Tara fue literalmente abandonada frente a la casa de la persona que, sin saberlo entonces, se convertiría en su salvadora. La pequeña gata presentaba un estado de salud crítico: estaba extremadamente desnutrida, con una grave infección ocular y otra respiratoria.
Su peso era alarmante: "Apenas alcanzaba los 800 gramos". Una cifra impensable para un gato adulto. Su estado era tan extremo que "no tenía pelo y pensaba que era muda, pero es que realmente no tenía fuerza ni para hablar. Pobrecita", dice su rescatadora.
La razón de su deterioro físico se conoció minutos antes de que su anterior dueño se marchara. Conversando con la nueva familia, antes de abandonarla, salió a la luz que "él era vegano y decidió alimentarla solo con lentejas".
Hoy, afortunadamente, Tara está completamente transformada: "Ahora está con mucho pelaje, pero en su día… estaba totalmente desnutrida". Su nueva familia acudió de ella.
Una nueva vida
Fue llevada inmediatamente al veterinario de urgencia para controlar su caso y, con paciencia y tranquilidad, se readaptó a una vida normal. Tuvieron que cambiar su alimentación por completo, insertar nuevos nutrientes e hidratarla.
Al principio fue complicado, pero con el tiempo, la pequeña Tara empezó a iluminarse otra vez. "Fue un camino difícil, pero lo hemos conseguido", declara su nueva dueña.
Perseguir los ideales
El veterinario Carlos aprovechó esta situación para comentar la historia en un vídeo de YouTube. "La gente, a veces, piensa que hay que adaptar nuestros ideales incluso a los animales y no es así. Los gatos son carnívoros, da igual cuál es tu forma de vida, así que hay que alimentarlos como se debe".
La historia despertó una mezcla de indignación y desconcierto: "La verdad que me ha llenado también de un poco de interrogantes", afirma el veterinario en shock.
"No entiendo cómo una persona que es vegana, que se supone que tiene una sensibilidad especial por la naturaleza y por el bienestar de los animales, pueda alimentar de esta forma a uno y abandonarlo".
El experto insiste en que no le estaban dando los nutrientes que necesitaba y no duda en calificar los hechos: "Cada uno es libre de tener las opciones que quiera, pero si tu gata está desnutrida, pesa 800 gramos, siendo adulta, y no tiene pelo… eso es directamente maltrato animal".
Una gata callejera recibiendo caricias.
Y añade: "La verdad es que no comprendo cómo una persona puede llegar a ese extremo con sus gatos. No lo sé, no me entra en la cabeza".
Hoy, Tara luce un pelaje abundante y una vida plena, y su historia se ha convertido en un recordatorio poderoso de que la adopción responsable implica, siempre, conocer y respetar las necesidades biológicas de cada animal, por encima de nuestras creencias personales.
