Parece que todo el mundo se prepara estos días para acercarse al Mobile World Congress de Barcelona. Mientras dure. Uno de los protagonistas de la jornada del domingo, que siempre es la más importante de la feria a pesar de que ésta ni siquiera haya abierto sus puertas, será José María Álvarez-Pallete, el presidente de Telefónica.

Durante los últimos días, mis gorriones me dicen que se mueven rumores muy locos sobre el consejo de la operadora. Uno de ellos habla, incluso de la supuesta inclusión en el consejo de un veterano de la compañía que cuenta ya con 70 primaveras y que, más allá del talento que atesore, difícilmente se ajustaría a los criterios de renovación que tiene Álvarez-Pallete en la cabeza.

No parece probable, por no decir que es imposible. El nuevo consejo de Telefónica necesita tener más mujeres -y no lo digo porque yo sea una mujer, aunque un poco sí-, y más directivos capaces de atraer negocio para la compañía y aportar a la Telefónica súper digital que promueve Álvarez-Pallete. Si su momento estelar del Congreso tendrá que ver con el lanzamiento y las novedades de su inteligencia artificial Aura, en pocos meses le veremos presentando a otras mujeres.

Sin duda, el de Telefónica es un gran consejo en el que estar. La retribución de sus miembros se disparó en 2017, hasta casi 11 millones de euros, un 7,6% más. Y tiene cuatro consejeros que empezaron a trabajar en mayo de 2013, hace ya un lustro, y a quienes hay que renovar o enseñar la puerta.

Es el caso de José María Abril, dominical por el BBVA, de los independientes Eva Castillo y Luiz Fernando Furlán y de Javier de Paz. ¿Pero quiénes renovarán y quiénes saldrán del Consejo? Da para reality.

Entre las salidas más evidentes están la de Eva Castillo y Luiz Fernando Furlán. La primera tiene en contra no sólo su condición de favorita de César Alierta, sino también el desgaste después de su brevísimo periodo al frente de Telefónica Europa, El segundo ya está mayor y vive lejos. El exministro brasileño de Industria tiene ya 72 años y difícilmente tenga sentido volver a nombrarle.

En el caso de José María Abril, dominical por el BBVA y vicepresidente de la compañía, la decisión directamente no depende de Telefónica, sino del banco que le nombra, que le sentó en el consejo en 2007. En comparación con el otro vicepresidente, Isidro Fainé, que lleva 24 años en el consejo de la operadora, es casi un novato.

Probablemente, el caso más delicado sea el de Javier de Paz, un directivo en cuyo nombramiento tuvo mucho que ver su magnífica relación con la antigua cúpula socialista pero que, con los años, ha ocupado diversos puestos de la máxima responsabilidad y se ha convertido en un valioso activo para Álvarez-Pallete y en un hombre de su máxima confianza. Preside la Comisión de Nombramientos, Retribuciones y Buen Gobierno y participa también en otros órganos clave como la Comisión Delegada y la Auditoría y Control.

Sólo está en su contra que empezaría su tercer mandato consecutivo, lo que nunca ha sido un grave problema. Además, a diferencia del caso del brasileño, hablamos de un directivo que no ha cumplido los 60 años y que corre maratones. Yo, con veinte años menos, tengo que pararme tres veces a recuperar el aliento cuando subo a un cuarto piso.

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