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¿Los gatos siempre caen de pie? "Claro que no", afirman Esther y Marco, expertos en felinos, en un vídeo de YouTube. A lo largo de la historia, las habilidades de los gatos han despertado una profunda fascinación en el ser humano.

Su agilidad, sigilo y aparente invulnerabilidad han inspirado leyendas, refranes y obras de arte. En la cultura popular, la idea de que siempre caen de pie se ha convertido en un símbolo de resiliencia y buena suerte.

Cómics, cuentos infantiles y películas retratan al gato como un maestro del equilibrio y la supervivencia. Esta percepción no solo refleja su destreza real, sino también el misterio y la elegancia que el imaginario colectivo asocia a estos animales.

Aunque los gatos tienen la habilidad de aterrizar de pie, esto no garantiza que lo hagan de forma segura. La fuerza del impacto de una caída puede ser suficiente para causar lesiones graves, incluso si el gato logra aterrizar correctamente.

"Incluso las caídas desde alturas relativamente bajas pueden provocar lesiones como fracturas, daños internos o traumatismo craneoencefálico", añade la experta.

Factores determinantes

La altura a la que una caída se vuelve peligrosa depende de factores como la edad, la salud, el peso del gato y la superficie de aterrizaje. "Las caídas desde alturas de seis pisos o menos son particularmente peligrosas".

El felino no siempre dispone de suficiente tiempo para ajustar la posición de su cuerpo y lograr un aterrizaje seguro, lo que incrementa la probabilidad de que el impacto sea fatal.

La extraordinaria habilidad de los gatos para orientarse se debe a sus reflejos y fisiología. Cuando un gato cae, utiliza sus poderosos músculos y su columna vertebral flexible para girar su cuerpo en el aire en un proceso llamado reflejo de enderezamiento.

Este reflejo le permite alinear sus patas delanteras y traseras hacia abajo. Además, los gatos cuentan con un sistema gesticular muy desarrollado, ubicado en el oído interno, que les proporciona información sobre su posición y movimiento en el espacio.

Esto les ayuda a mantener el equilibrio y la orientación espacial, permitiéndoles ajustar su postura y realizar movimientos rápidos para corregir su posición durante la caída.

La historia de Andy

Andy fue el gato que sobrevivió a la caída más alta registrada: más de 32 pisos (unos 97 metros) desde un edificio de apartamentos en Nueva York, en 2019. Sufrió fracturas, pero, milagrosamente, logró una recuperación completa.

"Aunque esta historia es impresionante, la verdad es que no todos los gatos tienen la misma suerte", aclara el experto. Esta suerte no depende del peso del gato, ya que, debido a la ley de la gravedad, todos los cuerpos caen con la misma aceleración.

La gravedad actúa sobre todos los objetos con igual aceleración, independientemente de su peso o tamaño, siempre que tengan la misma forma y se dejen caer desde la misma altura. Sin embargo, aunque el peso no afecta la velocidad de caída, sí influye en la fuerza del impacto al aterrizar.

"Un gato más pesado puede ejercer mayor fuerza al impactar que uno más ligero, lo que podría provocar lesiones más graves".

Consejos de prevención

"Evitar que un gato caiga desde varios pisos implica tomar distintas precauciones para garantizar su seguridad", afirman los expertos. Estos son algunos consejos:

Mantener a los gatos en interiores: Es la mejor manera de evitar que caigan desde un edificio alto.

Asegurar ventanas y balcones: Se recomienda instalar pantallas o rejillas para impedir que el gato salte o se caiga.

Proporcionar estructuras seguras para escalar en interiores: Esto satisface sus instintos naturales, siempre que estén alejadas de ventanas o balcones.

Supervisar el tiempo al aire libre: Si el gato sale, se debe mantener alejado de zonas elevadas y considerar el uso de un arnés o correa.

Instalar una red a prueba de gatos: Ideal para balcones o terrazas en edificios altos.