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"Ningún animal ha nacido para vivir encerrado dentro de casa y mucho menos los gatos por su gran afán exploratorio", explica Laia, educadora felina, en un vídeo de YouTube.

"No obstante, dejarles salir libremente implica enfrentarse a riesgos como coches, perros, comida envenenada o incluso otros animales enfermos".

Para calmar esta necesidad de exploración, la solución propuesta es enseñar a los gatos desde pequeños a pasear de manera controlada con arnés y correa. "Este método de cuatro pasos es muy efectivo".

Un método simple

En primer lugar, es fundamental presentar y habituar el animal al arnés. "Generar asociaciones positivas con la comida para acostumbrar el gato es un método simple".

Este primer paso puede requerir tiempo y paciencia. Hay que acercar el arnés al espacio habitual del gato, dejar que lo huela y que juegue con él. Sin presiones, ni incitaciones.

Cuando el animal ya estará acostumbrado a interactuar con este nuevo objeto, entonces se le puede enseñar a pasear con el arnés y la correa. "Se debe trabajar inicialmente en casa y después en la calle, en un lugar sin distracciones".

Con calma y tranquilidad, hay que meterle el arnés y dejarle que camine por la casa con él puesto. Se pueden hacer pruebas de pequeños paseos con la correa para acostumbrarle al proceso.

También es fundamental habituarlo a los estímulos. "Por esto, al principio se sugiere sacarlo con una mochila". De esa manera, el gato puede mirar el mundo exterior desde un lugar protegido.

Habituarle a los estímulos

"Una vez que el gato está habituado a todo tipo de estímulos y ya sabe pasear con la correa, entonces puede disfrutar del paseo juntos", concluye.

Laia sugiere que es preferible llevarlo con una mochila a un sitio seguro. Una vez en el destino, el gato puede ser liberado en el suelo. La educadora concluye contando que siempre lleva a su gata Matilda de paseo y que, para evitar ciertos encuentros peligrosos, prefiere llevarla en una mochila a un sitio seguro.