Hace años, al caminar por la Gran Vía, se podían contemplar los carteles de todos los estrenos de cine semanales, algunos de ellos, incluso pintados a mano. En una época en la que los madrileños no consultaban los estrenos por internet o en sus teléfonos móviles, para ir al cine una tarde era más sencillo pasear por esta avenida y ver los carteles de las distintas películas y las horas de los distintos pases. 

Pero los tiempos han cambiado. La Gran Vía ya no acoge tantos cines como años atrás y los carteles ya no se pintan a mano, sino que lucen en grandes pantallas iluminadas a lo largo de todo el día. Además, las salas se han dispersado por toda la región y se ubican en centros comerciales, en los distintos barrios o incluso en autocines al aire libre. Así, el séptimo arte se ha convertido, con el paso del tiempo, en una opción de ocio accesible para todos los madrileños.

Sin embargo, aunque la Gran Vía acogiera tantos cines en el pasado, la primera sala de la historia de Madrid no estuvo ubicada en la icónica avenida, ¿Dónde y cuándo nació el séptimo arte en Madrid? 

Tal y como escribe Julio Pérez Perucha en el libro Historia del cine español de la editorial Cátedra, el cinematógrafo creado por la casa Lumière llegó a Madrid bajo el brazo de Alexandre Promio, un fotógrafo francés que había acudido a la primera proyección realizada por los hermanos Lumière en el Salon indien del Grand Café ubicado en el número 14 del Bulevar de los Capuchinos de París. 

Una fotografía de Alexandre Promio Wikipedia

Impresionado por el cinematógrafo, Promio comenzó a trabajar para los hermanos Lumière y estos le encargaron una misión: filmar las distintas ciudades del mundo y así presentar, y vender, este nuevo invento. 

La primera parada del viaje de Promio fue Madrid. A su llegada a la capital, Promio mostró a los madrileños el cinematógrafo en San Isidro, el día 15 de mayo de 1896, en uno de los salones del antiguo Hotel Rusia, ubicado en el número 34 de la Carrera de San Jerónimo. De esta manera, una de las salas de este desaparecido hotel, se había convertido, de manera improvisada, en el primer cine que tuvo Madrid. 

En el programa, se ofrecían 10 películas rodadas en Francia: la avenida de los Campos Elíseos, la demolición de un muro, la salida de los obreros de una fábrica y por supuesto, la llegada de un tren a la estación. 

[Un cine de verano en el cielo de Gran Vía: la azotea que está llena de famosos actores y actrices]

Las reacciones de la prensa madrileña sobre el invento de Lumière no se hicieron esperar. El periódico La Época, en su sección titulada 'Diversiones públicas', escribía el 14 de mayo de 1896 que "El cinematógrafo, o sea la fotografía animada, es verdaderamente notable y constituye uno de los adelantos más maravillosos alcanzados por la ciencia en el siglo actual". 

Los periodistas de La Iberia, definían el invento de la casa Lumière como "fotografía animada" en la que, "sobre un telón blanco, se proyectan los cuadros, viéndose reproducidos los movimientos de las personas, el paso de carruajes, la llegada de un tren y la ondulación de las aguas". 

Pero, ¿Qué ha pasado a día de hoy con el que fue el primer cine de la ciudad de Madrid? Poco queda del lujoso Hotel Rusia en el número 34 de la Carrera de San Jerónimo. Sin embargo, entre dos balcones asoma una placa que rememora el histórico momento en el que el cine nació en Madrid.

La placa ubicada en la Carrera de San Jerónimo que homenajea el nacimiento del cine en Madrid Diario de Madrid/Ayuntamiento

Muy cerca, también se encuentra una placa que se colocó cuando se cumplieron 100 años de la primera proyección de la historia. 

Placa conmemorativa del centenario del cine en Madrid Diario de Madrid/Ayuntamiento

Las primeras películas

Una vez que el cinematógrafo llegó, y sorprendió, a la sociedad madrileña, Promio comenzó a filmar algunas películas en la ciudad. Una de las más llamativas es la que muestra la Puerta del Sol, llena de carruajes tirados por caballos. Otra de las primeras películas de la historia nos muestra una vista, con un encuadre imperfecto, de la Puerta de Toledo. También llama especialmente la atención ver cómo, a través de los arcos de esta puerta, entran los carruajes de caballos. 

La Puerta del Sol en 1896 Filmoteca Española

La Puerta de Toledo en 1896 Filmoteca Española

Pero el objetivo de Promio, no era otro que intentar captar con el nuevo invento las particularidades de cada una de las ciudades que visitaba. Por eso, entre su colección de películas, destaca la llegada de un grupo de toreros en un carruaje. 

Un grupo de toreros en 1896 Filmoteca Española

Otra de las primeras imágenes que captó el cinematógrafo fue las maniobras de un grupo de soldados en el Palacio Real de Madrid. 

Soldados en el Palacio Real de Madrid 1896 Filmoteca Española

Promio capturó con su cinematógrafo un Madrid que ya no existe. Y es que, hace ya más de 125 años que la capital se convirtió en una de las ciudades pioneras en Europa en acoger el invento que cambiaría para siempre el entretenimiento en todo el mundo. 

Desde entonces, el mundo, la sociedad y el propio cine han cambiado mucho, pero lo que permanece es el sentimiento que produce el encontrarse a oscuras en una sala llena de desconocidos cuando comienza una película. El mismo sentimiento que, aquel lejano día de San Isidro de 1896, tuvieron los asistentes de la primera proyección cinematográfica en el Hotel Rusia hace más de 125 años.