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Las claves

Dicen que Madrid es la ciudad de las oportunidades. Pero también se trata de un lugar en el que es muy difícil brillar y tener éxito porque la competencia es mayor que en cualquier otro sitio. En la capital, a la receta del triunfo no le puede faltar un poco de suerte, ya que a veces con el talento y el esfuerzo no alcanzan. Algo así fue lo que le sucedió a un joven como Quino.

En la mayoría de las decisiones acertadas, tener un poco de fortuna termina marcando la diferencia. Sobre todo en un entorno donde abundan los emprendedores y los grandes inversores como es Madrid. Y allí es donde este joven consiguió hacerse un hueco ganando más de 300.000 euros en solo unos meses.

Y todo gracias a una buena gestión con un solo movimiento inmobiliario. Aunque su verdadero éxito es haberlo conseguido sin tener la necesidad de recurrir a ningún banco para pedir un préstamo o similar.

Su caso ha llamado la atención porque combina las máximas necesarias para llegar al éxito. Desde la buena formación hasta el trabajo diario pasando por el buen ojo para acertar con la financiación externa. Y es que Quino ha conseguido hacerse de oro sin ser él quien corra con todo el riesgo.

Además, el negocio inmobiliario ha tenido lugar en el sitio más difícil, en el centro de Madrid, el entorno más competitivo posible. Su caso es un rara avis que desafía los límites de la lógica y que gracias a un movimiento sin fallo ha conseguido poner en circulación más de un millón de euros.

El negocio de Quino en Madrid

El camino de Quino comienza en el año 2020 cuando tuvo que hacer frente a la venta de la empresa de su familia. Para saber qué hacer después con el dinero que obtuvo y para poder moverse en el sector, decidió iniciar una formación en inversiones inmobiliarias. Este fue el primer paso para moverse de la manera más segura y rentable sin poner en riesgo su capital.

Su siguiente paso, una vez había avanzado en su formación, fue invertir su tiempo en analizar el mercado inmobiliario de Madrid. Para ello estuvo cuatro meses sin dejar de mirar pisos, decidiendo cuál sería su paso.

De hecho, puso tanto empeño en el proceso que llegó a visitar hasta 111 pisos, de los cuales seleccionó 72. Al inicio del proceso, todos ellos parecían una buena oportunidad. Sin embargo, después de pasar todos los filtros que había establecido previamente, puso su punto de mira en un solo objetivo y ahí jugó todas sus cartas.

Se trataba de un piso cuyo precio de venta era de 715.000 euros a los que había que añadir otros 20.000 euros en impuestos y otros gastos. Además, el inmueble fue sometido a una reforma de 105.000 euros. Por lo tanto, la inversión final fue de 840.000 euros.

Como no tenía todo este dinero, su gran acierto fue encontrar a la fuente de capital externa adecuada. Él solo corrió con un 10% del riesgo, es decir, 84.000 euros. Y firmó junto a su socio un acuerdo de cotitularidad y garantías contractuales y así pudo ejecutar la ambiciosa operación sin tener que pisar un solo banco.

Y el resultado le ha terminado dando la razón por completo, ya que aquel piso que en sus inicios costaba 715.000 euros tiene una previsión de venta actual de 1,2 millones de euros. De esta forma, el margen de beneficio previsto es de unos 360.000 euros.

Para Quino la verdadera clave de su éxito ha sido la constancia que tuvo durante todo el proceso de preparación y búsqueda del piso perfecto para realizar su inversión. "Visitaba dos o tres pisos cada tarde después del trabajo. La clave está en la persistencia y en aprender de los 'no', porque si fuera fácil no estaríamos aquí".

Además, también destaca la presencia de la ayuda externa, siempre necesaria. "Sin mi captación y trabajo no hay oportunidad, y sin el capital del inversor tampoco hay inversión. La fórmula es el equipo". Uno de los secretos de su éxito ha estado en el house flipping.

Esta es una técnica que, según afirman medios como El Confidencial Digital, se practica en más de un 30% de las operaciones que se hacen en el centro de Madrid. Implica la incorporación de financiación externa o la firma de acuerdos de cotitularidad.

Muchos inversores que están empezando arrancan con una apuesta de menos de 100.000€ de capital. Sin embargo, consiguen tener éxito apostando por la creatividad financiera y por los intermediarios fiables. "El truco es mantener viva la relación con el socio, con feedback y transparencia constante".