Esta historia empieza hace más de diez años, cuando un grupo de rescatistas que colaboraba con protectoras de animales de Granada decidió abrir un refugio en Madrid. Era 2013, y desde entonces Fernando Sánchez Ocaña y Nieves Amaro siguen al frente del proyecto.
Tres años después, les llegó un aviso de un poni en muy malas condiciones, abandonado en un descampado. Su nombre era Tango, y había sido utilizado como reclamo en ferias.
Fue la primera vez que en el refugio entraba un animal que no fuera un perro, un gato u otra mascota tradicional. Aquel rescate fue el inicio del santuario.
Así nació Salvando Peludos, que hoy es un referente en bienestar animal y en la gestión de centros de protección en Madrid. Actualmente, gestionan cinco centros de acogida y un santuario donde decenas de especies encuentran una segunda oportunidad.
Una jornada para conocerlos
En el marco de la Semana Vegana organizada por Veganuary, ONG que desde hace más de una década promueve el veganismo como forma de vida, el santuario celebra hoy una jornada muy especial: puertas abiertas, barbacoa vegetal y convivencia con los animales.
El objetivo es claro: dar visibilidad a la realidad de los animales rescatados de la industria, y ofrecer a las personas la posibilidad de conectar con ellos desde un lugar distinto, fuera de las jaulas y del sufrimiento.
Una voluntaria del santuario 'Salvando Peludos' abrazando a una gallina de la granja.
Un plan veraniego diferente en el que los visitantes podrán, además, apoyar la labor del santuario.
Más de mil vidas salvadas
Salvando Peludos acoge actualmente a unos 500 gatos y 260 perros entre los cinco centros, y a más de 300 animales de granjas en el Santuario. Burros, caballos, ponis, gallinas, patos, ocas, ovejas, cabras, vacas, cerdos, jabalís, palomas y tortugas.
"Allí van a parar todos los animales recogidos en los municipios con los que trabajamos", explica Cristina Marcos, directora de comunicación. En los centros realizan el servicio de recogida: si el animal tiene dueño, se le devuelve; si no, lo rehabilitan y lo ponen en adopción.
Los cachorros tienen más posibilidades de salir adoptados, pero a medida que envejecen, o si tienen alguna enfermedad, esas opciones se reducen drásticamente. Las razas consideradas potencialmente peligrosas lo tienen aún más complicado: siguen siendo víctimas del estigma y necesitan licencia.
Sella, una vaca cíborg
En el santuario, los avisos llegan a menudo de ciudadanos particulares, y en ocasiones, de la policía. Así fue como Sella, una vaca que iba camino del matadero y tenía una pata amputada, fue rescatada a tiempo. Hoy vive en paz.
"Hemos salvado a muchos animales víctimas de maltrato, con traumas y conductas complicadas", cuenta Marcos. "Pero con procesos de rehabilitación, paciencia y cariño, hemos conseguido que muchos se adapten completamente al hogar y puedan integrarse incluso en entornos urbanos".
Sella, la vaca rescatada de un matadero, con una pata amputada.
La realidad es que no se adoptan animales todos los días. A veces se quedan semanas sin ninguna salida. La situación sigue siendo muy complicada: mucho abandono, mucho maltrato y todavía poca responsabilidad.
Cambiar la mirada
Concienciar y educar es la clave. "Nuestro sueño sería que algún día no hicieran falta las protectoras. Que no hubiera animales explotados, maltratados ni abandonados. Que no tuvieran que ser rescatados", afirma Marcos.
En ese camino, la barbacoa vegana es una herramienta más. Una forma de mostrar que hay otra manera de relacionarse con los animales. "Proponemos pequeños cambios en la alimentación que beneficien tanto al planeta como a los propios animales".
El restaurante vegano Santa y Pura, junto con la organización AnimaNaturalis, colabora con los productos para la barbacoa. El plan incluye una visita guiada al santuario, momentos de convivencia con los animales y una comida 100% vegetal, sin sufrimiento.
En España asociamos mucho los planes con la comida. Las barbacoas y las parrilladas son muy comunes, sobre todo en verano. Por esto, Salvando Peludos propone un día de encuentro con animales sin necesidad de que estén encerrados en un zoo.
Fin a las jaulas
"End of the Cage Age" fue una iniciativa a nivel Europeo que recogió más de 1,4 millones de firmas para promover el bienestar animal. Este dato nos viene a decir que, efectivamente, la sociedad está mucho más concienciada.
Una voluntario de la protectora Salvando Peludos, cuidando a dos gatos.
Los sellos de Bienestar Animal en los productos, aunque siguen explotando al animal, ayudan en este proceso. Las personas están dispuestas a pagar un poco más si le garantizan que ese animal no ha sido maltratado.
Pero no basta. "Hay una escala de privilegios en la defensa del bienestar animal. Nos seguimos preocupando por perros y gatos, pero olvidamos al resto", reflexiona Marcos.
"Pero aunque el cambio es lento, aquí lo vemos cada día. Animales que llegan en condiciones horribles y que aquí, por fin, pueden tener una vida digna. En la mayoría de los casos, mueren de viejos, en paz. Y eso ya es una victoria", concluye.
