Es un secreto a voces que cumple más de 50 años oculto en una recóndita calle de Alto Extremadura. Su fachada pasa desapercibida, pero en su interior se encuentra Hermanos Míguez, una casa de comidas de toda la vida, esas a las que ahora están todos los hosteleros del momento intentando volver con nuevas propuestas en Madrid.
"Hay que conocerlo. Vivimos del boca a boca y siempre estamos llenos", cuenta Arturo Míguez, que da de comer a 120 personas al día, pero porque no tiene más aforo que para 40 personas y sólo abre en horario de comidas.
La autenticidad del espacio y el servicio lo convierten en una casa de comidas de toda la vida, esas a las que ahora están todos los hosteleros del momento intentando volver con nuevas propuestas en Madrid.
Arturo en su restaurante, Hermanos Míguez.
A pesar de que la vida le dio un duro golpe hace 4 años —un tumor genérico le hizo tener que aprender a andar y cocinar de nuevo a sus 50 años—, Arturo Míguez se sigue levantando cada día para a las 8.30 de la mañana estar en su restaurante preparando los alrededor de 30 platos que ofrece en su menú del día a 13 euros. "El día que no cocino, estoy mal", confiesa.
El padre y tío de Arturo abrieron en 1973, junto al paseo de Extremadura, Hermanos Míguez (calle Herminio Puertas, 10, Latina). Después, el negocio familiar pasó a manos de su madre y madrina.
Desde que tiene uso de razón, Arturo ha estado ayudando y trabajando en el restaurante. De pequeño pelaba patatas, a los 13 años ya estaba en sala sirviendo y con 20 años decidió que quería seguir con el legado familiar.
"Ahí mi madre me dijo: ¿Tú qué piensas hacer con esto? La gente no viene por lo guapo que eres tú, viene porque das calidad y cocinas bien". El sermón le sirvió a Arturo para aprender a cocinar y estar en los últimos 15 años al frente de Hermanos Míguez junto a su madre, Josefa Rodríguez, que hasta los 74 estuvo al pie del cañón con él, hasta que decidió jubilarse este año.
Entrada de Hermanos Míguez.
Desde entonces ofrece un menú del día por sólo 13 euros en el que elegir entre 10-14 primeros, 14-16 segundos y unos 8 postres. Todos caseros, elaborados por Arturo a la antigua usanza, con las recetas tradicionales de su madre y a fuego lento.
Platos bien contundentes (como sus lentejas, que las llena tanto, que es imposible coger el plato sin mancharte los dedos) y bien servidos (con rapidez y una sonrisa acompañada de un 'bonita' o 'campeón' en cada frase).
Plato de lentejas, de Hermanos Míguez.
Lo que viene siendo una casa de comidas en la que a los camareros los acabas sintiendo como de tu familia. Por ello, muchos clientes le cuentan sus confidencias a Arturo, al igual que él. Tal es la confianza y la fidelidad de sus parroquianos, que Arturo tiene un grupo de WhatsApp con ellos. "Ya son amigos, y ahí me reservan y piden para llevar", explica.
Sus primeros platos son a elegir entre la sopa castellana, de fideos, lombarda rehogada, coliflor al gusto, judión de la granja, arroz caldoso, tallarines con queso, judías verdes naturales, repollo, arroz a la cubana y el gazpacho andaluz, entre otros.
Para el verano, algunas propuestas cambian por otras más fresquitas, como la ensalada mixta, de pasta, campera y rusa.
Además, todos los lunes hace las famosas lentejas de la casa, los martes el demandado cocido (menos en verano), los jueves paella y callos, y los viernes, potaje de garbanzos.
Pizarra con el menú.
La indecisión inunda al comensal cuando tiene que escoger su plato principal. Tiene que elegir entre infinidad de propuestas como el solomillo de cerdo, el secreto ibérico, el churrasco de pollo o ternera, el filete o hígado de ternera, el rabo de toro, la cinta de lomo con huevos fritos, los sanjacobos caseros, los filetes rusos caseros, las croquetas caseras, la trucha, emperador o lubina a la plancha, los boquerones malagueños, "y más pescados a preguntar", añade.
Pero deja hueco para los postres gigantes, a los que a todos les acompaña el apellido de casero en la pizarra: el flan, la torrija de leche, el arroz con leche, las natillas, la cuajada, el flan con nata, la crema catalana, los helados y la fruta de temporada.
Los domingos ofrece un menú a 18 euros con platos más elaborados como el arroz con bogavante, el cachopo y el bacalao, entre otros.
Arturo Míguez es ese querido hostelero de Puerta del Ángel que lleva medio siglo conquistando al barrio y a sus comensales con su cariño y platos caseros desde su acogedora casa de comidas.