Por estas fechas, los veterinarios de urgencias saben que algo cambia. Aumentan las luces, los villancicos… y también las consultas por perros y gatos que han tenido acceso a dulces navideños.
Turrón, mazapán, polvorones, roscones o chocolates se convierten, año tras año, en desencadenantes de intoxicaciones que muchos tutores no ven venir. Cada Navidad atendemos casos que pueden ser graves y que se podrían haber evitado.
La casuística es tan recurrente que diciembre y enero son meses de especial actividad pericial relacionada con intoxicaciones alimentarias en animales de compañía.
El peligro oculto en la mesa navideña
Los ingredientes tóxicos para mascotas están mucho más presentes de lo que los tutores imaginan. El chocolate contiene teobromina, peligrosa incluso en cantidades pequeñas. El xilitol —edulcorante habitual en productos "sin azúcar"— puede provocar hipoglucemias fulminantes.
Las uvas pasas, presentes en panetones y dulces tradicionales, están asociadas a fallo renal en perros. Y las masas fermentadas pueden generar intoxicaciones por alcohol. No se trata de accidentes aislados.
En clínicas, la imagen de un perro pequeño con vómitos súbitos tras "robar" un trozo de turrón es habitual. La diferencia entre un susto y un cuadro grave suele estar en la rapidez con la que se detecta la ingesta.
Cómo saber si tu mascota ha comido un dulce peligroso
Los veterinarios coinciden en una máxima: "si hay duda, mejor actuar". El tutor rara vez presencia la ingesta, pero sí puede identificar cambios de comportamiento.
Los síntomas más frecuentes son:
- Vómitos o diarrea repentinos
- Jadeo excesivo
- Temblores o nerviosismo inusual
- Letargo o desorientación
- Latidos irregulares
- Falta de coordinación
- En el caso del xilitol: bajadas fuertes de azúcar con convulsiones
A menudo, la pista más clara aparece en el suelo: envoltorios rotos, migas o restos del dulce.
Del susto al conflicto legal: cuándo puede existir responsabilidad
Aunque la mayoría de episodios se resuelven con atención veterinaria, algunos casos acaban en terrenos más complejos:
- Productos con etiquetado incompleto o ambiguo.
- Lotes defectuosos o contaminados.
- Mascotas que ingieren dulces porque un tercero —una residencia, un cuidador, un establecimiento— los dejó al alcance.
- Errores en la actuación clínica que agravan el cuadro.
En estos escenarios, los tutores pueden plantear una reclamación por daños y perjuicios. Pero para que la reclamación prospere, es clave contar con pruebas sólidas desde el primer minuto.
Qué debe documentar un tutor si quiere reclamar
Perivet.es, empresa especializada en peritaje veterinario, detalla tres bloques esenciales de documentación:
-
Evidencias del producto y la ingesta
Restos, envoltorios, fotografías y número de lote.
Ticket o factura de compra, si existe.
Descripción exacta del contexto en el que el animal accedió al dulce. -
Documentación veterinaria
Informe completo de urgencias.
Pruebas diagnósticas: analíticas, radiografías, ecografías.
Evolución clínica, tratamientos y alta médica. -
Testimonios o circunstancias
Quién supervisaba a la mascota.
Si el dulce estaba o no al alcance.
Si hubo instrucciones contradictorias o negligencia de un tercero.
Con ese material, un perito puede establecer si existe relación causa-efecto entre el alimento, el daño y la posible responsabilidad.
El papel del perito veterinario: la pieza clave en disputas por intoxicaciones
Cuando hay desacuerdo entre las partes o se necesita demostrar un daño, la figura del perito veterinario se vuelve determinante. Su labor es analizar el caso desde un punto de vista técnico, independiente y documentado. El perito debe:
- Determinar si el dulce ingerido tiene capacidad real de causar el cuadro clínico.
- Evaluar si el etiquetado era correcto o podía inducir a error.
- Analizar la actuación veterinaria: ¿se siguieron los protocolos adecuados?
- Cuantificar los daños económicos y clínicos sufridos por el animal.
- Emitir un informe pericial respaldado en evidencia científica.
Ese informe puede utilizarse en vías de negociación, reclamaciones extrajudiciales o procedimientos judiciales.
Navidad, prevención y responsabilidad
Con un simple gesto —guardar los dulces fuera de su alcance, alertar a invitados, vigilar mesas bajas— se evitarían buena parte de los incidentes que cada diciembre colapsan las urgencias veterinarias.
La Navidad es para celebrar. Pero para muchas familias, un descuido puede transformarse en una factura elevada, días de preocupación y en ocasiones un proceso legal. La clave está en la prevención y, si ocurre, en documentar bien desde el principio.
Con las fiestas a la vuelta de la esquina, quizá la pregunta no sea si tu mascota es capaz de comerse un dulce navideño, sino si tú eres capaz de anticiparte a que lo haga.
