Si la mayoría de los clubes londinenses, de esos a los que van los gentleman de cada época, suelen ser lugares cerrados, a ras del suelo; el club más elitista de Madrid, el Club Financiero Génova, es la última estación antes de llegar al cielo.

Y no es una exageración porque este lugar casi secreto hasta ahora está situado en la planta 14 del edificio Centro Colón, uno de los inmuebles más modernos de su tiempo que se levantó sobre las ruinas de un palacio De hecho, fue uno de los primeros en tener una pista de squash en su interior que, antes del pádel, era el deporte que triunfaba entre una determinada clase social.

"Juan Garrigues Walker y Antonio Muñoz Cabrero habían estado en EEUU y Reino Unido y volvían diciendo que Madrid necesitaba un club financiero como los clubes de caballeros británicos. Eran los años 70 y, como todo, al final fue un grupo de amigos los que decidieron que querían un lugar donde reunirse y hacer relaciones. Alguien les hablaría del Centro Colón y compraron la planta 14", explica Arturo de las Heras, el presidente desde hace tres años de este increíble espacio, sentado en una mesa de la zona reservada para socios.

Arturo de las Heras, el presidente del Círculo Financiero Génova. Laura Mateo

El padre de Arturo también fue socio del club y él no se lo pensó dos veces a la hora de implicarse cuando el anterior presidente, Juan Pablo Lázaro, quiso montar su junta directiva. "Le llamé y le dije que quería estar. Entonces era de los jóvenes del club y había que hacer cambios poco a poco", asegura De las Heras que opta este año a repetir en su segundo mandato.

El Club Financiero Génova empezó a funcionar en 1972 y, como explica su presidente, fue durante mucho tiempo el lugar al que todo el que quería ser alguien en el mundo de las finanzas y de la empresa en España tenía que venir aunque fuera para estar bien informado de lo que se cocía.

"Ahora no tiene tanto esa función de obtener información pero sí de crear relaciones empresariales. Aquí vienen empresarios y gente de negocios a hablar de negocios" sabiendo que, como deja muy claro De las Heras, "las paredes de este club no hablan".

Una parte del Club Financiero Génova. Laura Mateo

Laura Mateo

¿Y si hablarán? Es tentadora la pregunta pero el responsable de esta nueva etapa sólo confiesa secretos medianamente conocidos como que en aquellos años 70, en esa España removida, donde había oídos y ojos hasta en los confesionarios, algunos de los salones privados del Club Financiero Génova sirvieron para que los padres constituyentes se reunieran "con toda la discreción" y pudieran llegar a acuerdos.

Si hablaran, seguimos sugiriéndole al presidente, contarían infinidad de fusiones, compras y alianzas estratégicas empresariales que han marcado el pasado y el futuro del país. Pero la discreción manda en cada paso de los que atraviesan las grandes cortinas de terciopelo para llegar a la luz, sea hombre o mujer.

Bueno, una diversidad que no hace tanto que entró por la puerta pero que llegó mucho antes que a otros clubes de este estilo. Hasta el año 2000, el Génova fue exclusivamente de caballeros. Con la llegada del nuevo milenio empezaron a admitir a las primeras mujeres como socias, hoy son el 30%, "más que en los consejos de administración", bromea. Además la directora es mujer y dos vicepresidentas de las cinco que hay, también.

José Manuel García y Nino Redruello, en la azotea del Club Financiero Génova. Juan Serrano Corbella

Admitir a mujeres ha sido en la historia de estos clubes un paso importante para modernizarse y sobrevivir a los cambios pero, como le ha ocurrido con muchos, al Club Financiero Génova también le llegó el momento de la encrucijada: renovarse o irse apagando poco a poco entre los 500 socios que son ahora mismo. Y la luz que entra por las ventanas de estos 2.700 metros cuadrados rodeados de terrazas por todos lados es imposible de tapar ni con toda la tradición del mundo como excusa.

Así que tomaron la decisión de que podían abrir al público, en determinadas horas y bajo una serie de condiciones, el increíble espacio que había estado limitado durante décadas a quiénes pudieran comprar su entrada (12.000 euros por cuatro acciones) y pagar la cuota mensual

Y ahí es donde entran en juego dos de los socios del Club Financiero Génova con mejor visión empresarial en la hostelería madrileña actual: Nino Redruello, de Familia La Ancha y José Manuel García, de Azotea Grupo. Es decir, el buen comer con el mago de las alturas de Madrid que gestiona ya la terraza del Club, Picalagartos y en breve la de Cibeles, con un éxito de crítica y público absoluto.

Terraza del Club Financiero Génova. Laura Mateo

De hecho, José Manuel García cuenta a Madrid Total que entró a formar parte del Club Financiero en 2017 precisamente porque sabía que algún día gestionaría esas terrazas, era un sueño que ahora se ha hecho realidad. "Es el mejor espacio de Madrid", confiesa.

La reforma de todos el restaurante, a cargo de Alejandra Pombo y el estudio de Arquitectura Invisible, ha conseguido además que el exterior sea parte del interior o que estar dentro sea como estar fuera en cualquier momento del día. Una igualdad en las alturas.

Cómo repite en cuanto puede la propia directora del Club Financiero Génova, Arrate Oromí Sáenz de Navarrete, "antes éramos unas vistas con un club y ahora somos un club con vistas".

Además, la increíble transformación, que ha supuesto una inversión de cuatro millones de euros, ha conseguido el visto bueno de todos los que llevan décadas sentándose en los cómodos sillones de terciopelo para hablar de fusiones, compras o adquisiciones y de los nuevos que llegan a la antesala del cielo atraídos por el deseo de disfrutar de una experiencia única.

"Todo lo que se ve es nuevo, incluidos los espejos envejecidos, aunque no lo parezca porque hemos apostado por la madera y por el terciopelo para mantener el alma del club, aunque abriendo los espacios con enormes cristaleras para que se pueda disfrutar de las vistas estés donde estés", explica José Manuel García, cuya especialidad es aprovechar la polivalencia de los espacios y hacerlos únicos, un puzle de lujo en el caso del Club Financiero Génova.

Su compañero de aventuras, Nino Redruello, también sabía perfectamente qué tenía que poner el club encima de las mesas de sus socios para que se sintieran como en casa, antes incluso de que cerrara una carta que, ya adelantamos, irá cambiando con los productos de temporada.

Cocina vista del Club Financiero Génova. Laura Mateo

El restaurante cuenta con una impresionante cocina vista (aunque puede taparse con unos paneles si es necesario) donde han elaborado platos que guardan sabores de casa con toques que recuerdan a lo que se servía en el club de toda la vida. El equilibrio perfecto de Nino que, además, ha creado como una de las novedades el pasillo dulce de los postres, un lugar de transición donde estarán preparando al momento delicias como el sufflé de Alaska, la tarta de queso de Fismuler o la Isla Flotante. 

"Cuando se abrió en los años 70 había un plato que tenía caviar iraní y salmón noruego. Y se hacía una tortilla, que llamaban 'mal hecha', y que tenía angulas. Así que imagínate, aquí ha estado siempre lo mejor de lo mejor", recuerda De las Heras para aclarar que en esta azotea se come a la altura de sus comensales y de su planta 14.

De hecho, la tortilla 'mal hecha' sigue teniendo un hueco en las comandas pero en una creación de Nino (tortillas velazqueñas) que combinan con trufa, boquerones en vinagre o lo que al gran chef se le ocurra ese día. Y nada tiene que envidiarle a la 'bien hecha', sea esa la que sea.

"De hecho, elegimos a La Ancha precisamente porque era una propuesta que encajaba perfectamente con el club. Aquí vienen empresarios que están reunidos en una comida de trabajo y no quieren que nada les interrumpa la conversación que casi siempre es muy importante. Nuestro personal está altamente profesionalizado y ni siquiera notas que te falte agua o vino, el servicio no tiene que notarse... Y la comida de La Ancha es perfecta porque no tienen que interrumpirte cada dos por tres para explicarte qué es el plato o cómo comerlo. Si has pedido merluza, es merluza, de la mejor", aclara el presidente del Club al que hasta 10 grupos quisieron echarle mano pero sólo Azotea Grupo y Familia La Ancha lo han conseguido.

El presidente del Círculo Financiero Génova y la directora. Laura Mateo

A estas alturas, la información más importante que falta son las opciones para hacerse con un hueco en estos cielos. Los 500 socios que forman el club siguen teniendo sus privilegios intactos: hay una parte de la planta que será reservada para ellos la mayor parte del día entre semana, preferencia a la hora de hacer las reservas y la butaca preparada en alguna de las dos barras para tomarse su trago como siempre.

También tendrán cierta preferencia los "amigos de socios". Es decir, se puede hacer una reserva en la web alegando que eres invitado del socio número tal y ese socio tendrá que confirmar la relación. "Esto seguro que va a gustar mucho a los socios que van a ver cómo su entorno le van a pedir que los inviten para disfrutar de este increíble espacio. Que los inviten a su club", recuerda Arrate Oromí Sáenz de Navarrete.

Y para el resto de visitantes, podrán subir a la planta 14 a partir de las seis de la tarde de lunes a viernes y los sábados y domingos desde las 12 de la mañana.

"Nos dimos cuenta de que en el horario de negocios, -los desayunos, la comida y por la tarde-, el club está lleno de socios. Pero por la noche y los fines de semana, no había mucha gente porque es un centro de negocios. Y pensamos que estaría bien devolverle a la ciudad de Madrid las mejores vistas, el mejor lugar, en los horarios en los que ya no hay muchos socios o incluso vienen pero de otra forma", aclara De las Heras, sin decir pero asumiendo que también es una forma de rentabilizarlo.

Eso sí, sea el día que sea y seas invitado o visitante, hay que acceder al espacio siguiendo unas obligadas normas de dress code: nada de vaqueros, nada de pantalones cortos, nada de bermudas, nada de zapatillas blancas, nada de camiseta de deporte, nada de sudaderas... 

"Ya no exigimos corbata, pero el dress code sigue siendo formal y los hombres con chaqueta", insisten, y lo remarcan en la web incluso cuando vas a hacer la reserva (www.clubfinancierogenova.es).