Como un fiel escudero Sancho que acompaña a los potenciales hipotecados, el euríbor anima a luchar contra los molinos o frena el ímpetu de aquellos que quieren y no pueden. El índice de referencia más habitual para la compra de vivienda va camino de cerrar febrero en torno al -0,502%, cumpliendo cinco años en negativo desde que en febrero de 2016 se situara por primera vez por debajo de cero (-0,008%).
Fue en enero de 2021 cuando el euríbor a 12 meses registró su mínimo histórico en el -0,505%, por lo que este mes que termina rompe ligeramente la racha de seis mínimos históricos consecutivos y ocho meses de descensos acumulados.
Sin embargo, este repunte no tiene, ni mucho menos, perspectiva de mantenerse en el medio plazo. Al menos, no de una forma brusca que permita ver al indicador por encima de cero este año.
Desde el departamento de análisis de Bankinter auguran que el índice se mantendrá en el entorno del -0,45% este año y no lo ven más allá del -0,42% en 2022. Y mucho menos con el Banco Central Europeo (BCE) dispuesto a seguir poniendo toda la carne en el asador para salvar la economía, nuevo recorte de tipos incluido si fuera necesario. Esto impediría con más fuerza el regreso al terreno positivo del índice.
“La situación del euríbor en tasas negativas de los últimos cinco años es una anomalía a la que tanto los promotores como los clientes parecen haberse acostumbrado”, reconoce a Invertia el consejero delegado de Colliers International, Mikel Echavarren. “No debería de ser sostenible -admite- aunque es evidente que no vivimos tiempos normales y que las expectativas de evolución de los tipos de interés a largo plazo avanzan hacia el mantenimiento de niveles muy bajos cercanos a cero”, insiste.
Oxígeno para las familias
El gran vencedor de esta situación impensable hace unos años ha sido, sin duda, el comprador de una vivienda. “Los tipos de interés actuales y los plazos de amortización suponen el punto más óptimo desde la perspectiva de pago de una hipoteca en el mercado español, con independencia de la propia evolución de los precios de la casa”, atestigua el consejero delegado de la consultora.
Juan Villén, director de Idealista Hipotecas, explica que por el lado de las familias ha sido “un alivio tremendo para tener renta disponible y que haya habido mayor capacidad de ahorro en esta fase”. “Mucha gente ha podido acceder a viviendas que a lo mejor antes no se podía permitir”, ilustra.
Simone Colombelli, director de Hipotecas de iAhorro, señala que “el euríbor en negativo ha creado oportunidades muy buenas a distintos tipos de perfiles”. Por un lado, "al que no le importe asumir algo de riesgo y, además, tenga una hipoteca de un periodo aproximadamente de entre 10 o 15 años, ha podido disfrutar de pagar mucho menos durante un tiempo”. Por otro, “perfiles más conservadores también han optado a tipos inusualmente bajos, incluso, semejantes a los variables”.
En concreto, en el último lustro y si tomamos como ejemplo una hipoteca de 250.000 euros a 30 años con euríbor + 0,99%, el ahorro total que habrá experimentado quien haya revisado su cuota en febrero asciende a 492 euros anuales aproximadamente, según los cálculos de iAhorro.
Si el euríbor termina finalmente febrero de este año en niveles semejantes en los que se mueve ahora, los hipotecados sumarán al ahorro de estos años 168 euros más de las siguientes 12 cuotas.
“La financiación barata es siempre un viento favorable que empuja la actividad y la demanda del mercado residencial”, explica Mikel Echavarren. “Ahora bien, dicho empuje está siendo modulado por las restricciones y la responsabilidad del mercado hipotecario español que no olvida, afortunadamente, los riesgos derivados de este negocio”, recuerda.
La banca no gana (tanto)
Mientras el desplome del euríbor ha beneficiado a los tenedores de hipotecas, los bancos han sido los grandes perjudicados al dañar de manera brutal su margen de interés y su rentabilidad. Una situación que ha obligado a iniciar nuevos modelos de negocio para recuperar ingresos y reducir costes a golpe de despidos y cierres de oficinas.
Es el coste de los tipos negativos lo que ha terminado por posicionar a las entidades españolas a la cola de rentabilidad en Europa, según datos de la Autoridad Bancaria Europea (EBA). “Los bancos que no estén planificando ahora un cambio en su estructura de costes se encontrarán en una desventaja competitiva insostenible, quizás antes de lo que piensan”, advierten desde Boston Consulting Group.
Más allá del difícil escenario que implican los bajos tipos de interés para las entidades, el sector se ha encontrado con un quebradero de cabeza impensable hace solo unos años. Hasta ahora, los diferenciales de las hipotecas variables cubrían el porcentaje que restaba el euríbor. Pero con el índice de referencia en el entorno del -0,5%, las hipotecas con intereses negativos, al menos en teoría, se han disparado en los balances. Y las principales asociaciones de consumidores tienen claro que los bancos deben pagar al cliente por ello.
“Entre octubre de 2006 y diciembre de 2010, entidades como Bankinter, Barclays, Deutsche Bank, ING, Ibanesto (hoy Santander) o Uno-e (hoy BBVA), comercializaban hipotecas referenciadas al euríbor más unos diferenciales por debajo del 0,45%. Ahora, la suma del euríbor más uno de aquellos pequeños diferenciales da un resultado negativo, lo que debe reflejarse en el recibo del préstamo”, advierten desde OCU.
Pero los bancos se niegan en rotundo a pagar por estas hipotecas. “Un contradios”, “ridículo”, “impensable”, “ni pies ni cabeza”... son solo algunos de los calificativos empleados por los principales banqueros del país para desechar esta posibilidad.
Defienden que la última ley inmobiliaria establece un suelo del 0% en el interés de los préstamos. Pero, ¿qué pasa con los préstamos firmados con anterioridad? El propio José Manuel Campa, presidente de la EBA, abrió este ‘melón’ al asegurar que “los contratos deben respetarse”, dejando entrever que la banca debería pagar por los intereses negativos generados, igual que cobra más cuando se produce un repunte del euríbor.
Duro golpe
Sin duda, esto supondría un duro golpe para los ya de por sí escasos ingresos que los bancos consiguen con la comercialización de hipotecas. Con el euríbor en los niveles actuales, no es un negocio rentable. Bajo este escenario, el sector comenzó hace tiempo a impulsar la venta de hipotecas a tipo fijo que permiten ganar algo más de margen que las variables. En la mayoría de entidades ya superan el 50% de la nueva producción.
Pero eso no es suficiente y los bancos ya no usan las hipotecas como un préstamo en sí, sino como una fórmula para derivar a los clientes hacia otros productos que generan mayores ingresos, con bonificaciones que ligan mejores tipos de interés a la contratación de, por ejemplo, fondos de inversión o seguros.
Y no solo eso. Frente a la negativa a pagar por los intereses negativos de las hipotecas, la industria sí ha abierto la puerta a cobrar por los depósitos de los clientes, en un escenario en el que el sector maneja tipos de depósito negativos, al menos, hasta 2027. La regulación no impide esta posibilidad y, aunque los principales banqueros del país han negado con rotundidad llegar a este extremo, ya cobran por la liquidez de las grandes empresas y fondos. Y BBVA ha abierto la veda con el cobro de los depósitos superiores a los 200.000 euros.