Desde hace tiempo estoy asombrado por el optimismo de las previsiones sobre el crecimiento del PIB español. El cuadro macroeconómico del Gobierno, en el que se basa el proyecto de los Presupuestos de 2022, afirma que en 2021, será del 6,5% y en 2022, el 7%.

No tengo los instrumentos de análisis del Gobierno y los organismos expertos, ni los de los departamentos de estudios de empresas como CaixaBank, BBVA o Iberdrola. Pero no me cuadran las cifras.

En el primer trimestre de 2021 oficialmente la economía decreció el 0,6%, y el INE calculó que en el segundo habría aumentado el 2,8%. Luego declaró que había tenido un error y que en realidad era el 1,1% ¡Error de más del 50%! A pesar de ello el Gobierno siguió manteniendo sus previsiones de crecimiento para 2021.

Sin embargo, aunque es una medida burda, la suma de esas dos cifras indica que en el primer semestre la subida del PIB fue sobre el 0,5% (-0,6 + 1,1) Por tanto la previsión del Gobierno exige que el PIB crezca el 6% en el segundo semestre. A mí no me cuadra.

La previsión del Gobierno exige que el PIB crezca el 6% en el segundo semestre. A mí no me cuadra

El tercer trimestre de este año ha mostrado una dinámica de gasto interno buena. El turismo interior despertó. Pero el turismo extranjero no se ha recuperado del todo, ya la evolución de la pandemia empeoró. En 2019, en circunstancias normales de turismo el PIB creció el 0,4% y ¡ese año tuvimos más de 80 millones de turistas extranjeros! Apuntar en este año a más del 3 o 4% de crecimiento es un alarde de optimismo. Se puede aceptar, pero me apunto más a la cifra baja que a la alta.

Nos queda un cuarto trimestre por prever el crecimiento. Un trimestre que en 2019, el último año pre-Covid, tuvo un aumento del PIB del 0,4%. Tendríamos que crecer entre el 3 y 4% para cumplir las previsiones del Gobierno. Una cifra totalmente distinta basada en la teoría del rebote. Teoría que afirma que al haber caído el 10,8% el PIB español en 2020 ahora se recuperará con fuerza. Cómo ocurre con los muelles cuando se aprietan. Al soltarlos saltan más. Pero es una teoría. Teoría discutible porque este año aún tenemos los coletazos de la pandemia para el periodo octubre-diciembre 2021. Aunque este no es el mayor peligro ahora para la economía española.

También están, entre otros, la subida del precio de la energía y los cuellos de botella de la logística mundial. Elementos que están amenazando la recuperación mundial y también en España. Parte de la industria automotriz (un 10% de nuestro PIB y un 18% de la exportación) tiene problemas de suministro y ha parado producciones. Esta semana la siderúrgica vasca Sidenor ha anunciado un paro de producción de 20 días por el exceso de coste de la energía. El coste de producir una tonelada de aluminio en España es igual a su precio en el mercado. No son noticias halagüeñas para los cálculos económicos.

Por otra parte, la inflación derivada de estos fenómenos empieza a trasladarse al consumidor. Los expertos oficiales opinan que es transitoria. Pero no está claro. Las expectativas son inciertas y eso ralentiza la inversión. Nadie sabe cuándo los bancos centrales tendrán que subir los tipos de interés, si lo hacen. De momento el tapering (reducir la compra de bonos) empieza ya. La economía está cambiando de ciclo. ¿Está España preparada para ello y los Presupuestos del Gobierno lo tienen en cuenta? No lo parece.

Las medidas del Gobierno con su posible ataque a la propiedad privada está resintiendo el flujo de inversión directa extranjera porque aumenta la incertidumbre. De hecho, ha decrecido y se centra en Madrid, donde la política económica y, sobre todo, la fiscal, es más ortodoxa.

Por todo ello el FMI, que mira España desde lejos pero observa indicios, ha vuelto a reducir sus previsiones de crecimiento al 5,7% para 2021. Es decir, donde dije digo, digo Diego.

Por eso me atrevo a discrepar de las previsiones oficiales y auguro que España crecerá entre el 5,0 y el 5,5% o menos. ¡Ojalá me equivoque! Pero ni en economía la realidad va contra el sentido común.

*** José Ramón Pin es profesor del IESE.