Bruselas

De enemigos acérrimos a aliados inesperados. En marzo de 2020, tras el estallido de la pandemia, España y Holanda militaban en bandos enfrentados en la disputa por la resupuesta europea a la crisis de la Covid-19. Mientras el Gobierno de Pedro Sánchez pedía ayuda a la UE para reflotar la economía, el ministro de Finanzas holandés, Wopke Hoekstra, abanderaba la oposición a la deuda común y reclamaba a Bruselas que investigara por qué Italia o España no pusieron sus cuentas en orden durante los años de bonanza económica.

Apenas un año después, Madrid y La Haya hacen frente común para contrarrestar las tentaciones proteccionistas del eje formado por Francia y Alemania, al que se ha sumado con entusiasmo Italia desde la llegada al poder del expresidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi. Un debate que ha cobrado máxima actualidad con la guerra de las vacunas entre la UE y Reino Unido.

Sánchez y el primer ministro holandés, Mark Rutte, presentaron durante la videocumbre celebrada la semana pasada una iniciativa conjunta cuyo objetivo es darle un nuevo significado a la "autonomía estratégica" de la Unión Europea. Un concepto que acuñó el presidente francés, Emmanuel Macron, en defensa de la autonomía y la soberanía europea frente al unilateralismo de Donald Trump y la deriva autoritaria de Rusia y China.

Emmanuel Macron y Mario Draghi conversan durante una cumbre europea UE

España y Holanda corrigen a Macron y sostienen en su propuesta que "la autonomía estratégica no implica aislacionismo o proteccionismo económico, sino que debe construirse sobre los principios de multilateralismo, cooperación y un libre comercio basado en reglas, sin socavar los intereses de los países menos desarrollados". El Gobierno de Rutte busca nuevos aliados en la UE tras la marcha de su socio tradicional, Reino Unido.

Geometría variable

Para Moncloa, esta iniciativa conjunta con Holanda demuestra la capacidad del Gobierno de Sánchez de alcanzar acuerdos de geometría variable en la UE, incluso con países de los que a priori España está alejada en muchas cosas. "Defendemos que la autonomía estratégica debe ser la capacidad de tomar decisiones de forma autónoma, sin tener vulnerabilidades ni depender de terceros. Pero no es cerrarse ni plegarse al nacionalismo económico", apuntan fuentes gubernamentales. 

Sánchez y Rutte aseguran que su objetivo es "ejercer de puente" entre los dos bandos extremos que existen en Europa. Por un lado, aquellos Estados miembros, como los nórdicos, que apuestan por una apertura total y temen que la autonomía estratégica se convierta en una excusa para un mayor proteccionismo en la UE.

Por otro, países como Francia, Alemania o también Italia, que defienden que la autonomía estratégica significa crear campeones europeos o repatriar cadenas de suministro a Europa. El Gobierno español teme que lo que intentan en realidad es favorecer la emergencia de campeones alemanes o franceses.

Desde el veto de Bruselas a la megafusión ferroviaria entre la compañía francesa Alstom y la alemana Siemens, París y Berlín han venido presionando a la Comisión para que relaje las reglas de competencia con el fin de facilitar la constitución de estos campeones europeos capaces de competir con China o EEUU.

La vicepresidenta de la Comisión, Margrethe Vestager, con el eje hispanoholandés CE

El Ejecutivo comunitario se resiste alegando que estas concentraciones perjudican a los consumidores. En un artículo publicado este martes en EL ESPAÑOL, la vicepresidenta ejecutiva de la Comisión y responsable de Competencia, la liberal danesa Margrethe Vestager, se alinea con las tesis de España y Holanda frente al proteccionismo de Francia o Alemania.

"Los campeones que Europa necesita son aquellas empresas que han sido conformadas por las luchas competitivas y que, gracias a ello, se han convertido en las mejores del mundo en su sector. Dar a los consumidores europeos un buen producto es el primer paso para el éxito en los mercados mundiales", alega Vestager.

"El caso contrario, tratar de construir la fortaleza de Europa en los mercados exteriores protegiendo a algunas empresas de la competencia en Europa se produciría a costa de menos opciones, precios más altos, menos dinamismo e incluso menos puestos de trabajo en Europa. Y sin garantía de suministro del extranjero. Lo que Europa necesita es la creación de modelos empresariales nuevos, más innovadores y más modernos", sostiene la vicepresidenta. 

Guerra de vacunas

Para Rutte, la UE debe defender a sus pymes frente a la competencia desleal de compañías extranjeras dopadas con subvenciones públicas, pero no convertirse "en una especie de fortaleza". "Es crucial que Europa no se convierta en un terreno de juego sino que sea un actor en la escena internacional. Pero la autonomía estratégica no significa que debamos replegarnos o aislarnos del mundo exterior. Esa es la ambición de España y Holanda", dijo tras la videocumbre de la semana pasada.

El enfrentamiento sobre la cuestión de la autonomía estratégica entre Francia e Italia, por un lado, y España y Holanda, por el otro, ha vuelto a quedar al descubierto en el debate sobre la prohibición de exportar vacunas contra la Covid-19 fabricadas en la UE. Mientras Macron y Draghi abogan por aplicar mano dura a los laboratorios, Sánchez y Rutte alertan del riesgo de que la guerra de vacunas perturbe el suministro sanitario global. Merkel está en una posición intermedia en este debate.

Angela Merkel, tras una reunión con los líderes de la UE. Reuters

La convergencia entre España y Holanda sobre la cuestión de la autonomía estratégica no significa sin embargo una reconciliación total: hay batallas que no se han olvidado. En particular, Rutte deja claro que su país continuará oponiéndose a convertir el fondo antiCovid (Next Generation) de 750.000 millones en una herramienta anticrisis permanente para la Eurozona, como reclama Sánchez. "El fondo de recuperación debe ser una medida puntual y no debe convertirse en una capacidad presupuestaria permanente. Estamos en contra", zanjó el primer ministro holandés.

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