La semana pasada, Bruselas dio luz verde a España para invertir 700 millones de euros en tecnologías limpias “Made in Europe”. Pese a las dificultades que atraviesa el proyecto europeo, noticias como esta ya no son excepcionales, son señales de un progreso climático real, imperfecto, gradual… pero constante.
Como recuerda Kevin Kelly, el futuro que vale la pena no es un paraíso inalcanzable ni un abismo paralizante: es protopía, ese espacio donde lo posible se vuelve alcanzable y la acción colectiva encuentra un lenguaje común. Ni la ingenuidad ni el fatalismo ayudan a orientar decisiones estratégicas sobre competitividad, seguridad energética o autonomía europea. La protopía, en cambio, sí lo hace: no promete perfección, pero sí dirección.
Europa atraviesa un “invierno geopolítico”, como advirtió el Comisario Wopke Hoekstra. Democracias bajo presión, discursos autoritarios en ascenso, instituciones superadas por la velocidad de las crisis y, además, un vacío global de liderazgo climático. Precisamente por eso, la transición energética ya no puede interpretarse como una política ambiental; es la oportunidad estratégica para redefinir el liderazgo europeo.
Para ello, Europa debe construir una capacidad estratégica propia respaldada por un liderazgo político capaz de proveer bienes públicos “made in Europe” que ningún país puede garantizar de manera independiente: defensa, energía, infraestructura, inversión. Esto implica poner en común recursos y comprometerse con mecanismos voluntarios pero vinculantes que permitan actuar juntos. En lugar de restar soberanía, este enfoque forjaría una soberanía europea flexible, que multiplica la capacidad de cada país mediante la acción compartida. Sería un ejemplo de construcción orientada a la protopía.
Pero la capacidad estratégica no es solo ingeniería regulatoria; es, sobre todo, un ejercicio de visión. Europa no puede limitarse a reaccionar ante el entorno multipolar e inestable: necesita dirección. Los líderes pro-europeos deben marcar el rumbo, incluso si eso implica avanzar con un número reducido de estados miembros. ¿Y si aplicáramos el modelo de Schengen a la reindustrialización verde de Europa? Es un gran ejemplo de progreso incremental europeo que ha demostrado que lo que nace como integración diferenciada puede convertirse en arquitectura formal de la Unión.
Muchas de las alianzas geopolíticas se han vuelto historia en los últimos meses. Quizás ahora toca re-imaginar el liderazgo europeo y atrevernos a re-pensar el modelo de alianzas que creemos. Las alianzas flexibles impulsan avances cuando la unanimidad bloquea.
En cleantech, como en defensa, el principal obstáculo ahora no es el capital: es la falta de coordinación estratégica entre regulaciones nacionales, incentivos y despliegue industrial. Europa no puede aspirar a liderar la transición energética como la suma de sectores o intereses nacionales: debe pensar industrialmente como un bloque, desde la cadena de valor del hidrógeno hasta la fabricación de baterías o las tecnologías de reciclaje.
Ello exige actuar en frentes multi-dimensión y simultáneos: reforzar la potencia presupuestaria europea (incluyendo la deuda común), actualizar las reglas fiscales, completar la unión de mercados de capitales e invertir en infraestructura crítica. No son ajustes técnicos: son imperativos de soberanía europea.
Para escalar la industria climática, Europa necesita, además, cuatro condiciones concretas: demanda con compromiso real, mitigar riesgos a la inversión privada, permisos rápidos y compra pública que premie la resiliencia. Sin estos pilares, la retórica industrial no se convertirá en capacidad real.
Europa no necesita buscar luz en el Este o en el Oeste. Necesita mirarse y elegirse. Este acto exige valentía, porque implica aceptar que el liderazgo que necesitamos no es el de siempre. Europa requiere un liderazgo disruptivo, capaz de romper inercias, actuar con anticipación e imaginar industrias nuevas en vez de restaurar las viejas.
El invierno geopolítico puede ser largo, pero también puede ser la estación en la que Europa se re-conoce, se recoloca y vuelve a liderar para elegir su futuro.