Los perros tienen una sorprendente capacidad para entusiasmarse con ciertos juguetes, llegando incluso a preferir uno por encima de los demás.
"El juguete Trixie logra captar la atención de mi perro como ningún otro", afirma Anika Rytel, educadora e instructora canina, en un vídeo de YouTube.
A través de ejemplos prácticos, la educadora muestra cómo este objeto no solo divierte, sino que también sirve para estimular la mente, fomentar la paciencia y fortalecer el vínculo entre perro y dueño.
Rebote impredecible
El primer rasgo que destaca es el rebote impredecible del juguete al lanzarlo. A diferencia de una pelota convencional, esta no sigue una trayectoria fija, lo que despierta aún más interés del perro.
La educadora muestra cómo utiliza esta cualidad para trabajar la gestión emocional y la paciencia de su compañero canino. En el vídeo se observa que le pide a su perro esperar sentado mientras lanza el juguete.
Solo tras varios segundos, con refuerzo verbal positivo y la orden de correr, lo libera para ir a por él. "Este ejercicio ayuda a reforzar la concentración y el autocontrol del animal, evitando conductas impulsivas".
Juego compartido
La segunda razón por la cual este juguete resulta tan atractivo es que fomenta la interacción. No se limita únicamente a ser lanzado y recuperado, sino que permite al perro morderlo y compartir juegos dinámicos con su dueño o con otros perros.
En la grabación, la educadora juega a tirar del objeto con su perro, animándolo con frases excitantes. Después, refuerza positivamente al animal premiándolo antes de soltar el juguete, subrayando la importancia de convertir la actividad en una experiencia divertida y enriquecedora.
Texturas estimulantes
El tercer factor clave es su diversidad de texturas, que convierte la experiencia en algo aún más emocionante para el perro. Según detalla la educadora, el juguete de Trixie combina:
Zonas con puntos que masajean la boca.
Partes lisas en forma de triángulo.
Secciones más estrechas y otras más anchas.
Áreas blandas y fáciles de morder, contrastadas con partes más duras y resistentes.
En palabras de la especialista, estas superficies ofrecen sensaciones muy diferentes que mantienen entretenido al animal: "Estas diferentes texturas en boca les encantan", afirma Rytle.
"El juguete no es solo atractivo, sino que posee un valor educativo y práctico". Gracias a su diseño, sirve para trabajar aspectos clave del comportamiento canino, como el autocontrol, la cooperación y la capacidad de juego compartido.
Se trata, por lo tanto, de un accesorio que, en manos de un guía consciente, pasa de ser un simple objeto de entretenimiento a una herramienta útil para el bienestar y el equilibrio emocional del perro.
