¿En qué momento un gato comprende su naturaleza? Según explica Marta Olivares, especialista en comportamiento animal, el desarrollo de un felino es un proceso complejo que va mucho más allá del crecimiento físico.
Al igual que los humanos, los gatos son una especie altricial, lo que significa que dependen del aprendizaje para poder desenvolverse de forma eficiente en un ambiente que suele ser muy cambiante. Por esto, las primeras semanas de vida son cruciales.
"Durante los primeros 15 días, los gatitos son neonatos delicados", cuenta Olivares. Mantienen los ojos cerrados, las orejas plegadas y dependen del calor y la alimentación materna.
Imitar los cuidados
En ausencia de la madre, la etóloga subraya la importancia de imitar sus cuidados, no solo en alimentación y temperatura, sino también en la estimulación táctil. "Acicala a los pequeños continuamente, algo que es muy beneficioso para su regulación del estrés", señala la experta.
Para replicar esto en gatitos huérfanos, ofrece un consejo sorprendente pero eficaz: "Puedes coger un cepillo de dientes y hacer una especie de cepillado como una imitación del acicalamiento" lo que contribuye a que sean adultos más estables.
Además, es vital estimular el reflejo anogenital para que hagan sus necesidades, una tarea que en la naturaleza realiza la madre mediante el lamido, siendo este el único caso de coprofagia (ingesta de heces) considerada válida y natural en la especie.
La identidad felina
Entre la tercera y la quinta semana, el gatito comienza a explorar. Se despliegan sus orejas, aparecen los incisivos y mejora su agilidad. Sin embargo, el hito más crucial de esta etapa es el inicio del período de sociabilización.
Es en este momento cuando se responde a la gran pregunta. Según declara la etóloga: "La sociabilización es cuando el gatito aprende qué es un gato y lo que supone ser uno y cómo relacionarse con el entorno".
Es un periodo vital para que el animal adquiera las pautas propias de su especie y cree asociaciones positivas con los estímulos que le rodean.
La experta advierte que la falta de experiencias o las vivencias negativas en esta fase pueden derivar en futuros problemas de comportamiento. "Un gato que jamás se ha relacionado con un perro, cuando sea mayor no le va a hacer mucha gracia ver uno".
Hacia la independencia
A partir de la sexta semana, el gato empieza a moverse con la coordinación de un adulto en miniatura. Para la octava semana, ya tienen todos los dientes de leche y se consideran lo suficientemente independientes para ser adoptados.
No obstante, la ventana de aprendizaje continúa abierta. Marta insiste en aprovechar hasta la novena semana para exponer al gato a diversos estímulos (personas, ruidos, otros animales), siempre bajo la premisa del refuerzo positivo.
"Cuantas más asociaciones positivas cree de pequeño, mejor gestionará esas interacciones como gato adulto". Aun así, es importante saber introducir de la forma adecuada esos estímulos, especialmente con niños.
"No se trata de exponerlo al niño para que lo persiga o lo coja". La interacción debe respetar el ritmo del animal, premiándole simplemente por estar tranquilo en presencia del estímulo nuevo, permitiendo que el gato decida cuándo y cómo acercarse.
Para concluir, la educadora recuerda que ante cualquier duda sobre salud o conducta, acudir a veterinarios y etólogos desde el principio es la mejor inversión para evitar problemas médicos y de comportamiento a largo plazo.
