Europa se ha convertido en el gran quebradero de cabeza de los bancos españoles con presencia en la región más allá de nuestras fronteras. El entorno de tipos negativos impuesto por el BCE lleva, quizá demasiado tiempo, castigando con dureza los márgenes del sector. Y la crisis del coronavirus amenaza con agravar la situación ante el desplome económico que se avecina en el Viejo Continente, del 7,5% este año según las estimaciones de la Comisión Europea.

La consultora Karney ha sido la primera en poner cifras a la reducción de costes que los bancos españoles tendrán que hacer para mantener sus niveles de eficiencia intactos frente a la crisis: entre 2.000 y 3.000 millones de euros, una cantidad que podría alcanzar los 45.000 millones para el conjunto del sector financiero europeo.

Desde la firma advierten que si durante la crisis financiera de 2008 los bancos redujeron su coste por cliente en una media de 20 euros, en la actual situación tendrían que elevar esa cantidad hasta los 80 euros si quieren mantener el ratio de eficiencia en el 62% registrado en 2019. Los expertos lo tienen claro. La digitalización será clave en este proceso. Y también más ajustes de sucursales, que no tienen por qué implicar el despido de los empleados, sino una gestión más eficiente de los servicios de oficina.

Reino Unido, en el foco

Esta reestructuración pasará por España, pero también por otros países europeos para las entidades con negocio en la región. Banco Santander es una de ellas. En un escenario de tipos de interés en mínimos, tanto en el BCE como en el Banco de Inglaterra, el Viejo Continente ha ido perdiendo peso sobre el beneficio total del Grupo casi trimestre a trimestre en los últimos años. En total, la región pesa un 41% sobre los beneficios del Santander, un porcentaje que dista mucho del 48% que suponía hace justo un año y del 51% del primer trimestre de 2018.

Aún así, y bajo la nueva estructura organizativa de la entidad, sigue siendo la región que más contribuye a sus ganancias, por encima del 38% que a cierre del primer trimestre ocupaba Sudamérica (Brasil, Chile y Argentina) y el 21% de Norteamérica (EEUU y México).

Por eso, para Ana Botín resulta clave dar la vuelta a la caída de beneficios en una región donde ya cuenta con 9,9 millones de clientes vinculados y 14,2 digitales, 70.000 empleados y 4.900 sucursales. Y, sin duda, Reino Unido centrará este proceso, después de convertirse en uno de los grandes quebraderos de cabeza para el Grupo en los últimos años.

En concreto, y para hacer la comparativa trimestral, el beneficio de la filial británica cerró el primer trimestre de 2016 (último completo antes de la votación del Brexit en junio de ese año), en 349 millones de euros, suponiendo un 23% del beneficio total de la entidad. Cuatro años después, de enero a marzo de 2020, la cifra se limita a 188 millones de euros que apenas representan ya un 10,8% sobre el beneficio total del banco.

Nuevos planes en la región

Santander lleva tiempo trabajando para resucitar esta pata de su negocio, muy perjudicado por la presión competitiva del mercado hipotecario para todo el sector.

En el último trimestre de 2019 empezó a enderezar la situación a golpe de recortes de costes, que de enero a marzo de 2020 se prolongaron otro 5%. Pero eso no ha compensado la caída del 10% en los ingresos en el periodo, por lo que los analistas esperan que la entidad siga en la senda de los ajustes este año, con la entidad centrada también en el programa de transformación estratégica comenzado en 2019, para simplificar y digitalizar el negocio.

Durante la presentación de sus últimas cuentas trimestrales, Santander ya aseguró que su objetivo en Europa es la integración de las distintas plataformas tecnológicas y la aceleración del proceso de transformación digital, "mejorando la experiencia del cliente y ampliando los canales de distribución de productos y servicios".

El responsable de supervisar esta tarea será António Simões, un ex de HSBC que conoce a la perfección el mercado británico y que desde el próximo 1 de septiembre será nuevo responsable regional del banco en Europa. Su objetivo será mejorar la eficiencia del Grupo en la región, manteniendo la mejora de eficiencia y con la meta de lograr unos ahorros de costes de 1.000 millones de euros a medio plazo.

Sabadell: objetivo en TSB

Otra entidad que lleva tiempo analizando su futuro en Reino Unido es Banco Sabadell. Según indica Nuria Álvarez, de Renta 4 Banco, en la última presentación ante analistas los directivos de la entidad “no descartaron acelerar el plan de eficiencia en TSB”, pero desde el banco mantienen que su hoja de ruta sigue intacta en medio de la crisis del coronavirus.

La entidad ha salido ya de lo peor de la crisis tecnológica que protagonizó su filial británica hace ya casi dos años. Una crisis que redujo a más de la mitad el beneficio del Grupo en 2018 respecto al año anterior y que desencadenó el ‘via crucis’ bursátil que ha llevado a la entidad a cotizar en mínimos históricos de los que no se consigue recuperar.

La crisis de TSB marcó un antes y un después para el banco presidido por Josep Oliu, que centró sus esfuerzos de 2019 en resucitar este negocio con un plan estratégico con el que prevé ahorrar 116 millones de euros a tres años hasta situar la ratio de eficiencia en el 70%, con el cierre de 80 oficinas este 2020. Y todo esto en un entorno en el que, según las previsiones del Banco de Inglaterra, el PIB de Reino Unido se contraerá un 14% este año. Sin olvidar la elevada exposición a pymes de la entidad, que será su principal ‘bache’ este año en la España del coronavirus. 

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