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La canción Someone you loved de Lewis Capaldi resuena en el Puente de Toledo del parque Madrid Río una mañana fría de noviembre, cuando este periódico se acerca a hablar con la voz que la está entonando.

Se trata de Agustín Vega, un joven de unos 40 años que llegó a Madrid desde Argentina en 2019 con el propósito de vivir de lo que más le gusta: la música. "Siempre quise cantar. Desde chiquito", empieza esta entrevista.

Así, ha hecho de esta zona que sirve de límite a los distritos de Carabanchel y Arganzuela su escenario. Un empeño que le ha llevado incluso a recoger firmas para convertirlo en un espacio dedicado a ello. Y es que desde hace unos meses, ya en varias ocasiones han intentado echarle.

"Me lo tomo como si fuera un trabajo", asegura. Y es que ya son cuatro años los que lleva cantando en el puente que cruza el río Manzanares. Desde hace un año a jornada completa, "unas seis o siete horas" de lunes a viernes. "Soy muy disciplinado. Yo sé que tengo un horario y lo respeto".

Así que haya dos grados o 40, Agustín va a las once de la mañana y termina sobre las ocho de la tarde, con su parada para comer. Así es desde que decidió dejar los trabajos que no le "llenaban" para enfocarse en conseguir vivir de ello.

Y es que cuando aterrizó en Madrid -con su mujer y su perro, aunque ahora no tenga a ninguno de los dos- para hacer un cambio de vida, su idea era dejar atrás los "otros trabajos corporativos tradicionales", donde había estado ganándose la vida en Buenos Aires.

"Estudié cine, además de canto, y mi vida siempre había sido 50% música, 50% otros trabajos": en televisión, en Disney Channel, productoras, en una farmacéutica, en un estudio de abogados e, incluso, vendiendo seguros de salud. "Hice de todo". Lo compaginaba cantando con cinco bandas a la vez.

Agustín Vega cantando en el Puente de Toledo. Inés Gilabert

Sin embargo, en Madrid al principio la cosa no fue muy diferente. "Cuando llegué aquí empecé trabajando en una inmobiliaria. Me fue bien y la acabé dirigiendo, pero no me gustaba. Luego me fui a una empresa financiera, pero tampoco me llenaba".

Y ahí acabó en el puente, un lugar que escogió por la cercanía con su barrio y la lejanía de las viviendas. "Salía de trabajar a las seis y me venía a cantar unas dos horas. Era como mi terapia". Hasta que hace un año le despidieron. "Fue la excusa para decir que no iba a buscar más cosas que me hicieran infeliz".

Got Talent y La Voz

Los únicos momentos en los que se permite fallar en su horario autoimpuesto son en los que tiene otros eventos. Y es que cantar en el puente para él ha sido "como un escaparate" en el que le han surgido "muchas oportunidades".

"Me han contratado en un montón de lugares gracias a esto". Enumera cumpleaños, centros culturales, restaurantes u otras celebraciones. "Ya van tres bodas. Pasan los novios por el puente, les gusta lo que estoy haciendo y me contratan".

Pero la oportunidad que califica de "más importante" es Got Talent. "Fue en 2023. Pasó justo el director de casting del programa y me dijo que me iba a llamar una productora. No me lo creí, pero me llamaron y ahí fui".

Un programa en el que consiguió los votos de tres de las cuatro personas que conforman el jurado. "Todos menos el de Risto Mejide".

No era su primera experiencia en la tele. Ya en Argentina, en 2018, había concursado también en La Voz. En esa ocasión consiguió llegar a la semifinal. Aun así, para él la tele no es lo más recomendable para quien quiere dedicarse a esto.

"Es el camino fácil, pero te da una fama que te puede durar un día. Lo importante es saber qué quieres. ¿Llenar un Movistar Arena o un Bernabéu? Yo en mi caso solo sé que no quiero volver nunca a una oficina. Hay muchos músicos que viven muy bien y no los conoce ni su madre", dice.

Aunque su estilo principal es el jazz -con influencias como Frank Sinatra-, para adaptarse a su público tiene un amplio repertorio donde canta estilos más comerciales, aunque casi siempre en inglés. Covers de canciones pop y rock, sobre todo.

Ahora, ya tiene sus 'fans' incluso entre las vecinas del barrio. Entre el gentío de gente que cruza el puente, algunos se paran a saludarle, le echan monedas y le dedican miradas cómplices. "Ya me conocen".

El cantante del Puente de Toledo que cruza el Manzanares en el parque Madrid Río. Inés Gilabert

Pero hubo un momento en el que no era así. "Cuando comencé, me daba mucha vergüenza que me viera alguien que me conociera del barrio. Mi jefe de ese entonces me dijo que qué hacía pidiendo limosna. Me ponía gorra y lentes. Fue complicado, nunca había cantado en la calle. Es sacrificado, pero muy satisfactorio".

Además, está el tema económico. "Yo viví toda mi vida muy tranquilo con un sueldo a fin de mes. Ahora tengo que tener decisión y confianza. En las buenas épocas, administrar muy bien el dinero. Y sobre todo no parar, porque si desaparezco se olvidan de mí. Es estar todo el tiempo ahí".

Así es como cuenta que tiene "miles" de anécdotas. "Te encuentras a un borracho, a un loco... Me han querido robar las monedas varias veces. Una de ellas tuve que salir corriendo detrás. Eran dos euros, pero eran míos".

Pero la más "fuerte" para él fue hace unos dos años. "Se acercaron una mujer con su hijo a ponerme una moneda y el niño me dijo 'gracias'. La madre casi se desmaya.  Me dice, 'pero si no habla', porque era autista. Fue tremendo. Tuve que parar diez minutos".

Un espacio cultural musical

Sin embargo, desde hace unos meses lleva teniendo problemas por cantar en el puente. La primera visita de la Policía fue en febrero. "Me multaron, así que me moví un poco más abajo, al del Matadero. Pero también fueron. Y así unas seis veces más".

"Parece que a alguien le molesto, porque no vienen si no los llaman. Es más, uno de los policías me seguía en Instagram -donde tiene más de 12.000 seguidores- y me dijo que le encanta lo que hago". Entonces, una señora de las que suelen escucharle le vio hablando con los agentes y le dijo que si necesitaban que firmaran algo para evitar que vinieran.

Las monedas y el cartel de Agustín Vega. Inés Gilabert

"No pretendo molestar a nadie. Elegí este sitio porque no hay nada cerca. Así que, entre la indignación y la frustración, se me ocurrió la petición". En Change.org ya suma más de 1.400 firmas para pedir que el Puente de Toledo sea un espacio cultural musical donde "artistas locales puedan expresarse".

"Siempre respetando el descanso vecinal y las normas de convivencia". Por eso, propone "trabajar junto a las autoridades locales para establecer horarios y medidas reguladoras que garanticen el respeto y la tranquilidad del vecindario".

"Carabanchel podría beneficiarse enormemente de un espacio como este. La música en vivo no solo aportaría alegría y vida, sino que también fomentaría la identidad cultural del barrio, atrayendo visitantes y revitalizando el comercio local", añade.

"La voz de Agustín Vega le otorga belleza al Puente de Toledo. Yo hasta he visto bailar a la gente con su música", reza uno de los comentarios de Claudia, una de las vecinas que apoya la petición.

"Ya la he elevado al Ayuntamiento de Madrid y luego la presentaré al Gobierno (pues el puente es Bien de Interés Cultural)". Aunque todavía sin respuesta.

Aun así, su idea no es quedarse para siempre en el puente. "Me gustaría estar produciendo artistas. Tener un lugar que pueda darle espacio a otros músicos. Ese es mi sueño y hacia allá vamos".