Tiene 23 años y acaba de graduarse en la Universidad Carlos III de Madrid, pero su forma de expresarse es propia de la de una persona con mucha experiencia y conocimiento. Unos rasgos característicos de alguien que ha sido reconocido como el mejor orador de España.
Y es que a finales del pasado mes de septiembre, Ignacio Blanco se alzó con el trofeo que le otorga este título en la Liga Española de Debate Universitario (LEDU) de este año -que celebraba su 25ª edición-.
"Hace dos años nunca imaginé que sería yo quien ganara el premio. Ha reafirmado mi confianza en mí mismo", expresa en conversación con Madrid Total. Un certamen que reunió a los 16 mejores equipos (los que logran clasificarse después de varias etapas) de universidades de todo el país.
Pese a su juventud, su trayectoria como orador ya es la de un profesional. Diez años lleva formándose y practicando. Y eso que todo empezó de casualidad, cuando un profesor suyo del instituto le animó a apuntarse al torneo municipal de Las Rozas, de donde procede.
"Me enseñó videos de gente hablando de temas que parecían importantes. Me pareció muy bonito pensar en la sensación de que yo también fuera capaz de subirme a un atril y hablar ante cientos de personas sin miedo", explica. "Descubrí un mundo totalmente nuevo que yo desconocía por completo".
Innato y esfuerzo
La dinámica de este tipo de torneos empieza por la proposición de un tema que los dos equipos tienen que aprenderse en gran profundidad, tanto como si fueran a estar a favor o en contra. En el momento de debatir les trasladan qué postura tienen que defender. "Gana quien ha sabido defender su posición con mayor solidez", aclara Ignacio.
En esta liga había un premio para los dos primeros equipos (de 6.000 y 3.000 euros, respectivamente), además del individual. Este no tienen compensación monetaria, sino que son una serie de regalos como becas de estudios, aparatos electrónicos o prendas de marca.
Ignacio Blanco durante su intervención en la LEDU este año.
Además, el joven piensa que un buen orador es aquel que tiene una base que le haga más propenso a poder serlo, aunque hay otra parte de "constancia y trabajo". "Es un punto medio entre lo innato y el esfuerzo".
Así, opina que hay que tener características importantes: "Hablo de ser una persona extrovertida, natural, con muy buena persuasión; saber improvisar y, a la vez, explicarte con coherencia y con puntos álgidos dentro de tu discurso; lograr llamar la atención del espectador y no perderla..."
Pero apunta a que también se puede construir. "Conozco personas que eran extremadamente introvertidas y que luego han sido oradores geniales".
Asegura que al principio no es fácil. "Con 13 años es como una montaña enorme que poco a poco hay que ir escalando. A mí me soltaban en medio del pasillo del colegio con gente pasando constantemente y me ponían a hablar. Independientemente de quién pasase, yo tenía que seguir. Es una autosuperación".
Ignacio Blanco con el trofeo de la LEDU.
"Hacer debate te cambia la vida", asegura. Y es que argumenta que, además de empaparse de muchos temas muy diferentes, "te hace crecer como persona". "Te genera una confianza en ti mismo que ayuda a superar ciertas barreras laborales, académicas y personales. Te hace ser muy versátil en tu forma de comunicarte. Incluso, te hace ser mejor persona, porque entiendes el mundo mejor y ser menos radical".
"El debate ayuda a entender que existe una escala de grises enorme en todos los temas. Así puedes defender con convicción una postura o la contraria. Siempre hay razones para entender las dos partes", dice.
Por ello, a su juicio, los debates políticos son una "ofensa" para esta actividad. "Los políticos no saben debatir. No se escuchan. Y eso es esencial".
Sus referentes están muy alejados de este sector. Cita a Víctor Küppers, doctor en Humanidades y escritor. "Tiene una manera de hablar que engancha al público desde el primer segundo hasta el último". O la psiquiatra Marian Rojas. "Yo diría que la mayoría de personas que tienen una oratoria brillante están fuera del ámbito de lo político".
Él ha escogido el periodismo y la comunicación como profesión. Tras graduarse en la Universidad Carlos III en dicho grado, ha empezado unas prácticas en la Agencia Efe, como corresponsal en Bruselas.
Ahora, además, al no poder ya seguir participando en competiciones de este tipo (al haber terminado su periodo académico), su intención es formar a otros futuros oradores.
"Creo que la oratoria debería estar presente en el mundo académico. Los niños tienen que tener una capacidad de comunicación para su futuro. Da igual que sean abogados, periodistas, ingenieros... Pero tenemos una educación que no lo fomenta y es fundamental".
De hecho, añade que si no hubiera escogido el periodismo, se hubiera decantado por la docencia en humanidades.
