Mientras sus Señorías debatían este miércoles la moción de censura de Vox contra el Gobierno de Pedro Sánchez, BBVA Research recordaba a los españoles el duro camino que queda por andar para la recuperación económica.

Los economistas del banco, Jorge Sicilia, Rafael Doménech y Miguel Cardoso actualizaron sus proyecciones con una rebaja en el crecimiento del PIB en 2021 hasta el 5% (sin fondos europeos) o el 6% (si se aprueban esas ayudas y llegan). Un avance paupérrimo después de una caída que este año alcanzará, según sus estimaciones, el 11,5%.

A la misma hora que el diputado de Vox por Barcelona, Ignacio Garriga, presentaba en Madrid la moción, los presidentes de la Cámara de Comercio de España, José Luis Bonet y de la CEOE, Antonio Garamendi, abrían en Valencia el XIX Congreso de Directivos CEDE.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el líder de Voz, Santiago Abascal. EP

Bonet volvía a pedir "moderación" a la clase política y recordaba al Gobierno que su obligación es "virar al servicio de la gente y no perderse en divisiones que no conducen a ningún lado". Garamendi repetía en su discurso lo que ya ha dicho en otras ocasiones, que "este país es moderado y no es eso lo que vemos habitualmente en los medios de comunicación".

Pero en el Congreso seguía el debate con el candidato de la moción Santiago Abascal y el presidente del Gobierno exhibiendo la polarización. Sin proyecto sanitario, ni económico y sin hablar del programa de reformas que España debe entregar a Europa para poder recibir los fondos que nos pueden dar ese punto adicional de crecimiento el próximo año en el que seguiremos conviviendo con el virus.

El Congreso debatió la moción sin proyecto sanitario, ni económico y sin hablar del programa de reformas que España debe entregar a Europa

Dos Españas. La que busca la moderación para centrar el esfuerzo en reanimar la economía y la que cree que la polarización ofrece rédito electoral. La de los empresarios y muchos trabajadores como parte de la sociedad civil y la de una clase política que no ha sido capaz de aparcar sus diferencias para trasladar la imagen de estabilidad institucional necesaria para combatir con una mínima eficacia la pandemia.

Algo que Italia ha sabido hacer mejor y que está teniendo su reflejo en la gestión del coronavirus en dos frentes: el sanitario (con un mayor control ante la segunda ola) y el económico (al salir del vagón de cola de la recuperación global en el que permanece España). Por cierto, con representantes del sector privado en el epicentro de la gestión del virus.

Quiso el calendario que el Rey clausurara la jornada organizada por Isidro Fainé como presidente de CEDE mientras el futuro de la Corona volvía a formar parte del ruido del Hemiciclo. 

Felipe VI estuvo acompañado de Nadia Calviño, la única que junto a Margarita Robles logra un aprobado entre los ministros del Gobierno de coalición en la reciente encuesta de EL ESPAÑOL.

Dijo la vicepresidenta económica que la incertidumbre y falta de confianza de los ciudadanos "daña más" la economía que las restricciones a la movilidad para frenar los rebrotes.

Reconoce así desde el Gobierno cómo la incapacidad de aparcar la crispación para que la sociedad tenga la certeza de que España podrá gestionar la pandemia nos empobrece aún más a todos.