Antes de llegar a la política, Jesús Santos trabajó dieciséis años dentro de la empresa municipal de gestión de residuos ESMASA. Santos fundó la sección sindical de la misma y lideró una huelga que revirtió el intento de privatización del servicio que perseguía el Partido Popular.
Su huella en la empresa pública y en la política local, a la que entró de la mano de Ganar Alcorcón en 2015, se desdibuja ahora en una ciudad que todavía llora su pérdida y que ha visto cómo las crisis internas dentro de su partido han puesto en peligro su legado.
Las derechas se han aliado con la diputada tránsfuga que, esta misma semana, dejaba a la socialista Candelaria Testa en mayoría simple ante un Partido Popular y Vox, a los que sólo les hace falta el sí de Raquel Rodríguez (hasta mayo miembro de Ganar Alcorcón) para presentar una moción de censura.
Rodríguez asegura que seguirá siendo fiel a sus ideales y da por cerrada la opción de apoyar a Vox y el Partido Popular, pero diferentes voces de izquierdas de la región lamentan ahora la instrumentalización a la que está llegando Ganar Alcorcón y cómo hasta el legado de Santos en ESMASA se ve desdibujado.
Empecemos por el origen de todo. El lunes, 2 de junio, el grupo Ganar Alcorcón anuncia el cese de Raquel Rodríguez como concejala, al tiempo que ella misma anuncia que pasa al grupo de no adscritos.
Con su movimiento, el Gobierno liderado por la socialista Candelaria Testa anuncia la pérdida inmediata de responsabilidades institucionales de Rodríguez. En todo momento se habla de su cargo como concejal, pero quedaba un cabo suelto: ESMASA.
Hasta ese momento, Rodríguez era vicepresidenta de la compañía y esa misma tarde decidió convocar una reunión para nombrarse presidenta de ESMASA, aprovechando la vacante que, precisamente, dejó Jesús Santos al fallecer de cáncer.
Gracias su propio voto de calidad como vicepresidenta y a los apoyos del PP y de Vox, Rodríguez consiguió proclamarse presidenta de esta entidad.
El acercamiento entre Rodríguez y la derecha para conseguir este puesto ha hecho temblar al Consistorio ante la posibilidad de una hipotética moción de censura que la ex edil de Ganemos Alcorcón se ha apresurado a desmentir.
Sea como fuere, con su movimiento, Rodríguez ha conseguido quedarse con 'parte' de las obligaciones que tenía Jesús Santos y cuya 'herencia' (la política, al menos) llevan intentando disputarse desde dentro de Ganar Alcorcón más de dos meses.
El puesto al frente de la empresa pública que el propio Jesús Santos consiguió levantar -hasta el punto de que llegó a dar beneficios durante su primer año de gestión- estaba predestinado para David López, una de las nuevas caras visibles de Ganar Alcorcón y que tras la reestructuración del partido fue nombrado teniente de alcalde.
Pacto antitransfugismo
Aunque precisamente el Partido Popular haya apoyado a Rodríguez para hacerse con la presidencia de ESMASA, Ganar Alcorcón confía en ellos para poder revocar su acta y terminar expulsándola del municipio.
"Activamos el pacto antitransfuguismo que el PP firmó a nivel estatal para que el voto de Raquel Rodríguez no se sume al de la oposición. ESMASA debe poder elegir democráticamente su nueva dirección por la estabilidad institucional y el bien de la ciudad", declaraban desde Ganar Alcorcón horas antes de que su excompañera tomara los mandos de la misma.
Hay que recordar que dicho pacto deja claro que la persona tránsfuga, como ahora califican a su compañera, no debe recibir "privilegios ni premios por quebrantar la voluntad popular". Premio que, según interpretan desde Ganar Alcorcón, es la presidencia de ESMASA.
Además, reclaman a la edil su dimisión inmediata y la devolución del acta. Insisten en que esta situación daña a "la empresa pública y la confianza ciudadana".