Su nombre se inspira en la condición de su pelaje. Yeti, el rottweiler con vitíligo, tiene el contorno de los ojos blanco y el resto de la cara negra. Su pelaje presenta una de las enfermedades más raras, que causa la pérdida de color en la piel o el pelo formando manchas.
Su vida cambió cuando sufrió un accidente terrible; su historia es un ejemplo de supervivencia y resiliencia que transformó el dolor en luz. Todavía era cachorro cuando fue golpeado por un autobús escolar.
El abandono
Nadie hizo nada. Fue abandonado en una zanja y dejado a su suerte. Sin embargo, un grupo de perros callejeros lo protegió hasta que llegaron sus rescatistas. Nadie sabía nada sobre él ni de dónde había salido.
La casa más cercana estaba abandonada y, debido a la gravedad de sus heridas, una de las posibilidades que se contempló fue sacrificarlo. "Sin embargo, Yeti resultó ser todo un luchador", cuentan sus nuevos padres. Tuvieron que amputarle la pata delantera y operarle la cadera.
Un nuevo hogar
Tras una recuperación relativamente rápida, encontró un hogar con una pareja con la que se adaptó como si siempre hubiera pertenecido allí. Pronto, su nueva familia descubrió su amor por la playa.
Ahora organizan vacaciones especiales en cabañas costeras solo para hacerlo feliz. "Yeti tiene una condición llamada vitíligo que hace que su pelaje se vuelva blanco progresivamente, dándole la apariencia de un cervatillo".
Lo más sorprendente es su capacidad para conectar con personas especiales: niños autistas y personas en silla de ruedas gravitan de manera natural hacia él.
Su cercanía los tranquiliza y los ayuda a superar sus propias dificultades. Desde aquel día en que solo sus símiles fueron capaces de acompañarle, Yeti devuelve el favor recibido a otros que, como él en ese momento, necesitan ayuda.
Una huella traumática
"A pesar de su pasado traumático, Yeti solo conserva un mal hábito: perseguir vehículos grandes, probablemente relacionado con su accidente". Su pasado le dejó huellas traumáticas que son difíciles de enfrentar.
Pero, para ayudarlo, recibe fisioterapia semanal y utiliza aparatos ortopédicos especiales en sus muñecas. "Incluso está aprendiendo a usar una prótesis", cuentan.
Como dice su familia, no importa cuánto se blanquee su pelaje por el vitíligo. Mientras sea feliz y saludable, eso es lo único que importa.
"Yeti no solo sobrevivió a una tragedia, sino que se convirtió en un ángel de cuatro patas que ayuda a otros a superar sus propias dificultades".
