El Gobierno prohíbe desde este semana que los españoles puedan hacer portabilidades de sus líneas de teléfono, en el marco de las medidas de emergencia por el coronavirus. El procedimiento es el más usado por las compañías para arrebatar clientes a sus competidores ya que permite mantener el mismo número, pero con otra operadora.

Una situación que divide a las compañías que operan en España ya que de facto frena la guerra comercial, perjudicando a los que más crecían como MásMóvil y Digi y favoreciendo a las tres grandes: Telefónica, Orange y Vodafone.

Quienes defienden la medida indican que se protege a los instaladores de la pandemia y focaliza los esfuerzos de las operadoras en mantener la red, mientras que sus detractores creen que es un atentado contra la libertad de los españoles de elegir compañía telefónica.

Aunque es posible mantener una ventana abierta al cambio de operador. Quienes se sienten perjudicados indican que podrían seguir manteniendo su actividad comercial de la mano del alta de las nuevas líneas. No es el procedimiento más cómodo porque implica que el cliente pierda el actual número, pero es una tabla de salvación para poder seguir ganando clientes.

Técnicamente el decreto prohíbe la portabilidad, pero no el alta de nuevas líneas. Esto significa que si un cliente se da de baja de un número podrá contratar otro, o mantener los dos sin problemas. 

Portabilidad en 2000

Es una opción que desde las compañías más pequeñas no ven con malos ojos y que -sin lugar a dudas- utilizarán para no perder el tren del crecimiento de clientes. Aunque esto suponga retroceder 20 años en la captación de clientes en España. 

Hubo una época en el mundo de las telecomunicaciones español en el que para cambiarse de operador había que coger un número nuevo. En la época preportabilidad nadie en nuestro país podía mantener su numeración si se cambiaba de compañía.

Parece prehistoria, pero hace solo 20 años la portabilidad de número, es decir, mantenerlo pese a cambiar de compañía, era imposible. De hecho, España fue pionera en permitir estos cambios en el año 2000, incluso antes que Estados Unidos (2003) y Alemania (2002).

Puestos de trabajo

Según reconocen las operadoras de telecomunicaciones, la portabilidad fue el comienzo de la guerra comercial ya que alentó los cambios y en un tiempo muy breve -dos días-. El perder el número era una barrera que hacía a los clientes pensárselo dos veces para cambiar, por lo que lo que esta posibilidad lo cambió todo.

Las fuentes consultadas consideran que tendrán que rearmarse estos días para reformular su oferta comercial y ser más agresivos pidiendo a los clientes que se den de alta en nuevos números. No será fácil, indican, pero lo intentarán.

En especial para intentar mantener los 20.000 puestos de trabajo que se estima que se pierdan en el sector del telemarketing si dejan de funcionar los equipos de captación de clientes, que no podrán ofrecer portabilidades en al menos un mes. ¿Aguantará la guerra comercial?

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