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La ciudad de Madrid está experimentando un fenómeno que se lleva repitiendo desde hace un tiempo con una tendencia muy marcada. Se trata del cierre de locales de ocio, desde bares hasta restaurantes pasando por discotecas, para dejar paso a nuevas aperturas.

Sin embargo, alguno de estos cierres es especialmente traumático como el que se ha producido recientemente en una de las mayores compañías de restauración del planeta. Y es que Vips llora ahora la clausura de su restaurante más icónico en nuestro país,

El primer Vips que se abrió en España cierra sus puertas. Se trata del situado en el número 4 de la calle Julián Romea, en el distrito de Chamberí. Una pérdida importante para todos los habitantes del barrio y también para la empresa, que anunciaba con tristeza esta buena nueva.

"Perdonen las molestias por no volver a servir tortitas en este local". Así rezaban los carteles que confirmaban el 'funesto' suceso. Un local que llevaba abierto más de cinco décadas y que ahora envía a sus clientes más fieles a sus centros más cercanos.

No obstante, nunca más podrán volver a disfrutar de sus platos más típicos en este enclave privilegiado y tan transitado de la ciudad de Madrid. Un restaurante que con el paso de los años ha ido instaurando en España un concepto de cocina y de servicio totalmente diferente y rompedor.

Adiós al Vips más antiguo de España

El restaurante Vips de la calle Julián Romea abrió sus puertas en el año 1969. Aterrizó en Madrid, en el distrito de Chamberí, con la intención de instaurar un concepto totalmente nuevo, el estilo dinner americano. Sin embargo, poco a poco fue acercándose también al influjo mediterráneo.

Y ahora, cierra sus puertas entre el secretismo y el olvido como quien apaga las luces de una habitación sin despedirse para siempre. Pero dejando multitud de recuerdos y anécdotas, habiendo pasado por diferentes situaciones, incluso graves crisis económicas.

No obstante, también ha habido momentos buenos, como la gran expansión que ha tenido la marca durante estos 50 años. Y es que el volumen de negocio, a pesar de las vacas flacas, no ha cesado de crecer. Una idea que nació en México y que hoy en día ha conquistado el mundo.

El empresario Plácido Arango, junto a sus hermanos Manuel y Jerónimo, impulsaron la idea novedosa de este tipo de restaurantes de claro estilo americano. En el año 1964, de la mano de la compañía hostelera Cifra, dieron apertura al primer Vips de la historia en Ciudad de México.

Este restaurante permanecía abierto las 24 horas del día, lo que le reportó un éxito inmediato. Era la gran novedad. Y su crecimiento fue fulgurante ya que en tan solo 5 años aterrizó en países como España. Y enseguida se convirtió en un clásico de la capital de España.

No obstante, la mayoría de los negocios de Vips en España han abandonado lo que hace años era una máxima, que era tener que pasar al entrar y al salir por la tienda que había junto a cada restaurante. Un concepto único y que marcó durante años la diferencia.

De hecho, en muchas ocasiones estas tiendas funcionaban hasta las 03:00 horas de la madrugada y en ellas podíamos encontrar casi de todo. Además, el volumen de crecimiento del negocio propició que poco a poco fueran absorbiendo marcas como Ginos o Friday's en los años 80. E incluso propició la llegada de Starbucks a España en los años 2000.

La marca encandiló a ciudades como Madrid por su negocio sencillo, su buena calidad a precios razonables, marcados sobre todo por sus descuentos y promociones, y su rapidez sin perder calidad.

Pero este crecimiento desmedido llevó a una mala gestión del negocio y a una profunda crisis en el año 2009. Se cerraron cientos de restaurantes, se dejó caer a las marcas menos importantes y se centraron todos los esfuerzos en Vips, Ginos y Friday's. Y tras unos años de pérdidas, consiguieron remontar el vuelo hasta que en 2018 el grupo fue comprado por Alsea por unos 500 millones de euros.

Durante todos estos años, este Vips ha sido reconocido como uno de los grandes iconos de la empresa en el país. Sin embargo, poco a poco, los clientes fueron notando una pérdida de calidad en el servicio. Algunos como Susana denunciaron incluso que en ocasiones llegaban a esperar "media hora" para no ser atendidos hasta incluso "morir de hambre".

Algo similar vivió Mayte, quien afirma que "la última vez que estuvo allí había bastante gente y tardaron mucho en atenderle". La caída de nivel provocó "decepción" en muchos comensales en su recta final, denunciando la falta de camareros, lo que se traducía en un "servicio mejorable". Y es que para muchos como Manuel, es "un sitio que ha perdido todo lo que fue".