Publicada

Las claves

Encontrar un empleo a veces se convierte en una misión casi imposible. En la mayoría de mercados la demanda suele ser muy alta y las ofertas brillan por su ausencia. Pero especialmente en ciudades como Madrid, donde la enorme cantidad de personas que habitan la ciudad hace que la competencia y la saturación sean mucho mayores.

Además, Madrid está faltando a una máxima con la que había cumplido históricamente y es que los salarios crecen a medida que lo hace la ciudad. Por lo tanto, en muchos casos no basta ni siquiera con tener un empleo porque el sueldo que se ofrece no alcanza para vivir de una manera más o menos cómoda.

Esto sucede especialmente en algunos sectores como la construcción, uno de los más importantes en España y en grandes urbes como Madrid, donde genera una gran actividad y donde ofrece una importante cantidad de empleos. Pero ahora esta rama del mercado laboral está atravesando un momento complicado por un problema que tiene difícil solución.

Por un lado, en España faltan viviendas. Tanto es así que hay menos suelo disponible para todas las viviendas que se necesitan construir en España. Sin embargo, a su vez, también hay cada vez menos personas que quieran dedicarse a este sector. Y es que es una realidad que falta mano de obra necesaria en este y otros sectores.

Las nuevas generaciones ya no quieren ser fontaneros o carpinteros. Ni tampoco albañiles como Santi, un obrero de Madrid que se queja de la situación que atraviesa su sector con compañeros que cobran un sueldo muy bajo que sigue cerrando puertas a las nuevas generaciones, algo que ve como un verdadero problema para su gremio.

¿Por qué ya nadie quiere ser albañil?

Santi es un joven madrileño que trabaja de albañil y que conoce muy bien un sector que ha cambiado mucho en los últimos tiempos. Hace unos años, ser albañil era una de las mejores salidas laborales para aquellos que no querían o no podían estudiar. Permitía entrar desde muy joven y sin experiencia ganando un sueldo muy competitivo, sobre todo para chavales entre los 16 y los 20 años.

Además, acumulando tiempo en el oficio, se podía ir creciendo y subiendo puestos en la cadena de mando. Sin embargo, los sueldos ahora no son tan altos y eso provoca que ya nadie quiera trabajar en la obra o en oficios similares. Eso es precisamente lo que denuncia Santi, quien ha pasado por el podcast Sector Oficios.

En su caso, cuenta con más de 20 años de experiencia trabajando junto a su padre, por lo que ha visto absolutamente de todo. Por ello, ofrece un testimonio contrastado que le permite denunciar que su sector cada vez recibe a menos gente nueva: "Si hoy te pones a buscar albañiles, ya no encuentras a nadie. Nadie quiere trabajar en esto".

Una afirmación que deja porque los sueldos están completamente estancados con muchos peones cobrando apenas 1.000 euros, algo inservible en ciudades como Madrid. Santi explica que el de albañil es un oficio que no es complicado de hacer, pero sí muy duro, ya que requiere mucho esfuerzo físico con varias zonas del cuerpo como las manos, los brazos o la espalda que sufren de manera constante.

Antes, el salario compensaba todo ese desgaste, pero ahora no es así. "Antes la obra era un oficio con el que ganabas bien, pero hoy la mayoría de los jóvenes prefieren trabajos menos sacrificados aunque se cobre lo mismo". Santi denuncia que ahora un peón entra cobrando menos de 1.000 euros en muchos casos, sin ni siquiera llegar al Salario Mínimo Interprofesional.

Por ello, las nuevas generaciones ya no sienten atracción por un oficio cuya mayor virtud era que se podía ganar dinero desde una edad muy temprana sin formación. "El problema es que la juventud no quiere un trabajo tan exigente por lo que se paga." Y sin relevo, dentro de 20 años no quedará nadie para construir casas.

En su caso tuvo la suerte de poder ir creciendo en la empresa de su padre, aunque asegura que entró desde abajo como cualquier otro: "Llegas perdido, te cansas mucho, pero aprendes mirando a los oficiales y poco a poco te vas formando". Un interés que hoy no ve en los chavales más jóvenes que antes sí acudían a la obra.

"Antes te pagaban poco o nada al empezar, pero lo hacías para aprender. Ahora muchos chavales quieren entrar cobrando como oficiales sin saber poner un ladrillo". Si las nuevas generaciones no llegan, el negocio y el sistema de la construcción se resienten. Para intentar precisamente eso, llegan más jóvenes como Santi, un día decidió convertirse en 'el albañil de TikTok'.

"Si alguien tiene una duda o quiere arreglar algo en casa sin que le cobren un riñón, intento contestar y explicar lo que pueda". Tanto es así que cuenta sus propias aventuras del día a día en su trabajo a través de estos vídeos. Por si fuera poco, ha creado un grupo de WhatsApp con jóvenes albañiles de diferentes partes del mundo donde comparten sus propias experiencias: "Es una manera de motivarnos entre todos y demostrar que todavía hay gente con ganas en este sector".

Ahora, Santi cree que el mercado puede tirar hacia dos polos muy opuestos: "Cuando no quede nadie, se va a ganar mucho dinero en la construcción. Pero de momento, el problema es que no quiere entrar nadie". Si consigue superar este bache, quien quede en pie lo hará rodeado de dinero.