se puede afirmar que todos los combustibles son iguales en una primera fase, adquiriendo cualidades propias tras un proceso de aditivado. 

Más allá de la calidad del propio combustible, regulado y garantizado ya de forma muy exhaustiva por las autoridades sea cual sea la bandera de la gasolinera, conviene tener precaución con otro tipo de variables como el trato que el combustible recibe una vez llega a la gasolinera

Corren rumores populares que nos hablan de problemas en los tanques de almacenamiento de las gasolineras, sobre todo en los depósitos de los combustibles premium, que hipotéticamente podrían estar más descuidados debido a su menor demanda. Normalmente estos rumores son infundados, pero sí que es recomendable cerciorarse de que nuestra gasolinera cumple con los estándares de calidad exigibles.

De cualquier forma, y según nos cuentan las diferentes firmas que comercializan combustibles en nuestro país, los carburantes "premium" ofrecen una serie de ventajas añadidas que, dependiendo de la marca, anuncian una mejora en el rendimiento, una combustión más limpia o una rebaja en el consumo. 

¿Qué hay de verdad en eso? La realidad es que no hay ningún estudio claro que nos hable de las ventajas de este tipo de combustibles, ya sea el diésel o la gasolina. Algunos usuarios hablan de una mejora en las prestaciones de sus motores, pero por contra hay otros clientes que no detectan ninguna ventaja al utilizar estos carburantes. 

Un caso diferente es el de los vehículos cuyos motores, por su propia concepción, necesitan combustible premium para funcionar correctamente. Estas exigencias las solemos encontrar en los motores de altas prestaciones, generalmente de gasolina, que precisan de gasolinas de, al menos, 98 octanos para desarrollar toda su potencia. 

No obstante, cualquier motor moderno es capaz de funcionar, a día de hoy, con gasolina de 95 octanos con seguridad, al menos de forma temporal, gracias a sistemas como los sensores de picado, que regulan el encendido de las bujías dependiendo de la calidad del combustible para que no se produzca el "autoencendido". 

El autoencendido es un fenómeno indeseable en los motores de gasolina, ya que perjudica a diversas partes mecánicas del propulsor, reduciendo además su rendimiento. El índice de octanaje de la gasolina hace referencia a la capacidad antidetonante del combustible. A mayor octanaje, mayor resistencia, motivo por lo que algunos propulsores necesitan de estos tipos de gasolina para funcionar correctamente. 

En el caso de los motores diésel, la principal ventaja del gasóleo premium la encontramos en la mayor proporción de agentes detergentes, que mantienen limpios tanto la cámara de combustión como todo el circuito de alimentación de combustible. Sin embargo, conviene destacar que el gasóleo hace también las funciones de agente lubricante para determinados componentes como la bomba de inyección o los propios inyectores. 

Es por ello que la utilización constante de este tipo de gasóleos premium no siempre es recomendable, ya que a la larga puede resultar perjudicial para los mencionados componentes debido a la ausencia de una correcta lubricación por parte de un gasóleo "demasiado limpio".