A lo largo de los últimos 25 años, el concepto de ecosistema de innovación ha experimentado una profunda transformación, evolucionando desde los enfoques iniciales de los sistemas de innovación -desarrollados por autores como Lundvall, Nelson o Edquist- hacia una visión relacional, dinámica y basada en la interacción continua entre múltiples actores.

En esta evolución, los ecosistemas de innovación se configuran como sistemas abiertos, multisectoriales y adaptativos, capaces de integrar disciplinas diversas, industrias convergentes y modelos híbridos de innovación. En este marco, los parques científicos y tecnológicos (PCTs) han desempeñado y desempeñan un papel central como espacios de articulación y conexión, transformando los flujos de conocimiento en oportunidades reales mediante infraestructura especializada, acceso al talento, servicios de alto valor añadido, e impulso de comunidades de emprendimiento e innovación. 

La evolución de los parques ha estado inicialmente ligada a la emergencia del paradigma de la universidad emprendedora, que incorpora una tercera misión centrada en la transferencia de conocimiento y tecnología hacia la sociedad. En España, este modelo se consolida especialmente en los años 90, coincidiendo con la proliferación de PCTs impulsados por universidades que nacen con la misión de acompañar al conocimiento emprendedor de la universidad desde la idea hasta la consolidación empresarial.

Esta misión inicial se ha visto profundamente transformada por la digitalización y el auge del emprendimiento tecnológico, continuando con su papel clave como actor que conecta el entorno micro con entornos macro de impacto en el desarrollo económico y social. 

En sus más de 25 años de trayectoria, los parques científicos y tecnológicos se han consolidado como epicentro de los ecosistemas de innovación en España, evolucionando de su función inicial como parques universitarios hacia un rol de plataforma sistémica de impulso al ecosistema emprendedor, liderando proyectos de alcance local, nacional y europeo.

Han pasado de ser incubadoras locales a nodos nacionales y europeos para sus startups, scaleups y deep tech, transcendiendo límites geográficos, ofreciendo infraestructuras especializadas y plataformas digitales y favoreciendo el acceso al capital público y privado, e impulsando el talento y el flujo de conocimiento. 

Además de tener estructuras de gobernanza ágiles y robustas que les han permitido su continuidad durante todos estos años impulsando relaciones de confianza mutua y alineación de todos los actores del ecosistema. 

Algunos proyectos actuales ejemplifican ese papel de los PCTs en España como articulador de ecosistemas de emprendimiento e innovación -como APTENISA- al impulsar una red en la que se comparten aprendizajes, se acompañan conjuntamente a startups y se ofrecen servicios armonizados en todo el territorio, reforzando el ecosistema nacional de innovación y demostrando su potencial como articuladores de la Quadruple Hélice. 

También han conseguido posicionarse desarrollando rutas de crecimiento estandarizadas para startups deep tech, conectándolas con mercados, corporaciones e inversores de otros parques gracias a sus interconexiones en sus redes de redes posicionando España como un hub relevante dentro especialmente de la red europea de scaleups tecnológicas. 

En estas últimas dos décadas, no son pocos los retos a los que los ecosistemas de innovación se han enfrentado, desde marcos regulatorios que den garantías a nuevos avances tecnológicos, pasando por exigencias de sostenibilidad o incluso implicaciones éticas y sociales de algunas de las innovaciones más recientes. En este marco, el capital humano altamente cualificado, la colaboración multisectorial y la gestión estratégica del conocimiento seguirán siendo los pilares que sostendrán la evolución de estos ecosistemas en la próxima década. 

Y los parques científicos y tecnológicos seguirán siendo elementos centrales al ofrecer ecosistemas vivos, plataformas de articulación y comunidades de conocimiento que conectan ciencia, tecnología, talento y mercado.  

En este escenario, los parques científicos y tecnológicos seguirán desempeñando un papel esencial como articuladores entre el dinamismo 'micro' del emprendimiento digital y el impacto macro en el desarrollo económico y social.

Su capacidad para ofrecer infraestructuras críticas, plataformas tecnológicas, servicios especializados, redes de conexión e instrumentos de gobernanza robustos los posiciona como estructuras estables y de confianza ante riesgos crecientes como un mercado altamente cambiante, incertidumbres regulatorias, exigencias de sostenibilidad o requerimientos éticos y sociales.

Asimismo, los parques se consolidarán como nodos locales de conexión global integrados en redes nacionales, europeas y mundiales, facilitando la hibridación entre ciencia, tecnología, industria y sociedad, y sosteniendo la misión renovada de la universidad emprendedora en un contexto de innovación abierta, responsable y digitalizada. 

 ***Carmen Adán, manager de La Salle Technova Barcelona