No hay vuelta atrás. La pandemia ha cambiado el curso de la historia en el sector energético. Las empresas renovables se han convertido en los nuevos gigantes de la energía, superando a sus pares de combustibles fósiles. Y en el Foro de Davos el debate tiene como protagonista el desarrollo sostenible.

En 2020, la industria del petróleo y el gas han tenido su peor año en la historia. La Covid y la crisis sanitaria posterior han amplificado la volatilidad del riesgo de las existencias de petróleo y gas en medio de los crecientes riesgos económicos, lo que ha llevado a amortizaciones masivas de activos y quiebras en la industria.

El sector de la energía tradicional ha luchado por retener a los inversores, como se refleja en la importante pérdida de valoración del mercado de valores en Europa y América del Norte.

Los nuevos gigantes

Las empresas de energía limpia se han convertido en los nuevos gigantes del sector energético. Su rendimiento financiero ha sido notable. Tanto es así que se ha disparado la capitalización en el mercado bursátil de cuatro importantes compañías: la estadounidense NextEra, la italiana Enel, la española Iberdrola y la danesa Orsted, superando a las grandes petroleras, como ExxonMobil, Eni, Repsol y BP.

NextEra, la empresa de energías renovables más grande del mundo, superó a ExxonMobil a principios de octubre. Como campeona de la transición energética, Orsted experimentó un crecimiento de las acciones del 83% a 31 de diciembre de 2020, superando el valor de BP.

Enel, la mayor eléctrica por capitalización bursátil (84.000 millones de euros), estaba mejor posicionada que la petrolera Eni. Mientras que la española Iberdrola estaba valorada casi seis veces más que Repsol e invirtió 10.000 millones de euros para ampliar su capacidad renovable a 60 GW.

Y tiene sentido. En solo un año, la incorporación de las renovables al mix eléctrico mundial creció un 7%, mientras que los combustibles fósiles se redujeron, según la Agencia Internacional de Energía (AIE). Incluso las renovables han generado por primera vez más electricidad en la UE que las fósiles, según Ember

Además, el desarrollo a gran escala y las políticas favorables en todo el mundo han colocado a la tecnología solar fotovoltaica como el “rey de la electricidad” a nivel mundial, batiendo récords: 35 GW en China, 19 GW en Estados Unidos, 18,7 GW en Europa y más de 9 GW en Vietnam, por poner algunos ejemplos. 

ExxonMobil

Las petroleras, en horas bajas

La pandemia de la Covid ha exacerbado el declive financiero de la industria petrolera. Los inversores se han retirado de las compañías petroleras debido al aumento del riesgo económico asociado con la volatilidad de los precios del petróleo, menores retornos y caída de la demanda.

En 2020, la extracción de petróleo en EEUU se reducido a los niveles anteriores al esquisto, y las solicitudes de quiebra de petróleo y gas de América del Norte han alcanzado más de 82.000 millones de euros en deuda. Las grandes petroleras europeas y estadounidenses han recortado drásticamente sus pagos de dividendos y han amortizado activos por un total de 120.000 millones en los primeros tres trimestres de 2020.

Los inversores se están alejando de las empresas energéticas tradicionales. En el primer trimestre de 2020, el rendimiento total de las grandes petroleras cayó un 40% en EEUU, mientras que el de las renovables aumentó en un 2,2%, según un informe del Imperial College.

La participación del sector energético en el índice S&P 500 cayó al 2,3% a finales de año, perdiendo más de un tercio de su valor desde 2019. ExxonMobil, que alguna vez fue la empresa cotizada más grande del mundo, perdió más del 40% del valor de sus acciones a 31 de diciembre y fue expulsado del Dow Jones Industrial. En el caso de BP, el valor de sus acciones sufrió una caída del 45,9% en 2020, seguido de Shell (-44,1%), Chevron (-30%) y Total (-28,3%).

Y la industria del fracking fue la que sufrió las mayores pérdidas financieras. La pandemia dio el toque de gracia a 34 empresas que perdieron un total de 155.000 millones de 2010 a 2019, según IEEFA.

Incluso con los drásticos recortes en el gasto de capital, nueve empresas de fracking o gas esquisto registraron un flujo de caja negativo de 415 millones de euros en el tercer trimestre de 2020. El colapso de los precios del petróleo destruyó el valor de las acciones de las empresas de esquisto: el rendimiento total de producción de petróleo y gas en SPDR S&P (XOP US) disminuyó un 38% a fines de 2020, por debajo del S&P 500 en un 56%.

La pandemia empujó a Wall Street a reconsiderar su exposición al esquisto. Por primera vez desde 2008, Wells Fargo, el mayor inversor en esquisto de EEUU, sufrió una pérdida de casi 2.000 millones de euros en el segundo trimestre de 2020 debido a una serie de incumplimientos de préstamos de la industria. JPMorgan Chase, CitiGroup y Wells Fargo asignaron un total de más de 23.000 millones para cubrir pérdidas crediticias.

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Políticas favorables 

Pero sin lugar a dudas, no solo la pandemia ha conseguido desequilibrar la balanza hacia las tecnologías limpias. También las políticas de las grandes potencias y de otros países al calor del Acuerdo de París. La victoria presidencial de Joe Biden y el Green Deal europeo han sido el pistoletazo de salida para que aumente aún más la confianza ya existente de los inversores.

El plan climático de Biden tiene como objetivo descarbonizar el sector energético de EEUU para 2035 y emplear 330.000 millones de euros en investigación y desarrollo de energías limpias durante la próxima década. Con el control demócrata de ambas Cámaras del Congreso, el plan de energía limpia de Biden puede seguir adelante a través de incentivos fiscales y gasto en infraestructura.

La Unión Europea tiene como objetivo una recuperación de Covid con emisiones cero netas, destinando el 30% de su Fondo de Recuperación de 750.000 millones y su presupuesto de 1,1 billones para permitir la transición a una economía verde.

Suculentas ganancias

Las inversiones en transición energética superaron el medio billón de dólares a nivel mundial, con un crecimiento interanual del 9%. La financiación en solar y eólica marina alcanzó un nuevo pico a pesar de la recesión económica.

La generación solar de España aumentó un 60% en 2020, mientras que las energías renovables suministraron el 46% de la electricidad de Alemania. El Reino Unido se quedó sin carbón durante dos meses, y las renovables generaron el 37% de la electricidad. También las energías limpias produjeron más energía que el carbón en EEUU durante un récord de 63 días seguidos hasta fines de mayo.

El fondo cotizado en bolsa de Invesco Solar, con una amplia cartera centrada en empresas solares, subió un 234,6% a 31 de diciembre. Atrajo más de 900 millones de euros en 2020.

La mayoría de las ganancias de Invesco se observaron a partir de junio, cuando los inversores contaron con una victoria de Biden. No han sido los únicos: Invesco WilderHill Clean Energy (PBW) registró un aumento del 203,2%, IShares Global Clean Energy (ICLN), un 140% y First Trust Global Wind Energy (FAN) un 20,6%.

Las acciones de la compañía solar estadounidense Enphase Energy subieron un 575% en 2020, seguidas de SunPower (404%) y SunRun (402%). 

En Europa, las acciones de energía renovable superaron a las energéticas tradicionales en el índice Stoxx Europe 600. Vestas y Siemens Gamesa más que duplicaron su valor, mientras que la compañía eléctrica británica SSE aumentó un 3%.

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Almacenamiento y baterías

Y junto a las renovables, otro gran ganador: el almacenamiento. De hecho, junto con la solar y la eólica, las baterías se han vuelto más baratas que los combustibles fósiles. En cinco años será más barato instalar un parque eólico o solar que mantener las centrales de carbón y gas existentes, según BNEF. Y el coste de las baterías se redujo a 137 dólares/kWh, una disminución del 89% desde 2010.

Las inversiones en transición energética resistieron el impacto de la pandemia. Sumaron 412.903 millones de euros en 2020, creciendo un 9% desde 2019, según BNEF. Las renovables atrajeron 250.000 millones de euros, impulsadas por instalaciones solares récord y una creciente cartera de proyectos eólicos marinos.

Y la capacidad mundial de almacenamiento de energía en baterías se disparó. Liderado por California (más de la mitad del total), en EEUU se instaló un récord de 1,2 GW en 2020. Por último, Australia anunció una capacidad de 7 GW, ya que la demanda de almacenamiento de energía en baterías puede crecer a una tasa anualizada del 40% hasta 2030, según Rystad Energy.

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