Imagen de una furgoneta eléctrica.

Imagen de una furgoneta eléctrica.

Observatorio de la movilidad

Electrificar las furgonetas permitiría un ahorro del 25% de los costes de combustible en el transporte de mercancías

Aumentar los objetivos en materia de reducción de emisiones podría ahorrar 13.100 millones de euros en el periodo 2025-2030 a las empresas europeas. 

3 abril, 2022 02:04

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La subida del precio de los combustibles ha disparado los costes operativos en el sector del transporte de mercancías. Detrás de las movilizaciones vividas durante las últimas semanas estaba que este desajuste descompensaba las cuentas de los transportistas ya que el aumento de sus costes se comía sus márgenes provocando, en muchos casos, que operar les originara pérdidas.

Durante estas semanas gran parte del debate se ha centrado en la necesidad de reducir las tasas impositivas de los carburantes o en poner en marcha una serie de bonificaciones mientras se alargue la situación de inestabilidad. Seguramente, las únicas soluciones a corto plazo. En cambio, si ponemos la vista en el largo otra alternativa se abre camino con fuerza.

Cuando se analiza el impacto de la electrificación de la movilidad la mayoría de los focos se centran en la importante reducción de emisiones que va a generar. Además, de su mano, traería otra oportunidad: la reducción de la dependencia de los combustibles fósiles.

Algo que en España tendría un valor doble, ya que el potencial en generación de energía renovable que tiene el país le otorgaría una independencia energética nunca antes conocida en la historia.

El caso del transporte de mercancías ejemplifica a la perfección este cambio de paradigma. Hoy día, la operativa con furgonetas eléctricas es, mayoritariamente, más barata que los vehículos diésel, según un análisis sobre el coste total de propiedad de estos vehículos publicado por Transport & Environment y Ecodes en España. En concreto, un 25% más barata por kilómetro que una diésel

Mercado preparado

El estudio analiza la situación de España, Francia, Alemania, Italia, Polonia y el Reino Unido, que en conjunto suman el 76% de las furgonetas nuevas vendidas en Europa. La encuesta, realizada por Dataforce a 745 flotas de toda Europa para conocer el comportamiento de los compradores, muestra que el mercado europeo de furgonetas está preparado para apostar por el vehículo eléctrico.

Más de un tercio, concretamente el 36%, de los encuestados ya tienen al menos una furgoneta eléctrica, mientras que casi otro tercio, el 32% en este caso, tiene previsto comprar una este mismo año. Por su parte, otro 16% se plantea adquirir un vehículo de este tipo en los próximos cinco años.

"Una furgoneta eléctrica es más rentable que una diésel, teniendo en cuenta el coste total de propiedad, y los compradores de furgonetas lo saben. Pero actualmente el suministro de furgonetas eléctricas no es ni mucho menos suficiente", declaró Carlos Bravo, portavoz de Transport & Environment en España.

"Los legisladores de la UE pueden cambiar esta situación de un plumazo aumentando los objetivos de reducción de emisiones de CO2 para los próximos años, lo que obligaría a los fabricantes de furgonetas a vender más vehículos de cero emisiones", añadió.

Falta de oferta

A pesar de sus ventajas de coste y del gran interés de los clientes, actualmente, no hay suficiente oferta de furgonetas eléctricas para satisfacer la creciente demanda. Las ventas de furgonetas eléctricas están aumentando muy lentamente: solo el 3% de las ventas de estos vehículos fueron eléctricas en 2021, lo que supone un ligero aumento con respecto al 2% de 2019. Muy por detrás de los coches eléctricos de batería, que ya suponen un 9%.

Ante esta realidad, Transport & Environment y Ecodes señalan que la nueva propuesta regulatoria de la Comisión Europea para la reducción de emisiones de CO2 "no modifica los insuficientes objetivos previstos en el anterior reglamento para la década de 2020, lo que implica que no se exige a los fabricantes que aumenten las ventas de furgonetas eléctricas por encima de una cuota del 10% antes del final de la década".

Según señalan desde la asociación, mejorar los objetivos propuestos por la Comisión en materia de emisiones de CO2 para esta década supondría la entrada de un millón de nuevas furgonetas eléctricas a las carreteras europeas en un plazo de cinco años, según los cálculos de Transport & Environment.

Ello permitiría ahorrar 5,6 millones de toneladas de emisiones de CO2 en 2027, el equivalente a la contaminación anual total de las furgonetas españolas.

Reducción del consumo de petróleo

A su vez, la asociación indica que unas normas más estrictas también reducirían el consumo anual de petróleo de las furgonetas europeas en un 7% en 2027, "un paso importante para acabar con la dependencia de las importaciones rusas". Además, según su análisis, unos objetivos más ambiciosos ahorrarían a las empresas europeas 13.100 millones de euros en el periodo 2025-2030 gracias a los menores costes de funcionamiento de las furgonetas eléctricas.

Cristian Quílez, responsable de proyectos de Ecodes, señaló que: "Las furgonetas eléctricas ayudarán a reducir nuestra dependencia del petróleo y ahorrarán a las empresas europeas miles de millones de euros ya en esta década. Pero el goteo de furgonetas eléctricas en el mercado tiene que terminarse cuanto antes. Los Estados miembros y los eurodiputados pueden abrir el grifo y poner en el mercado muchas más furgonetas eléctricas si aumentan los objetivos de reducción de emisiones de CO2 de la UE para esta década".

En este contexto, desde Transport & Environment y Ecodes se ha hecho un llamamiento a los legisladores de la Unión Europea para que endurezcan los objetivos de reducción de CO2 propuestos para las furgonetas, de modo que se exija una reducción del 25% de las emisiones medias de CO2 de las furgonetas en 2025, un nuevo objetivo intermedio de la reducción del 45% en 2027 y del 80% en 2030.

Ante esta situación, el plan de la Comisión Europea para que todas las furgonetas nuevas sean de cero emisiones en 2035 resulta fundamental para reducir emisiones y dependencia energética. El Parlamento Europeo y los ministros de Medio Ambiente decidirán sus posiciones en los próximos meses y está previsto que acuerden los objetivos finales este verano. Un momento que supondrá un antes y un después para una de las actividades que, como hemos visto estos días, más impacto tiene en el día a día de los ciudadanos