Bruselas

Nadia Calviño (La Coruña, 51 años) empieza la carrera por la presidencia del Eurogrupo como favorita clara. No sólo le avalan su profesionalidad y capacitación técnica, su conocimiento profundo de la maquinaria de Bruselas o su identificación con la ortodoxia económica del establishment europeo que ejerce de contrapeso a la izquierda radical de Podemos en el Gobierno de Pedro Sánchez.

Además, los complicados equilibrios que condicionan la elección de los altos cargos de la UE (políticos, geográficos o de género) inclinan esta vez la balanza a favor de la vicepresidenta económica, en detrimento de sus dos rivales: el irlandés Paschal Donohoe (45 años) y el luxemburgués Pierre Gramegna (62 años).

En su carta de motivación dirigida al resto de ministros del Eurogrupo, Calviño apela precisamente a uno de sus punto fuertes: sus casi 12 años como alta funcionaria de la UE. "Más allá de mi experiencia como vicepresidenta y ministra en el Gobierno español, mi experiencia profesional previa y mi profundo conocimiento de las instituciones europeas me proporcionan una gran capacidad de escuchar, de entender matices y diferentes puntos de vista, de buscar formas de superar las diferencias, de facilitar intercambios", escribe la vicepresidenta

También alude a su papel de freno a las iniciativas más populistas de Podemos, que ha vuelto a escenificar en los últimos días con su oposición frontal a derogar la reforma laboral o al impuesto a los ricos que promueve Pablo Iglesias. "Todos los que han trabajado o interactuado conmigo a lo largo de los años conocen mi compromiso con políticas sensatas y mi profundo respeto por todas las instituciones nacionales y europeas", asegura Calviño.

El ministro de Finanzas irlandés, Paschal Donohoe, compite con Calviño por el Eurogrupo UE

Tras la proclamación oficial de candidaturas, los tres aspirantes disponen ahora de dos semanas de campaña con el fin de amarrar los 10 votos necesarios para lograr la presidencia del Eurogrupo. La elección tendrá lugar el próximo 9 de julio por mayoría simple de los 19 países miembros de la eurozona. Es decir, lo mismo vale el voto de Alemania o Francia como el de Luxemburgo, Chipre o Malta. Además, el sufragio es secreto, lo que puede distorsionar los resultados, aunque lo más normal es que los ministros de Finanzas sigan las instrucciones de sus jefes de Gobierno. Al haber tres aspirantes, se necesitarán varias rondas eliminatorias.

Tres familias políticas

Los candidatos pertenecen a tres familias políticas distintas. Calviño cuenta con el apoyo de los socialistas europeos, lo que debería garantizarle 5 votos: Alemania (el ministro de Finanzas, Olaf Scholz, es socialista), Portugal, Italia, Malta y la propia España. El Gobierno de coalición finlandés está encabezado por los socialistas, aunque el ministro de Finanzas es liberal. En Bruselas se da además por descontado que Francia apoyará a Calviño, aunque de momento no hay confirmación oficial. Es decir, de entrada podría contar con 7 votos.

El irlandés Donohoe está adscrito a la familia del Partido Popular Europeo, que tiene ocho representantes en el Eurogrupo: Austria, Holanda, Chipre, Grecia, Letonia, Eslovaquia, Eslovenia y la propia Irlanda. Finalmente, el luxemburgués Gramegna es liberal, como sus homólogos de Bélgica, Francia (aunque en realidad Bruno Le Maire viene del PPE) y Finlandia. Estonia tiene un ministro de Finanzas de extrema derecha y Lituania un independiente.

El ministro de Finanzas luxemburgués, Pierre Gramegna, es uno de los veteranos del Eurogrupo UE

En teoría, el próximo presidente del Eurogrupo debería ser un socialista. Eso es así porque el actual titular del cargo, el socialista portugués Mário Centeno, se marcha tras apenas dos años y medio, cuando lo normal hasta ahora ha sido completar al menos un doble mandato de cinco años.

Además, el PPE ya controla la presidencia de la Comisión con Ursula von der Leyen, mientras que los liberales ostentan la presidencia del Consejo Europeo en la figura de Charles Michel. Los socialistas tienen puestos secundarios como la presidencia de la Eurocámara (David Sassoli) o la jefatura de la diplomacia de la UE (Josep Borrell). Sin embargo, los populares europeos discuten esta interpretación y están dispuestos a disputar el cargo, como demuestra la candidatura de Donohoe. 

El equilibrio Norte-Sur

Lo que tendrá más peso esta vez será el equilibrio entre Norte y Sur, que se mezcla e incluso contradice la disputa entre familias ideológicas. De los tres presidentes que hasta ahora ha tenido el Eurogrupo, dos han sido del norte: el luxemburgués Jean-Claude Juncker (que ocupó el cargo 8 años) y el holandés Jeroen Dijsselbloem (5 años). El único del Sur ha sido Centeno durante muy poco tiempo, lo que de nuevo favorece a Calviño.

Además, los ministros de Finanzas de la eurozona acaban de elegir al finlandés Tuomas Saarenheimo como presidente del Grupo de Trabajo del Eurogrupo, el órgano encargado de preparar las reuniones de los ministros. El contrapunto nórdico al Sur.

Eso explica que tanto el irlandés Donohoe como el luxemburgués Gramegna intenten presentarse no como representantes del Norte sino como intermediarios. "Actuaré como constructor de puentes entre Norte y Sur, Este y Oeste, los que están dentro y los que están fuera (del euro) y entre grandes y pequeños Estados miembros, para fortalecer la confianza entre nosotros", escribe Donohoe en su carta de motivación.

Pese a ser un país rescatado en 2010, Irlanda se ha alineado con los países nórdicos contra las propuestas de Emmanuel Macron para reformar y profundizar la integración en la eurozona. Al mismo tiempo, Dublín se sumó al principio de la crisis a la carta encabezada por España, Italia y Francia que reclamaba los coronabonos.

"Los desafíos cruciales de hoy requieren consenso y compromisos entre todos los miembros de la eurozona: pequeños o grandes, del Norte al Sur y del Este al Oeste de la UE. Utilizaré mi experiencia de seis años y toda mi energía y diplomacia para esta tarea", ha resaltado Gramegna en Twitter. Él es uno de los más veteranos del Eurogrupo y ya compitió por el Eurogrupo en 2018 y perdió en segunda ronda contra Centeno. Con Juncker, Luxemburgo ya ha copado el cargo la mitad del tiempo desde que es permanente. 

Los puntos débiles de Calviño

De ganar la elección, Calviño sería la primera mujer que preside el Eurogrupo. Es uno de los argumentos que ha esgrimido el Gobierno de Pedro Sánchez a la hora de promover su candidatura. Otro punto a su favor porque a la UE le preocupa y mucho el equilibrio de género en el reparto de altos cargos, que ha mejorado en los últimos meses con la elección de Ursula von der Leyen y de Christine Lagarde como líder del Banco Central Europeo (BCE).

Nadia Calviño conversa con el presidente del Eurogrupo saliente, Mário Centeno UE

En contra de la vicepresidenta económica juega que España vuelve a estar en el epicentro de la crisis del coronavirus y va a necesitar una gran cantidad de ayudas de la UE para la reconstrucción, lo que dificulta el papel de árbitro que debe ejercer el presidente del Eurogrupo. Un problema que ya sufrió Luis de Guindos cuando se presentó al Eurogrupo en 2015 y fue derrotado por Dijsselbloem. 

A los países nórdicos de la denominada Liga Hanseática -encabezados por Holanda- tampoco les entusiasma la vicepresidenta económica. Buscan un frente común esgrimiendo en su contra unas declaraciones que hizo en 2018 tachándoles de "países pequeños con poco peso".

Finalmente, también es posible que los ministros aprovechen que el voto es secreto para saltarse equilibrios y promesas. Algo que también le ocurrió a Guindos, que daba por hecho el voto de Francia y fue traicionado por el entonces ministro de Finanzas, Michel Sapin.

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