La tecnología 5G se está convirtiendo en un dolor de cabeza para las operadoras, incluso antes de comenzar a utilizarse. Las telecos -llamadas a hacer la mayor inversión para su masificación comercial- no ven claro el comienzo de su explotación y tienen dudas respecto de los beneficios de acelerar su implantación.

De hecho, las compañías con las que ha hablado EL ESPAÑOL reconocen en privado que el objetivo es retrasarlo lo más posible y que en cualquier caso el despliegue comercial no se producirá hasta antes del año 2022.

Esto supone retrasar en, al menos, un año las primeras fechas que las propias telecos han transmitido de manera informal en diferentes foros y supone comenzar el despliegue dos años después de que la banda de 700 MHz quede liberada por las televisiones, el hito que se ha impuesto Moncloa -y Bruselas- en su hoja de ruta presentada antes del verano. Una fecha en la que las telecos ya dispondrán de todo el espectro necesario para comenzar a llevar el 5G a todos los españoles.

Limitaciones económicas

Pero no es oro todo lo que reluce. Las telecos llevan un lustro invirtiendo miles de millones de euros en el despliegue de fibra hasta convertir a España en el país con mayor penetración de banda ancha fija ultrarrápida de Europa.

Con una cobertura mayor que el 76%, nuestro país tiene más fibra despegada que Alemania, Reino Unido, Francia e Italia juntas. Del mismo modo, fuentes del sector reconocen que la inversión en 4G sigue pasando factura y que a pesar de que está concluida, no está amortizada del todo.

El otro factor económico que frena el impulso del 5G es la brutal guerra comercial en la que están inmersas las compañías del sector. Vodafone y Orange han pedido públicamente parar con las hostilidades, mientras que Movistar ha decidido dejar de regalar su tele premium desde el 1 de octubre tras cumplir sus objetivos.

Elevado coste del 5G

Pese a ello, nadie baja del todo el nivel de agresividad de sus ofertas con descuentos del 50% y regalando televisión y gigas gratis para el móvil. Un esfuerzo económico que implica vender productos por debajo de su precio de mercado, comprar contenidos por varios miles de millones de euros y realizar un gasto comercial con pocos precedentes recientes. Una estrategia que debería pasar factura en las cuentas de las telecos y que les obligará a realizar ajustes en otras partidas como las eventualmente destinadas al desarrollo del 5G.

Y es que el 5G no es barato. El Gobierno realizó en verano la primera subasta de frecuencias tras la que recaudó 437,65 millones de euros en la banda de 3,7 GHz: 198,1 millones sufragados por Vodafone, 132 millones por Orange y 107,4 millones por Telefónica. La cifra se eleva hasta los 542 millones de euros contando los intereses por el aplazamiento de pagos en 20 años.

Un gasto al que en los próximos meses deberán sumar el de la segunda subasta con las frecuencias de 700 Mhz, las que actualmente ocupan las televisiones y que darán el mayor despliegue comercial. Estamos hablando de un coste de al menos otros mil millones para las operadoras y sin contar con el dinero que se tiene que destinar a las pruebas y al despliegue de redes comerciales. Varios miles de millones de euros más.

Compartir despliegue de redes

Frente a esta situación algunas operadoras han advertido de la posibilidad de compartir despliegues y redes, para rebajar la factura conjunta. Una posibilidad que en otras telecos todavía no se ve con buenos ojos, debido a las anteriores experiencias de compartición que no han sido del todo satisfactorias para algunos actores del mercado.

Otras de las presiones con las que deberán convivir las telecos es la de los fabricantes. Diferentes tecnológicas han manifestado en privado su preocupación por la tranquilidad con que se lo están tomando las operadoras, que retrasará el despliegue de sus dispositivos 5G en nuestro país. 

Con todo, las telecos advierten que el hecho de que quieran retrasar el despliegue comercial no significa que no apuesten por esta tecnología. Al contrario, indican que su objetivo es apoyar los pilotos que se están realizando y preparan proyectos propios, pero a escala reducida. “Hay que dar pasos sin equivocarse”, dicen directivos del sector.

Proyectos piloto

Por ejemplo, Telefónica está trabajando en un proyecto de ciudades conectadas con 5G en Segovia y Talavera de la Reina, Vodafone realizó este año la primera llamada real de 5G en el mundo y Orange está poniendo en marcha experiencias con control remoto de maquinaria, o con el entretenimiento, como la telepresencia con realidad aumentada o virtual.

Las tres operadoras -junto con MásMóvil- han confirmado su interés en la convocatoria de pilotos 5G del Gobierno y esperan presentar un proyecto una vez que se conozcan las bases de unos planes dotados de 20 millones de euros. El objetivo de estos pilotos es apoyar los despliegues de las primeras redes 5G, experimentar con las técnicas de gestión de red que permite la tecnología y desarrollar casos de uso.

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