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En Canadá, la preparación de los perros de asistencia alcanza escenarios poco habituales. En el Stratford Festival, varios canes asistieron como público a la obra Billy Elliot. Lo hicieron en absoluto silencio y sin distracciones, demostrando el nivel de autocontrol que requieren para convivir con su futuro usuario.

Estos perros, preparados para asistir a personas con discapacidad, requieren habituarse a mantener la serenidad en cualquier entorno. Por ello, sus instructores los llevaron al teatro.

El ejercicio consistía en sostener su concentración a pesar de los aplausos, las luces, la música y el bullicio del escenario. Demostraron su disciplina, quedándose tranquilos, atentos y sin perder la compostura, como si fueran parte habitual del público.

Mediante actividades como esta, los perros adquieren experiencia en ambientes reales. De esta manera, al acompañar a sus futuros usuarios, pueden brindar apoyo estable e incondicional, independientemente de la situación o el lugar en el que se encuentren.

La labor de los perros de asistencia combina disciplina, entrenamiento y una implicación vital en la vida de las personas con discapacidad. Estos animales no solo acompañan, sino que son un recurso de autonomía y seguridad para quienes los necesitan.

Funciones esenciales en la vida

"Estos animales son seleccionados y adiestrados por su capacidad de crear vínculos únicos", explica Sònia Sáez, veterinaria responsable de Purina España, en una entrevista con Mascotario.

"Pero también lo son los profesionales que acompañan y garantizan tanto los beneficios terapéuticos como el bienestar de los animales". Estos proyectos se expanden cada vez más en hospitales y hogares de España, ofreciendo un nuevo apoyo terapéutico.

Los perros de asistencia durante la función teatral de 'Billy Elliot' en Canadá. Dilo con perritos

A diferencia de una simple mascota, los perros de asistencia conviven permanentemente con la persona a la que ayudan. Su entrenamiento abarca un abanico de tareas que mejoran la independencia.

Por ejemplo, abrir puertas, recoger objetos, asistir durante el proceso de vestirse o desvestirse e, incluso, anticipar situaciones médicas críticas. Entre ellas se incluyen descensos bruscos de glucosa en diabéticos o crisis epilépticas.

Sònia Sáez recuerda la historia de una paciente con epilepsia: pudo recuperar hábitos cotidianos tan simples como escuchar música con auriculares gracias a que su perro la avisaba antes de un ataque. Este ejemplo refleja el impacto directo de estos animales en la calidad de vida de sus usuarios.

Apoyo emocional y social

Más allá del ámbito físico o médico, también cumplen un papel esencial en el plano emocional. En niños con Trastorno del Espectro Autista, los perros de asistencia se convierten en aliados indispensables.

No solo evitan fugas peligrosas al inmovilizarse ante intentos de escape, sino que transmiten calma mediante el contacto físico. Esta interacción tiene un impacto demostrado en la reducción de la ansiedad y la frecuencia cardíaca, devolviendo a las familias una sensación de normalidad en la vida diaria.

Regulación y acreditaciones

En España, cuentan con acreditaciones oficiales que certifican sus capacidades. El acceso a determinados espacios públicos, sin embargo, depende de la normativa de cada comunidad autónoma, lo que implica diferencias en los derechos de entrada a lugares donde otros animales no están autorizados.

El control sobre su desempeño no termina con la fase de formación: estos perros se someten a evaluaciones periódicas, normalmente anuales, que garantizan que continúan preparados para ejercer su delicada función con el nivel de fiabilidad exigido.

Representan un vínculo único entre autonomía y confianza. A través de un entrenamiento riguroso y una convivencia diaria basada en la cooperación, permiten que muchas personas recuperen independencia, seguridad y bienestar.

Su labor, tantas veces desapercibida, constituye un ejemplo de hasta dónde puede llegar la alianza entre humanos y animales.