Todo parece haberse puesto en contra de España en términos económicos con la llegada del coronavirus. Además de ser un virus letal para los negocios que dependen de la interacción social (que representan más del 20% del PIB), el hecho de que el avance de la pandemia se produjera entre febrero y junio -el periodo del año en el que más impulso toma el crecimiento del empleo- ha complicado las cosas para la población activa. En especial, para la que depende de sectores como el turismo o de los pagos en dinero negro.

La situación está siendo muy difícil para los parados de larga duración, al tiempo que hay muchas sospechas de los efectos dramáticos que esta crisis económica está teniendo sobre los ingresos y el empleo de quienes trabajan en la economía sumergida.

La mejora que experimentó el empleo en julio no parece haber llegado a estos colectivos, según se desprende del Quinto boletín de seguimiento de los aspectos económicos de la crisis de la Covid que publicó este martes Fedea.

De hecho, la caída del desempleo en el mes de julio solo benefició a los parados de corta duración, esto es, los que llevan en el paro entre tres y seis meses. Aquellos que llevan sin trabajar más de 12 meses y que por tanto son desempleados de larga duración han aumentado en 208.000 personas desde febrero (un 16,8%).

Entre junio y julio esa brecha se agrandó al crecer en 43.000 individuos quienes están en situación de paro de larga duración, mientras el paro de corta duración caía en 133.000 personas.

La radiografía del mercado de trabajo es una seria advertencia del polvorín social que se puede preparar este otoño pese a la aprobación del Ingreso Mínimo Vital (IMV) en el marco del 'escudo social' prometido por el Gobierno a los colectivos más vulnerables. 

Economistas consultados explican que quienes dependen de la economía sumergida para subsistir han pasado meses muy difíciles por el confinamiento. Sin poder salir de sus casas no han podido ingresar nada, al tiempo que han quedado al margen de las ayudas aprobadas para quienes han perdido su trabajo.

Fedea no entra en este terreno, pero sí afirma que podría haberse destruido empleo en la economía sumergida. Esto es algo que se intuye por la divergencia que se detecta en los datos sobre el empleo de la última EPA (Encuesta de la Población Activa) y la afiliación, ya que la estadística podría detectar ese empleo que no figura en las bases de datos de la Seguridad Social.

En el caso del paro de larga duración, la preocupación en el Gobierno y los agentes sociales es máxima. Tanto es así que los sindicatos han pedido al Gobierno aprobar un subsidio especial de 430 euros mensuales para las personas que hayan consumido su prestación de desempleo entre el 14 de marzo y el 30 de septiembre.

Se trataría de unas 700.000 personas -entre contratos a tiempo completo y a tiempo parcial- que han consumido meses de desempleo sin tener ninguna posibilidad de encontrar trabajo.

No obstante, según Fedea, los trabajadores que llevan más de un año sin trabajar superan ya los 1,4 millones.

Fuente: Fedea

Revertir su situación para que se reincorporen al mundo laboral es uno de los problemas "más costosos y más difíciles de resolver" en España, según reconoce la fundación en el informe de este martes.

La situación es tan crítica que la patronal CEOE ve con buenos ojos la propuesta que se está negociando para ayudar a los parados de larga duración, mientras espera que los ERTE se prorroguen hasta final de año al menos en los sectores más afectados por la pandemia.

Según el análisis de Fedea, a cierre de julio, España solo había recuperado un cuarto de la pérdida neta de empleo que se produjo durante la primera quincena del estado de alarma.

El documento de la fundación que firman los economistas Florentino Felgueroso y Ángel de la Fuente apunta a que la tasa de paro efectiva en España alcanza en este momento el 22% si se tiene en cuenta a toda la población que no está trabajando, pero figura como ocupada por estar bajo un ERTE (Expediente de Regulación Temporal de Empleo).

Pese a que no es un buen dato, se trata de una tasa de desempleo efectiva nueve puntos inferior a la del mes de junio gracias a la reincorporación al trabajo de unas 700.000 personas afectadas por los ERTE y a la reducción de autónomos en cese de actividad una vez desaparecida la prestación extraordinaria por ese motivo.

Dudas sobre la recuperación

La marcha de la economía en los próximos meses será vital para la evolución de estos datos, en especial, para los de los autónomos que han salido de las estadísticas ayudando a mejorar los datos de empleo.

Sin embargo, tras el mal dato de crecimiento del primer semestre del año, hay una alta preocupación sobre cuál será la evolución económica de España de aquí a final de año pese a que hay consenso en que se tocó fondo en abril. 

Las ayudas que se han aprobado en la Unión Europea son una oportunidad para paliar los efectos económicos de la pandemia, pero Fedea reclama en su último informe de seguimiento de la Covid que se "utilicen bien" para que sean efectivas.

Además, considera que será necesario aprobar nuevas medidas para hacer frente a las dificultades de las empresas. Entre otras, revisar la normativa de los créditos de las líneas ICO para garantizar la supervivencia de muchas sociedades, preparar los centros educativos para que puedan abrir los colegios o dar soluciones a los alumnos y dotar a la Justicia de más recursos para hacer frente a la avalancha de concursos de acreedores que se avecina.

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