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Se dice que Felipe II fue uno de los monarcas más influyentes de la historia de España (cuyo reinado se extendió entre 1556 y 1598). No en vano fue el creador del imperio en el que "nunca se ponía el sol". Sin embargo, en Madrid, entre todos los monumentos y esculturas que conmemoran a tan ilustres personajes, el rey de la segunda mitad del siglo XVI no figura en ninguna plaza.

Y no por falta de ella, pues la estatua existe, aunque guardada desde hace más de 10 años. Concretamente, se traspasó a los almacenes municipales en 2013 por los trabajos de remodelación de la zona de la Plaza de la Armería -entre el Palacio Real y la Catedral de la Almudena- y las obras del Museo de Colecciones Reales, ejecutadas por Patrimonio Nacional.

Era en esta ubicación donde reinaba el homenaje al monarca desde su inauguración en el año 1962. Sin embargo, una propuesta de Vox pretendía ubicarla en otro emplazamiento: la Plaza de la Villa.

Así lo argumentó en la última sesión del Pleno del Ayuntamiento de Madrid, en el Palacio de Cibeles, el pasado 30 de septiembre. Con motivo del V centenario de su nacimiento (que se celebraría en mayo del 2027), plantearon una serie de medidas dirigidas a "rendir homenaje a uno de los mayores monarcas de la historia, que hizo a Madrid, capital de España".

Y es que uno de los hitos que marcaron la trayectoria del rey fue la decisión de instalar en Madrid la corte de forma permanente (que hasta entonces era itinerante). Esto conllevó que la villa acabara siendo la capital política de la Monarquía Hispánica, manteniéndose así hasta el día de hoy.

La propuesta rechazada

"Madrid tiene estatuas al Diablo, al Ratón Pérez, al Perro Paco o a la Abuela Rockera, pero a Felipe II lo tenemos tumbado en un almacén municipal", criticó en dicho Pleno el concejal de Vox, Fernando Martínez Vidal.

En su iniciativa, querían reubicar la estatua en la Plaza de la Villa por ser el corazón histórico de la ciudad y antigua sede del Ayuntamiento. Sin embargo, la propuesta fue rechazada con los votos del resto de partidos municipales (PP, PSOE y Más Madrid) en contra.

Recreación de cómo quedaría la estatua de Felipe II en la Plaza de la Villa. Ayuntamiento de Madrid

La delegada del Área de Gobierno de Cultura, Turismo y Deporte, Marta Rivera de la Cruz, descartó instalarla en dicha ubicación por ya haber otra: la del militar coetáneo al tiempo del monarca, Álvaro de Bazán. "Es parte de la plaza desde su instalación hace más de un siglo y se ha asentado como parte esencial del paisaje urbano de ese entorno".

Aun así, aseguró que se estaban estudiando otras alternativas, puesto que, afirmó, "merece un emplazamiento relevante".

Intentos fallidos

El planteamiento de trasladar la estatua del soberano a la Plaza de la Villa no es nuevo. Ya en 2013 el Consistorio propuso a los ciudadanos mediante votación (tanto en la Junta del distrito Centro, como a través de una página web habilitada) elegir si se movía la efigie del almirante por la de Felipe II.

La iniciativa formaba parte del Plan Monumenta, una estrategia del Ayuntamiento del momento (presidido por Ana Botella) para "poner en valor, mejorar el patrimonio y aumentar la implicación de los madrileños en la ciudad". Finalmente, no se llevó a cabo.

Posteriormente, en 2020, el entonces director general de Patrimonio Cultural, Luis Lafuente, también señaló que la estatua volvería a su antigua ubicación (la Plaza de la Armería) a partir de junio de 2021, cuando estaba previsto que finalizasen las obras del entorno.

Pero no se volvió a instalar "por petición de Patrimonio Nacional", como señalan fuentes municipales, a pesar de que el museo quedó inaugurado hace dos años, en 2023.

Por el momento, el monumento continúa 'desterrado' de las calles madrileñas, a la espera de encontrarle un hueco digno del rey que fue.

La estatua de Felipe II

Obra de Federico Coullaut-Valera, la escultura es una reproducción en bronce de la de los hermanos Leone y Pompeo Leoni del siglo XVI, que se conserva en el Museo del Prado.

Retrata a Felipe II a la edad de veinticuatro años, recreando una imagen del monarca como "príncipe del Renacimiento". Con una armadura minuciosamente trabajada y ricamente decorada, destacando el bajorrelieve del pecho.