En lugar de calma, el último golpe sobre la mesa de la Reserva Federal de EEUU (Fed) multiplica el pánico de los inversores. Ante el convencimiento de que lo peor está por llegar para la economía global por la pandemia de coronavirus, los índices de Wall Street vuelven a sufrir otro lunes negro.

No ha ayudado el informe de Goldman Sachs en el que prevé una caída del PIB en Estados Unidos del 5% en el segundo trimestre del año. Así que tras una sesión en la que los mercados han estado bloqueados tras la apertura, el cierre ha sido un auténtico jarro de agua fría para los inversores. 

El Dow Jones se ha dejado de un plumazo 3.000 puntos hasta los 20.186 enteros. El S&P 500 sufre un 12% a la baja en los 2.386 puntos. Y el tecnológico Nasdaq pierde un 12,32% en los 6.904 puntos. 

No parece que haya servido de mucho la acción coordinada de hasta siete grandes bancos centrales para inyectar liquidez en dólares. Tampoco ha servido para contener la avalancha bajista el hecho de que la Reserva Federal, otra vez de forma extraordinaria, se haya reunido este fin de semana para, justo antes de la apertura del mercado de futuros de EEUU, recortar los tipos de interés al 0% e introducir 700.000 millones de dólares en el mercado americano.

El descalabro se amplía también a los futuros de materias primas. Ante el creciente convencimiento de que la economía entrará en recesión por el parón que conlleva la extensión de la pandemia del coronavirus, el petróleo Texas cae más de un 9% y bordea ya los 28 dólares por barril. El brent se ha dejado un 11% hasta los 29,90. 

Con este cierre, el crudo marca su nivel más bajo en los últimos cuatro años. 

Este convencimiento pesimista cuenta con argumentos como los que este mismo lunes ha aportado el índice Empire State de la Fed de Nueva York. El indicador de actividad de la institución monetaria marca un drástico retroceso hasta los -21,5 puntos básicos, muy por debajo de los 4,8 puntos que habían previsto los economistas. Tanto que es su registro más bajo desde principios de 2009, tras el estallido de la crisis financiera que siguió a la quiebra de Lehman Brothers.

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