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¿Alguna vez has visto a tu perro "coger del hocico" a otro? Este curioso comportamiento, en el que un perro coloca suavemente su boca sobre el hocico de otro, a veces mostrando los dientes, puede parecer una actitud amenazante, pero en realidad es parte de su lenguaje social natural.

Lejos de ser una muestra de agresividad, este gesto suele verse entre perros que tienen confianza y se conocen bien. Así lo explican Alba y Víctor, educadores caninos y veterinarios, en un vídeo de Instagram: "No aparece entre desconocidos, sino entre compañeros que ya han establecido cierta relación".

Un lenguaje de calma y corrección

Los etólogos interpretan esta conducta como una forma sutil de comunicación que puede tener varios significados, según el contexto y la intensidad con que se realice. Puede querer decir "relájate", "todo está bajo control" o incluso "estás pasando un límite, pero te lo digo con calma".

En manadas de perros o grupos estables, los ejemplares adultos suelen realizar este gesto con animales más jóvenes o excitables. Lo hacen especialmente cuando estos últimos se muestran demasiado invasivos o insistentes en el juego. De esta manera, los mayores marcan un límite sin llegar a la agresión: un recordatorio amable de las normas sociales del grupo.

Una muestra de vínculo y confianza

Aunque a veces tiene una función correctiva, no siempre es así. En ocasiones, el "coger del hocico" es simplemente un gesto amistoso, un contacto social que refuerza la unión entre dos perros. Similar al saludo o al acicalamiento mutuo en otras especies, refleja una relación basada en la seguridad y el respeto.

Este tipo de comportamientos son un buen indicador del grado de confianza entre los miembros del grupo, y observarlos puede ayudarte a entender cómo se llevan tus perros entre sí.

Leer el contexto

Para los tutores, es importante saber leer el contexto. Si el gesto se realiza con movimientos suaves, sin tensión corporal, con colas relajadas y sin gruñidos, puede considerarse una interacción normal y saludable.

En cambio, si se observa rigidez, presión excesiva de la boca, gruñidos o miradas fijas, el mensaje cambia: el perro podría estar a punto de pasar de una advertencia calma a un enfrentamiento. En esos casos, conviene intervenir suavemente, redirigiendo la atención de los perros antes de que la tensión escale.

Comprender para convivir mejor

El lenguaje corporal canino es complejo y lleno de matices. Aprender a interpretarlo permite a los humanos facilitar una convivencia más equilibrada, evitar malentendidos y fomentar relaciones más estables entre los perros y sus compañeros humanos. Observar, entender y respetar sus señales es una forma de cuidar también su bienestar emocional.