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"Los gatos pueden estar muy pocos días sin comer", alerta Manuel Manzano, veterinario y DEA por la Universidad de Zaragoza, en un vídeo de YouTube. "Si esto sucede, pueden desarrollar una grave enfermedad llamada lipídosis hepática felina".

Y es que no se trata de un simple capricho. Detrás de la inapetencia puede esconderse un riesgo grave para su salud, como la lipídosis hepática felina, una enfermedad que, en palabras del propio especialista, "puede ser mortal" si no se trata a tiempo.

Reconocer las señales, entender qué las provoca y actuar con rapidez puede marcar la diferencia entre una recuperación sencilla y una emergencia veterinaria.

Desde causas tan simples como un cambio en la alimentación hasta enfermedades que requieren tratamiento urgente, Manzano ofrece las claves para descubrir por qué tu gato no quiere comer y cómo estimular su apetito antes de que sea demasiado tarde.

Neo fóbico

"Lo más probable es que directamente no le guste lo que le has puesto de comer", explica Manzano. Este rechazo puede deberse a que es "neo fóbico", lo que significa que "no le gustan los cambios, ni experimentar con comidas o nuevos sabores".

"Aunque la intención del dueño sea buena, directamente el felino te dice que no lo quiere y lo deje allí". También influye el lugar donde se coloca el alimento. Si está demasiado cerca del arenero o en un sitio incómodo, puede rechazarla. Por eso, conviene revisar si se ha modificado la ubicación del comedero.

El estrés es otra de las causas habituales. "Hay muchísimas razones que explican por qué se puede estresar un animal así", comenta Manzano, y muchas veces esto ocurre por acciones que realizamos sin darnos cuenta.

También es posible que haya ingerido algo que le haya sentado mal; no siempre es intencional, ya que es habitual que muerdan alguna planta sin saber que es tóxica.

Bolas de pelos

Otra posibilidad es que haya tragado demasiadas bolas de pelo, lo que reduce su apetito, motivo por el que el veterinario recomienda darle malta específica para gatos.

"La salud dental de los felinos es algo que solemos descuidar", advierte, recordando que incluso "una simple fascitis, una inflamación de encías, que le provoca un dolor leve en la boca" puede hacer que deje de comer.

Y si todas estas causas se descartan, queda la sospecha de enfermedades más graves, como problemas renales o hepáticos, afecciones endocrinas, infecciones o incluso cáncer, que requieren atención veterinaria inmediata.

Estimular el apetito

Antes de recurrir a medicamentos, existen estrategias para estimular el apetito. Una de ellas es ofrecer comida húmeda tibia: "Esto se debe a que el calor le hace recordar el gusto que tiene la presa cuando el cadáver todavía está caliente".

Un gato con un plato de comida húmeda delante. Istock

También se puede mezclar pienso seco con un poco de comida húmeda para hacerlo más atractivo y, de paso, aumentar su ingesta de agua. Otra técnica es dar pequeñas cantidades de alimento varias veces al día.

"A diferencia de los perros, el gato no suele ser un animal que come mucha cantidad de golpe, es decir, le gusta más ir haciéndolo varias veces a lo largo del día". Incluso se puede repartir el alimento en varios puntos de la casa para despertar su curiosidad.

Supervisión

Si el gato pasa más de 24 o 48 horas sin comer, sobre todo si tiene sobrepeso o padece una enfermedad crónica, es imprescindible llevarlo al veterinario de inmediato, ya que la lipídosis hepática avanza con rapidez y pone en serio riesgo su vida.

A veces la causa es tan simple como un rechazo a la comida o al entorno, pero en otras ocasiones puede ser la señal temprana de un problema de salud grave. En definitiva, la pérdida de apetito en los gatos no debe subestimarse. 

Observación, prevención y atención veterinaria oportuna pueden marcar la diferencia.