Estremera

Ana de Mendoza, la princesa de Éboli, pasó a la historia por haber sido encarcelada por Felipe II en 1579. Por eso, casi cinco siglos después, esta figura histórica nombre pasado a dar nombre al centro de educación para personas adultas (CEPA) de la prisión de Estremera.

Un total de 270 presos estudian aquí, con la esperanza de que la educación les brinde una vida mejor el día que crucen los muros de la prisión. "Algunos nacen con oportunidades y sin talento, y otros nacemos con talento pero sin oportunidades. Esto es una ventana al aprendizaje", afirma Santiago, interno de la cárcel que ahora está cursando la ESO.

Este hombre de origen colombiano se levanta cada mañana deseando ir a clase. Un entusiasmo que se palma en sus palabras. "Empecé en el 2019. Iba un poco flojo, pero poco a poco he ido mejorando. Quiero dar lo mejor de mí para demostrar que estoy capacitado para volver a la sociedad".

"El nivel de educación de nuestros países no es tan alto como aquí en Europa, y aquí nos están enseñando bastante", cuenta el preso, que nació en Cartagena de Indias y vivió 18 años en Venezuela. "Soy más de letras. Me encanta el periodismo y la comunicación social. En mi país nunca tuve la oportunidad de estudiar".

Santiago lleva siete años en España, cuatro de ellos en prisión. Las aulas de la cárcel han abierto para él un mundo que nunca conoció y que le da las fuerzas para seguir adelante. Tal es su implicación, que en la primera evaluación de este curso ha sacado un 8 en Matemáticas, la asignatura que más se le resiste. "Esto es algo que me encanta. Los profesores que nos atienden tienen un gran nivel de humanidad. La verdad es que estoy contentísimo".

El mismo entusiasmo de Santiago se palma en el discurso de Marta, secretaría del centro y profesora. "Actualmente, tenemos cerca de 300 alumnos y unos 165 en lista de espera. Además, damos clases en dos módulos que no pueden venir al centro sociocultural", explica.

Marta, secretaria y profesora del centro educativo público de adultos Ana de Mendoza. Carlos Luján Europa Press

Por las aulas pasan personas de todos los niveles. "Tenemos alumnos que no saben leer ni escribir y alumnos que quieren sacarse el graduado escolar". Estudiar en la cárcel, lógicamente, es voluntario, pero Marta y el quipo docente de Estremera procura inculcar en los presos "el valor de tener una formación y lo que les va a beneficiar".

Ella da clases a alumnos de aislamiento y de la unidad terapéutica, concretamente, de Lengua, Matemáticas, Ciencias Naturales y Sociales. El suyo, asegura, es un trabajo "totalmente vocacional". "He encontrado mi sitio. Soy muy feliz con mis alumnos y creo que ellos también son felices con mi clase y están motivados".

1.850 internos estudiando

En total, más de 1.850 internos de los distintos centros penitenciarios de la Comunidad de Madrid recurren a la educación para buscar una segunda oportunidad una vez cumplan condena.

El consejero de Educación, Ciencia y Universidades, Emilio Viciana, ha visitado este viernes la prisión de Estremera para conocer la labor del centro educativo. Viciana ha estado acompañado en la visita por el director de este centro educativo, Eduardo Gil; el director de la prisión, Enrique Valdivieso, y el director general de Instituciones Penitenciarias, Miguel Ángel Vicente.

El director general de Centros Penitenciarios, Miguel Ángel Vicente, y el consejero de Educación, Ciencia y Universidades, Emilio Viciana, durante su visita al centro penitenciario de Estremera. Carlos Luján Europa Press

Aunque la gestión de los centros penitenciarios son competencia de la Administración General del Estado en toda España salvo en Cataluña y País Vasco, los centros educativos en su interior son gestionados por cada comunidad autónoma.

En total, en las cerca de 80 instalaciones bajo el control de Instituciones Penitenciarias hay 12.584 alumnos matriculados, según ha explicado su coordinadora de Tratamiento y Gestión Penitenciaria, Lourdes Gil, en declaraciones a los medios de comunicación.

A su llegada, Emilio Viciana ha felicitado a estos alumnos por querer formarse y por "luchar por una segunda oportunidad" a través de la educación. De los 70 CEPA con que cuenta la Comunidad de Madrid, siete se encuentran en centros penitenciarios a los cuales sus alumnos acuden de forma voluntaria, conscientes del valor que la formación tiene para su reinserción y para encontrar un empleo fuera de la cárcel.

A estos centros educativos se suman las aulas UNED en las que cerca de un centenar de reos cursan estudios universitarios a distancia y que reciben periódicamente la visita de tutores que les prestan seguimiento.

Los siete CEPA de las prisiones madrileñas -Alcalá de Henares (hombres y mujeres), Soto del Real, Aranjuez, Navalcarnero, Valdemoro y Estremera- forman parte de los 70 repartidos en toda la región, en los que este curso académico hay matriculados más de 35.600 estudiantes mayores de 18 años que quieren iniciar, mejorar o completar sus estudios.

En ellos pueden obtener el título de Educación Secundaria Obligatoria; Enseñanzas iniciales; español para extranjeros y ciclos de Formación Profesional de Grado Básico para lograr el título de Secundaria.

Además, ofertan cursos técnico-profesionales como la preparación de las pruebas de acceso a ciclos de Grado Superior de FP o los talleres operativos para alumnado con discapacidad. Del mismo modo, ofrecen actividades como idiomas (inglés, francés y alemán) e informática.

Igualmente, todos los centros locales y comarcales participan en el Plan Nacional de Competencias Digitales para facilitar que la población con escaso nivel en el uso de las nuevas tecnologías adquiera las capacidades básicas para comunicarse en las comunidades virtuales e interactuar en línea a través de plataformas y herramientas específicas.