El verano en Madrid no da tregua. El calor aprieta desde temprano y las calles parecen vaciarse durante el día. Una situación difícil de gestionar para quienes están a diario solo de cara al público.
Y es que quienes trabajan en la hostelería, como José Alberto Rodríguez, saben que estos meses son complicados. Lleva años al frente de su restaurante en el centro de la ciudad y sabe bien lo que supone seguir abierto en pleno julio.
Sin embargo, el propietario de Malacatín asegura que "gracias a una clientela muy fiel durante todo el año" así como "al introducir nuevos platos en la carta, conseguimos que esta baja temporada, al menos no suponga ningún tipo de pérdida para el restaurante".
Malacatín, taberna centenaria de Madrid.
Y es que la bajada de clientes se nota, sobre todo entre semana. "La disminución es evidente, ya que trabajamos un plato muy de temporada". Sin embargo, reconoce que con "el auge del turismo en Madrid y que los platos tradicionales siempre tienen su clientela, podemos al menos equilibrar".
Con estas palabras, José Alberto confiesa que aunque parece que las altas temperaturas no invitan a sentarte a comer un plato de cuchara, quienes viajan específicamente para eso lo tienen claro.
Pues a pesar del calor que inunda la capital, Madrid sigue recibiendo muchos turistas todas las semanas, un hecho que ayuda a llenar algunas mesas con quienes vienen a probar la tradición.
Sin embargo, sabe que con eso no le vale, ya que muchos madrileños evitan salir a comer o cenar, eligiendo opciones más fresquitas en casa.
Una de las tabernas más conocidas de la ciudad.
El calor agobia y no todo el mundo tiene ganas de sentarse en una terraza. "Afortunadamente, el delivery incluso ha aumentado, debido probablemente a las jornadas intensivas en los puestos de trabajo o porque con el calor la gente prefiere comer más en casa y salir menos", confiesa José Alberto, tras asegurar que esto les ha ayudado a mantener verdaderamente el ritmo.
Sin embargo, confiesa que en su caso, en Malacatín no han hecho grandes cambios, aunque sí han añadido platos más frescos y ligeros. "La planificación es igual que otras temporadas, intentando mantener la esencia del restaurante y la introducción de platos más ligeros en la carta", dice.
Pues, en verano, a la gente le apetecen ensaladas, platos fríos y cosas que no se hagan tan pesadas como un buen guiso de oreja, y aunque esto es obvio, hay algo que sí sorprende a los hosteleros.
Según detalla José Alberto, una cosa curiosa que ha notado es que ahora se vende mucho menos vino. "Lo más significativo es la disminución del consumo de vino en esta época" cuenta. Y es que con tanto calor, es normal que los clientes prefieran otro tipo de bebidas, algo más refrescantes.
A pesar de todo, el ambiente en el establecimiento es más tranquilo que en otras épocas del año, ya que "en nuestro caso, el restaurante está más relajado y por lo tanto el cliente también".
Y eso se nota en el equipo. "La plantilla funciona a un ritmo más relajado y por lo tanto el nivel de estrés disminuye", añade.
De esta forma, con menos nervios y más tradición, parece que José Alberto ha conseguido mantener a flote su restaurante en estos meses tan complicados en los que muchos deciden bajar sus persianas.
Pasar el verano trabajando en Madrid no es fácil, pero José Alberto lo lleva con calma. Con buena organización, algo de aire acondicionado y una clientela fiel, va sacando el verano adelante.
Y es que aunque haga mucho calor, siempre hay quien busca un buen sitio donde comer bien y pasar un buen rato con los suyos.