Valencia

Ford Almussafes ha cerrado el ejercicio 2021 con el segundo peor dato de producción de vehículos de toda su historia. La caída de la demanda provocada por la pandemia se ha visto notablemente agravada por el desabastecimiento global de chips semiconductores, componente indispensable para fabricación de automóviles.

El último ERTE aprobado en la factoría, que contemplaba detener por completo su actividad durante 33 días, auguraba una producción inferior a 165.000 vehículos. Finalmente, han sido 167.500 los coches fabricados, según trasladan fuentes del comité de empresa a El Español-Invertia. Ford ha conseguido un leve repunte aprovechando los pocos chips que recibía para producir, fundamentalmente, el modelo Kuga, el más demandado por el mercado. Fueron 90.000 las unidades de este coche, que representa cerca del 54% de la producción total.

En cualquier caso, se trata igualmente del peor registro de la factoría valenciana en los últimos nueve años, tal y como reveló este diario el pasado mes de octubre. Y el dato se produce en un momento muy delicado para la planta, que va a perder la producción de la furgoneta Connect y cuenta con tres modelos en decadencia (Mondeo, S-Max y Galaxy).

El futuro de la planta pasa por recibir nuevas adjudicaciones que garanticen el empleo junto a la producción del Kuga. En particular, llegue alguno de los modelos eléctricos o electrificados por los que apostará Ford durante los próximos años. Y tanto los sindicatos alemanes de la planta de Saarlouis como los de la fábrica española dan por hecho que no habrá volumen suficiente para las dos, que son las únicas que no han recibido por el momento ningún gran encargo en Europa.

La multinacional pide ajustes salariales en Valencia, la planta más eficiente y barata de las dos. En concreto, plantea ahora no revalorizar los salarios de acuerdo con el IPC, tal y como estaba pactado. Por el momento, el comité de empresa, liderado por UGT, se mantiene firme contra esta propuesta, que se produce en el marco de la negociación del nuevo convenio de la planta.

Los representantes de los trabajadores esperan que se aplique la lógica y que Ford apueste por la planta más productiva. Pero nadie se fía de la capacidad de presión e influencia de los sindicatos y las administraciones alemanas.

Peor cifra desde 2012

Los 167.500 los coches fabricados en 2021 suponen menos de la mitad que hace tan solo dos años, cuando Ford Almussafes se quedó cerca de los 346.000 coches en 2019. Ni siquiera fue tan baja la cifra en 2020, cuando el estallido de la pandemia obligó a parar la fábrica durante siete semanas consecutivas y se fabricaron alrededor de 230.000.

La multinacional no registra un dato tan bajo de producción anual desde 2012, cuando se produjeron poco más de 133.000. Fue justo el año previo a la irrupción del Ford Kuga en la factoría, vehículo que hoy es la joya de la corona de la planta y, junto a futuras adjudicaciones, la máxima esperanza para superar la situación actual.

Desde aquel momento, la producción inició una fantástica escalada que multiplicó la actividad y el empleo en el sector del automóvil valenciano. El dato, a pesar de la crisis económica de entonces, creció a 228.000 coches en 2013, a 282.000 en 2014, a 388.000 en 2015, a 394.000 en 2016 y a 417.000 en 2017.

Tras alcanzar ese pico, descendió los años siguientes. Pasó a 381.000 en 2018 y a los mencionados 346.000 de 2019. Ford Almussafes sufría entonces los males que afectaban al grueso del sector: la menor compra de vehículos por las dudas de los clientes ante el auge de los híbridos y eléctricos, el castigo a la combustión y la consolidación de nuevas fórmulas de movilidad.

Fue entonces cuando estalló la pandemia, que frenó todavía más las compraventas en un escenario de restricciones a la movilidad e incertidumbre económica. La producción de Ford Almussafes se hundió a 230.000 unidades en 2020, un tercio menos que un año antes, pero el sector confiaba en que fuera un golpe puntual.

No obstante, todo derivó en una crisis muy superior, la del desabastecimiento de los indispensables chips semiconductores que, en su gran mayoría, provienen de Asia. La escasez de este componente está poniendo en jaque al conjunto de la automoción, un sector vital de la industria española. La previsión es que los problemas de suministro continúen todavía durante el primer semestre de 2022 y que empiecen a resolverse en el segundo.

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