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Madrid, como otras muchas zonas de España, centra durante las últimas horas la atención. Y más especialmente, zonas como la de Tres Cantos, el municipio en el que se ha producido el incendio más grave en lo que va de verano en la Comunidad.

A última hora de la tarde de este lunes, los servicios de emergencias enviaban los primeros reportes. Un importante incendio forestal se desataba en la zona de monte bajo afectando a varias urbanizaciones como Ciudalcampo y Fuente El Fresno, pero sobre todo, Soto de Viñuelas.

Todos los efectivos disponibles se desplazaron a la zona para intentar sumar en las labores de extinción de las impresionantes llamas. Desde bomberos de la Comunidad y el Ayuntamiento hasta operarios de la Unidad Militar de Emergencia y agentes forestales.

A pesar de que la acción fue rápida y eficaz, no se pudo evitar la muerte de una persona: un hombre de mediana edad que sufrió quemaduras en el 98% de su cuerpo cuando intentaba salvar unos caballos en la finca en la que trabajaba. Un incendio terrible que, aunque está por confirmar, parece que se originó por la acción de una tormenta seca.

Y es que este tipo de fenómenos meteorológicos son el mayor enemigo en este tipo de situaciones. Procesos de vientos fuertes con rachas de hasta 70 kilómetros por hora con alta carga de componente eléctrico que a través de un simple rayo pueden provocar una chispa que arrase con todo. Es precisamente ahora esto lo que más preocupa a las autoridades y a los servicios de emergencia.

¿Qué es una tormenta seca y qué peligros tiene?

Aunque todavía está por confirmar de manera oficial el origen del grave incendio originado este lunes en Tres Cantos, lo que sí está claro es que las famosas tormentas secas son la mayor amenaza que existe en las próximas horas. Y es que las previsiones meteorológicas no son nada halagüeñas.

Todo hace indicar que desde primera hora de esta tarde se repetirá una situación similar, "o incluso peor", a la vivida en el momento en el que se ocasionaron los graves incidentes. Y es que esta semana está marcada por la repetición de estas peculiares tormentas secas.

Estos curiosos fenómenos en los que el cielo se vuelve oscuro se identifican como la gran amenaza dentro de una ola de calor. Truena y parece que va a llover, pero nunca rompe. O esa es la percepción que tenemos, ya que sí hay precipitaciones, pero se evaporan antes de tocar el suelo.

Dichas condiciones climatológicas son realmente peligrosas ya que, al no ir acompañados de lluvia, no se tienen tan en cuenta. Sin embargo, son una de las principales causas naturales de incendios forestales. La compleja cadena de procesos atmosféricos que se producen y las crecientes olas de calor desatan el caos.

Una chispa convierte una vasta extensión de terreno en un auténtico polvorín. Estos fenómenos meteorológicos están caracterizados por la presencia de actividad eléctrica intensa acompañada de precipitación escasa que no llega al suelo. Por ello, se produce una contradicción en torno al término 'seco'.

Todas las tormentas son inicialmente fenómenos 'húmedos'. Se forman a partir de la condensación de vapor de agua y generan precipitación en su interior. Pero la diferencia radica en lo que sucede con esa lluvia durante su descenso hacia el suelo.

Esta precipitación se forma en las capas altas y encuentra en su caída una capa de aire extremadamente seca y cálida. Esta 'barrera invisible' hace que las gotas de lluvia o incluso los cristales de granizo se evaporen antes de poder tocar el suelo.

Uno de sus rasgos más característicos es la virga, las cortinas de precipitación que se divisan a lo lejos y que cuelgan de la base de las nubes, pero que se desvanecen en el aire. Esa lluvia fantasma es el rasgo inequívoco de que nos encontramos ante un fenómeno muy peligroso.

Todo ello se une a un continuado aparato eléctrico con relámpagos y truenos intensos y rachas de viento violentas, conocidas como "reventones", que pueden superar los 100 kilómetros por hora. Y así es como surge una sinergia peligrosa que crea las condiciones perfectas para provocar desastres naturales de gran magnitud como el sucedido en Tres Cantos.

El calor intenso crea una fuerte inestabilidad en las capas bajas de la atmósfera, generando potentes corrientes ascendentes que alimentan la formación de nubes de tormenta. A la vez, las altas temperaturas crean esa estructura vertical de aire muy cálido en la superficie y una capa de aire seco en niveles medios que hace que la lluvia se evapore antes de llegar al suelo.

Por otro lado, ese calor y una baja humedad hacen que la vegetación y el suelo se deshidraten, convirtiendo estos terrenos en un polvorín que solo necesita una chispa para arder. Después, las fuertes y erráticas rachas de viento hacen que esas llamas se aviven en segundos y sean incontrolables.

Estos vientos pueden llegar a derribar árboles, dañar grandes infraestructuras y, en el contexto de los incendios, actuar como fuelles gigantes que avivan las llamas provocando una propagación letal del fuego.

Y esa necesaria chispa se origina debido a los llamados rayos secos: rayos nube-tierra que se producen sin la protección natural de la lluvia y que calientan el aire a 30.000 grados. Al impactar sobre la vegetación previamente desecada por el calor, la ignición es casi instantánea.

Sin la tradicional lluvia de las tormentas, no hay vías para que se extingan estos pequeños focos antes de que se propaguen. Y tampoco para que se limpie un aire incluso más perjudicial de lo normal, ya que los potentes vientos pueden levantar enormes cantidades de polvo y arena que reducen la visibilidad a cero y que transportan partículas peligrosas para el sistema respiratorio.

El peligro que viene

Esta concatenación de situaciones desgraciadas fue lo que provocó, con total probabilidad, el grave incendio de Tres Cantos. Sin embargo, lo realmente negativo ahora mismo es que se espera que durante la tarde de este martes se repitan unas condiciones muy similares

De hecho, las autoridades de la Comunidad de Madrid esperan que las nuevas condiciones sean "incluso peores" cuando el incendio se encuentra ya "perimetrado y en fase de control". Por lo tanto, se podría perder parte del terreno ya ganado.

Fuentes oficiales indican que la superficie quemada supera las 1.500 hectáreas, aunque el terreno global afectado podría haber sido incluso de más de 2.300. Tal y como ha declarado Carlos Novillo, consejero de Medio Ambiente, Agricultura e Interior de la Comunidad de Madrid, "las dotaciones desplegadas están ampliando en estos momentos los cortafuegos y refrescando las zonas calientes".

El incendio, que se encuentra en Situación Operativa 2, "aún no se puede dar por controlado" ante las malas previsiones que hay para la tarde de este martes con la presencia de nuevas tormentas secas "con vientos muy fuertes que pueden reavivar parte de ese perímetro donde se está trabajando ahora mismo".