Javier Villanueva, bombero forestal de Madrid, fue uno de los cientos de trabajadores que este jueves se concentraron ante la sede del grupo Tragsa, en una nueva jornada de movilización pacífica dentro de la huelga iniciada el pasado 15 de junio para reclamar mejoras salariales y laborales.
Lo que Javier no podía imaginar era que aquella protesta acabaría con cargas policiales, empujones y golpes, y con numerosos compañeros alcanzados por gas pimienta. La manifestación terminó con 14 heridos, tres de ellos policías y dos bomberos detenidos acusados de los delitos de resistencia a la autoridad y desórdenes públicos.
"No nos vamos a cansar de pedirlo. Queremos negociar y actualizar un nuevo convenio, ya que el que tenemos es del año 2012", explica Javier, que hacia las 17.30 horas del jueves, espera junto a sus compañeros que la Policía ponga en libertad a sus compañeros detenidos.
Explica que desde Tragsa, empresa pública de servicios para las administraciones, especializada en desarrollo rural, medio ambiente y actuaciones de emergencia, se escudan en que no están "legitimados" para materializar las peticiones de los bomberos, por lo que se "pasan la pelota" con la Comunidad de Madrid.
Además, Javier defiende que sus condiciones y las del resto de sus compañeros son "precarias": "Estamos cobrando 1.300 euros, no tenemos pluses de peligrosidad ni tampoco conciliación familiar de ningún tipo".
"Somos bomberos, también pedimos protección real contra agentes cancerígenos, ya que nunca se nos explican los riesgos que tenemos día tras día en el trabajo", continúa Javier.
Este bombero forestal cuenta que él y sus compañeros también piden "la aplicación de la Ley Básica del Bombero Forestal que se aprobó en noviembre de 2024" y el "fin de la temporalidad": "Este último punto la Comunidad de Madrid se comprometió a dárnoslo".
Pero por desgracia, desde que comenzaron la huelga el pasado 15 de julio, no "ha habido forma de negociar con Tragsa" y, para colmo, ha habido "cargas policiales, agresiones y detenciones" en la que era "una manifestación pacífica".
"Se trataba de un acto autorizado por la Delegación del Gobierno y, a nuestra llegada, los agentes han mostrado una actitud totalmente hostil hacia nosotros", explica Javier.
Tras los disturbios, un total de 11 bomberos fueron a las urgencias del hospital de La Princesa para ser atendidos, ya que presentaban lesiones, moratones o irritación en los ojos por el gas pimienta.
Tres policías nacionales también resultaron heridos leves tras la protesta y se produjeron dos detenciones a bomberos a los que se acusa de los delitos de resistencia a la autoridad y desórdenes públicos.
"Estamos totalmente rotos de ver cómo nos trata Tragsa, la Comunidad de Madrid y ahora la Policía Nacional", escribieron los bomberos en un post en la red social X, antes Twitter.
La citada publicación, que acompaña a esta información, incluye un vídeo de los disturbios que se produjeron durante la jornada del jueves.
Durante los incendios que se produjeron en Madrid el pasado mes de agosto, los bomberos forestales interrumpieron la huelga para prestar servicio.
Pero sus reivindicaciones no han cambiado y, tras seis meses de huelga, piden que se mejoren sus condiciones, ya que, como apostilla Javier Villanueva en su conversación con EL ESPAÑOL, "con 1.300 no se puede vivir en Madrid en la actualidad".
