Nueve millones de euros. Ese es todo el dinero que los españoles tienen en Letras del Tesoro. Por su simplicidad, por su seguridad y por sus plazos, desde los 3 hasta los 18 meses, figuraban entre las 'huchas' que los españoles tenían a mano para invertir sus ahorros. Hasta que llegó la 'era de los tipos negativos' y lo alteró todo. 

 Ocurrió hace cinco años. En junio de 2014, el Banco Central Europeo (BCE) recortó los tipos de interés de la facilidad de depósito del 0% al -0,10%. Sí, hasta un nivel negativo, una maniobra sin precedentes en la historia de la Europa del euro. Dos meses después, el Tesoro Público maniobró para proteger a los inversores particulares.

Ante la posibilidad de que ese hito, el de los tipos negativos, llegara a la deuda pública a corto plazo -las Letras- y eso provocara que los hogares se descubrieran pagando, que no cobrando, intereses por la deuda que habían adquirido, porque eso es lo que provocan los intereses negativos, dictó una resolución para defender a los particulares: no se les adjudicarían letras en las subastas que resultaran con tipos negativos

UNA INFLUENCIA CRECIENTE, UNA PRESENCIA MENGUANTE

Cinco años después, y ante la persistencia de los tipos negativos, una era que lejos de remitir cada vez está más presente, las letras caminan hacia la extinción en el bolsillo de los hogares. Según las estadísticas del Tesoro, correspondientes al mes de abril, apenas quedan ya esos nueve millones de euros. 

"La influencia de los tipos negativos lleva tiempo notándose en las letras y es creciente en los bonos, y como consecuencia los ahorradores más conservadores pierden alternativas"

Atrás queda la época en la que las Letras eran una de las alternativas de corte conservador que los hogares tenían a su disposición para su dinero. En 2008 llegaron a atesorar 4.730 millones de euros en Letras, el 9,1% de las que había en circulación. Un año antes tenían casi el 11%. Ahora esos nueve millones representan el 0,01% del total. Pura reminiscencia procedente o bien de los particulares que acuden a las subastas con peticiones competitivas o que compran letras en el mercado secundario, en el que cotizan los títulos tras haber sido emitidas. 

Pero como los 'tipos bajo 0' cada vez van a más, su sombra se propaga igualmente a los bonos a 3 y 5 años, que el Tesoro también está emitiendo con rendimientos negativos y que, al igual que pasa con las letras, tampoco llegan al bolsillo de los particulares en las subastas si se colocan bajo el 0% -de nuevo, salvo que acudan a esas subastas con peticiones competitivas o los compren en el secundario-. Y eso se nota en los bonos y obligaciones que los españoles tienen en su poder. Apenas 1.401 millones de euros, según el Tesoro, la cifra más baja de los datos que se recopilan desde 2002 y muy por debajo de los casi 4.000 millones de 2015. 

Y así, de los más de 900.000 millones de euros en letras, bonos y obligaciones en circulación, los hogares solo tienen en su cartera 1.410 millones de euros. Es decir, el 0,15% del total. 'Yo invierto aquí' o 'Los valores del Tesoro son mis valores', dicen los eslóganes de las campañas publicitarias del Tesoro Público, pero lo cierto es que, por la persistencia de los tipos negativos, la realidad cada vez está más lejos de esos mensajes.  

LAS 'COSAS' DE LA REPRESIÓN FINANCIERA

Para los ahorradores de perfil más conservador, lo que ocurre con las letras y los bonos hasta cinco años supone un problema, porque les priva de una alternativa de inversión ajustada a su tolerancia al riesgo. Pero este inconveniente no se queda aquí. Con los tipos oficiales que dicta el BCE en el 0% y con los de la facilidad de depósito en el -0,40%, otros productos de su entorno, como los depósitos o las cuentas, rinden un 0% o cerca, con contadas excepciones. Es decir, una rentabilidad insuficiente para compensar la inflación

"Con sus tipos bajos y su represión financiera, el BCE pretende que el dinero salga de sus escondites habituales y se mueva por la economía. El problema es que a cambio hay que asumir más riesgo. Y no todos los ahorradores lo toleran ni parecen dispuestos a mutar en inversores"

Con el agravante de que el BCE tiene previsto meter más carne expansiva en su asador monetario. En junio, su todavía presidente, Mario Draghi, que en noviembre cederá el testigo a Christine Lagarde, anticipó que la entidad bajará más los tipos o retomará las compras netas de deuda en el mercado si la economía y la inflación no remontan. O lo que es lo mismo, un escenario que constata que la 'era de los tipos negativos' todavía durará una considerable temporada, con el consiguiente impacto en las letras, los bonos, los depósitos y, por tanto, los activos más afines a los ahorradores. 

Pero justo eso es lo que persigue el BCE con su política de tipos bajos y su represión financiera. Pretende que el dinero salga de sus escondites habituales y se mueva por la economía, que se invierta en otros activos que financien empresas o proyectos. El problema es que a cambio hay que asumir más riesgo. Y no todos los ahorradores lo toleran ni parecen dispuestos a mutar en inversores. En España las cifras, como el algodón, no engañan. Los rendimientos del 0% o casi no impiden que los españoles tengan más de 800.000 millones de euros en depósitos y cuentas, un volumen sin precedentes

Noticias relacionadas