La banca pasa a la acción. Los clientes vinculados se han convertido en un objetivo prioritario ante el complejo escenario de tipos de interés negativos que tanto daño provoca a los márgenes del sector. No se trata solo de captar nuevos clientes, sino de que los menos rentables se trasladen a una oferta que dé acceso a más contrataciones y, por lo tanto, a mayores ingresos.  

En este entorno, las entidades han lanzado nuevas estrategias como las bonificaciones en las hipotecas con las que el cliente puede rebajar el interés del préstamo según el número de productos que contrate (tarjetas, seguros, fondos, etc). Ahora, han empezado a tocar las condiciones de las cuentas que no resultan rentables ni por comisiones ni por vinculación. 

Bankia, Banco Santander y BBVA han sido los primeros en mover ficha para transformar a este tipo de clientes. Desde hace unas semanas, aquellos que no quieren pagar comisiones por sus cuentas en Bankia deben contar, al menos, con unos ingresos mínimos de 700 euros mensuales, frente a los 450 que la entidad pedía hasta ahora para su cuenta básica. 

Por su parte, los clientes con una cuenta clásica en Santander pasarán a pagar cinco euros más, de 24 a 29 euros al trimestre, por el coste de mantenimiento. La Cuenta Estándar Particulares de la entidad deja de ser gratuita para cobrar una comisión de 29 euros al trimestre. Es decir, 116 euros al año. Como alternativa en el mismo banco, la entidad ofrece la Cuenta Smart para los más jóvenes años o la Cuenta 1,2,3, con ciertas condiciones para ahorrar en comisiones, como, por ejemplo, a través de la contratación de la tarjeta de débito oro 1,2,3. 

EL PASO DE BBVA

Desde el pasado lunes, BBVA ha comenzado a informar a sus clientes de que tendrán que contar con unos ingresos mensuales de al menos 600 euros, así como cinco recibos domiciliados, para mantener sus cuentas gratuitas. De lo contrario, la comisión de mantenimiento pasará de 60 euros a 100 euros al año. 

El nuevo coste se empezará a aplicar a partir del próximo 1 de enero y lo mismo ocurrirá con los clientes que aún operan con libreta, que pasan a pagar una comisión de 10 euros. En el caso concreto del BBVA, esta entidad tiene otras opciones de cuentas exentas de comisiones, como la Cuenta Va Contigo en la que el cliente tiene que domiciliar una nómina de al menos 800 euros o recibir transferencias que sumen 2.500 euros al trimestre para mantener sus ventajas.

¿Y SI CAMBIO DE BANCO?

Si el banco modifica las condiciones del producto, el cliente también tiene la opción de buscar alternativas en otras entidades. Entre las que no cobran comisiones destacan bancos online como MyInvestor, que además remunera su cuenta al 1% TAE para los primeros 15.000 euros de saldo, sin ningún otro tipo de vinculación. 

Fintech como N26 también destacan si lo que se busca es una política de ‘cero comisiones’ para una cuenta ‘básica’. Por 16,9 euros, los clientes pueden contratar la ‘clase’ Metal de este producto, que añade a sus servicios el pago sin comisiones en cualquier lugar del mundo. Por un precio más asequible, de 9,90 euros al mes, el cliente puede acceder a la Cuenta N26 Black, que permite retirar dinero en cualquier cajero del mundo e incluye un seguro de viaje. Las retiradas de efectivo son gratuitas en las cinco primeras operaciones y, después, pasan a tener una comisión de 2 euros. 

Los clientes también pueden encontrar otras opciones para depositar el dinero sin comisiones en la Cuenta Sin Nómina de ING, una cuenta corriente online sin comisiones, que ofrece las mismas ventajas que la Cuenta Nómina, pero sin necesidad de vincular un sueldo. Basta con realizar ingresos mensuales iguales o superiores a 700 euros desde otra entidad.

La Cuenta Clara de Abanca también es una alternativa para este tipo de clientes, con una tarjeta de débito y otra de crédito asociadas de forma gratuita, aunque solo si el cliente mantiene un perfil cien por cien online. De hecho, si se realiza alguna operación en oficina durante dos meses consecutivos, esta cuenta pierde sus ventajas y pasaría a ser una cuenta básica.

En esta línea se están centrando también entidades como BBVA, ante la evidencia de que los clientes digitales son mucho más rentables que los ‘tradicionales’. Desde la entidad comandada por Carlos Torres aseguran que este perfil digital “interactúa de forma más frecuente con el banco y tiende a aumentar las transacciones y operaciones, impulsando los ingresos de la entidad”. De hecho, desde BBVA calculan que la posibilidad de que un cliente digital se vaya del banco es un 47% inferior a que lo haga uno tradicional.

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