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El verano en Madrid no es apto para todos. El calor aprieta desde primera hora del día, las calles se vacían a medida que avanza julio y muchos vecinos escapan a la playa o al pueblo en cuanto pueden.

Para los bares y restaurantes, esta estación en la capital no suele ser una temporada sencilla. Aunque el trabajo sigue, la afluencia baja y los gastos aumentan. Y si el local no cuenta con terraza, la situación puede complicarse aún más.

Así lo cuenta Óscar Priego, propietario de la castiza Taberna Antonio Sánchez en pleno centro de Madrid. Y es que tal y como explica a Madrid Total, "con estas temperaturas, la mayoría de los clientes prefieren buscar establecimientos con terraza cuando cae la noche".

Un bar castizo de la capital. Cedida

"A los clientes les gusta sentarse al aire libre y, al no disponer de terraza, eso nos afecta", reconoce. Pues su bar, aunque cuenta con mucha historia y encanto, no puede ofrecer ese espacio tan cotizado en verano, lo que repercute especialmente en el servicio de cenas.

Además, según este hostelero, el calor no solo espanta a los clientes, sino que obliga a redoblar esfuerzos para mantener la calidad del servicio sin disparar costes.

"Las cámaras frigoríficas, la máquina de hielo y los aparatos de aire acondicionado funcionan muchas más horas, lo que provoca un aumento considerable en la factura eléctrica", explica.

Una situación, que, según nos confiesa, no es nueva. "Es la misma que vivimos cada año, ya que las olas de calor se repiten con mayor o menor intensidad. Estar en el centro de la península tiene ese inconveniente", afirma con resignación.

Sin embargo, no por esperada, deja de ser difícil. El calor obliga a hacer pequeños ajustes: asegurar que el aire acondicionado funcione bien, instalar ventiladores o mantener los espacios lo más ventilados posible.

Pese a todo, no todo son malas noticias. Óscar destaca que, al haber menos clientela, el trato es más cercano y personal. "Al haber menos afluencia, podemos ofrecer un servicio más personalizado y cercano, y eso se traduce en una mejor experiencia para el cliente", señala.

Los clientes buscan terrazas en verano. Cedida

Incluso el equipo, quienes trabajan normalmente bajo presión, respira algo más tranquilo en estos días. "Justamente por la menor carga de trabajo, el equipo se encuentra menos presionado y trabaja con mayor comodidad".

Además, tal y como cuenta con satisfacción, en esta tradicional taberna adaptan la carta a la época del año. "Retiramos temporalmente algunos platos más propios del otoño/invierno y los sustituimos por opciones más frescas, con verduras de temporada en sopas frías o ensaladas, que resultan más apetecibles con estas temperaturas", apunta.

Y es que aunque el verano no sea el mejor momento para la hostelería en Madrid, Óscar Priego nos demuestra que la experiencia y el cariño al oficio siguen marcando la diferencia.

Pues su objetivo es claro: que cada cliente que entre por la puerta, para refugiarse del calor, siempre quiera volver.